A mediados de julio de 2022 explotó una bomba en el béisbol de Estados Unidos. El jardinero dominicano Juan Soto, una de las estrellas emergentes de las Ligas Mayores, rechazaba una extensión de contrato de 440 millones de dólares por 15 años. Habría sido la firma más grande en la historia de MLB. Sin embargo, el chico de 23 años prefirió dejar pasar la oferta de los Washington Nationals y esperar para probar suerte en la agencia libre.
La decisión fue muy cuestionada en aquel momento, pues Soto renunció a un seguro de vida con tal de explorar el mercado sin ninguna certeza de que podría obtener más dinero, ya fuera por un descenso de su rendimiento o por alguna lesión que lo apartara de los diamantes. La razón, probablemente, es que, aunque el monto total del contrato era el mayor de la historia, el promedio anual de lo que percibiría solo estaba en el puesto 20 de todos los tiempos.
“No me arrepiento de nada. Tomamos tremendas decisiones en cada momento”, aseguró Soto, a quien le pudo el orgullo y la confianza ciega en sus posibilidades. Eso, sumado a un rendimiento ascendente en las siguientes temporadas, lo situaron entonces en posición de marcar un hito en 2024.
Tras finalizar su mejor campaña (41 jonrones, 128 anotadas y 109 impulsadas) con los New York Yankees, el dominicano firmó un contrato récord de 765 millones de dólares por 15 años con los Mets, al otro lado de la Gran Manzana.
“Ha sido un tremendo proceso, hubo muchas altas y bajas, pero pudimos completar lo que queríamos. No influyó tanto la parte económica, sino todo lo que los Mets nos ofrecían alrededor. Como familia tuvimos cinco equipos empujando fuertemente en la parte económica, pero analizamos cada aspecto de cada conjunto, y para un futuro de 15 años los Mets eran la mejor opción”, señaló Soto al periodista Enrique Rojas luego de su presentación con la franquicia de Queens.
Cifras y letra pequeña del contrato
Las Medias Rojas de Boston, los Azulejos de Toronto, Los Dodgers de Los Ángeles, los Mets y los Yankees fueron los cinco equipos que pugnaron por firmar a Juan Soto en la agencia libre. La carrera fue voraz y terminaron como finalistas las dos organizaciones neoyorkinas. En el caso de los Bombarderos del Bronx, la propuesta fue de 760 millones por 16 años.
Luego de su gran campaña de 2024, Soto estuvo tentado a mantenerse con el uniforme a rayas del equipo más laureado en la historia de Grandes Ligas, pero los Yankees no quisieron darle una suite para su familia en el Yankee Stadium y eso modificó el rumbo de la operación. Los Mets, en cambio, aceptaron la petición y también le garantizaron cuatro boletos premium detrás del plato en cada partido en el Citi Field, así como seguridad personal para el jugador y su familia y distintos bonos por premios individuales (Bate de Plata, MVP, Guante de Oro) o elecciones al Juego de las Estrellas.
Como detalle adicional, Soto tiene derecho a salir del contrato en 2029 para convertirse nuevamente en agente libre, pero los Mets pueden anular la cláusula de salida aumentando los salarios anuales para 2030-39 en cuatro millones anuales, elevando el valor total a 805 millones.
Con estas cifras, el dominicano ha pasado a encabezar el listado de los mayores contratos en la historia del deporte profesional, incluyendo fútbol americano, boxeo, baloncesto, automovilismo o las firmas en Estados Unidos o Arabia Saudita de futbolistas como Messi, Cristiano Ronaldo o Karim Benzema. Sin embargo, sigue rezagado en los promedios anuales al ocupar el puesto 21.
Las razones de los Mets
Juan Soto es un fenómeno ofensivo. Su show con el madero no deja a nadie indiferente. Bernie Williams, una leyenda de los Yankees, afirmó que el swing del dominicano luce muy bien y que su ética de trabajo lo ha llevado a otro nivel. “Tiene ejercicios específicos que le aseguran que sus mecánicas estén listas en cualquier momento”, dijo el boricua.
Justo esos argumentos han pesado para que los Mets apostaran decisivamente por sumar al quisqueyano a su alineación, donde formará una dupla de respeto junto al puertorriqueño Francisco Lindor. Si sumamos los números de ambos en 2024, por ejemplo, obtendríamos una nada despreciable cifra de 74 jonrones, 200 impulsadas, 235 anotadas y 149 extrabases, las cuales podrían incrementarse si tenemos en cuenta que los dos se encuentran en el cénit de sus respectivas carreras.
Soto puede aportar, sobre todo, mucho tráfico en las almohadillas gracias a su espectacular capacidad para entrar en circulación. Ninguna habilidad define más al dominicano, que terminó segundo entre los bateadores calificados de Grandes Ligas en promedio de embasado (OBP) durante la campaña de 2024, únicamente superado por Aaron Judge.
Este no es un factor menor para los Mets, que ya acabaron entre los mejores en OBP en el presente año. La franquicia de Queens fue la sexta de la Liga Nacional con más alto promedio de embasado y octavos de manera general en MLB. Con la adición de Soto, las proyecciones de los neoyorkinos se van a disparar, porque el dominicano ha estado siempre muy por encima del promedio de la liga en este apartado.
Pero ¿qué hace a Juan Soto tan dominante con el madero? Al respecto, el lanzador Marcus Stroman parece tener una respuesta: “Creo que es el mejor bateador del béisbol. Me he enfrentado a muchos jugadores durante mi carrera, pero siempre digo que Juan Soto es el mejor. Tiene un gran conocimiento de la zona de strike. Es increíble”, dijo el derecho, quien fue compañero del dominicano en 2024.
La clave del rendimiento de Soto está en su disciplina en el plato, una habilidad natural en la que resalta por encima del resto. Para que se tenga una idea, en cinco de sus siete temporadas se ha ubicado entre los cuatro jugadores de MLB que menos swings realizan fuera de la zona. Lideró la categoría en 2021 y 2022. Este último dato se vuelve mucho más relevante si tenemos en cuenta que más de la mitad de los lanzamientos que le hacen los contrarios a Soto están precisamente alejados de la zona de strike.
Esta habilidad el dominicano la combina a la perfección con la fortaleza de sus conexiones, aspecto en el que ha ido mejorando. Si en sus dos primeras temporadas ni siquiera alcanzó el 50 % de Hard Hits (pelotas bateadas con una velocidad de salida superior a las 95 millas), los últimos cursos ha escalado a otro nivel.
En 2023, Soto tuvo un 55.3 % de Hard Hits y se ubicó cuarto entre todos los jugadores de MLB, únicamente superado por Aaron Judge (64.2 %), Matt Chapman (56.4 %) y Matt Olson (55.5 %). La película se repitió en 2024, cuando finalizó tercero en este apartado (57 %), solo por detrás de Judge (61 %) y el japonés Shohei Ohtani (60.1 %). Si tomamos como referencia toda su carrera, entonces nos percatamos de que el 53.4 % de sus conexiones han tenido una velocidad de salida superior a las 90 millas.
Todos estos detalles colocan a Soto entre los mejores bateadores del mundo en la actualidad, muy por encima de la media de MLB, incluso si lo comparamos con otros talentos generacionales como Ronald Acuña Jr., Bryce Harper, Fernando Tatis Jr., Julio Rodríguez, Mike Trout o Shohei Ohtani.
Sobre ellos, además, tiene la ventaja de que se lesiona muy poco. El jardinero quisqueyano ha jugado en más del 90 % de los partidos de su equipo en seis de las siete temporadas en las que ha intervenido, a excepción de 2018, cuando Washington lo llamó de Ligas Menores casi dos meses después de comenzar la campaña.
Nueva vida en Citi Field
Desde 2020 hasta la fecha, en el Yankee Stadium se han pegado 990 jonrones, mientras en el Citi Field se han conectado 807. Aunque los dos parques están separados por menos de 15 millas en Nueva York, hay una diferencia mucho mayor en la producción ofensiva de poder entre ambos escenarios.
Sin embargo, estamos frente a un hombre que no entiende de fronteras. Juan Soto ha sido brutalmente bueno en múltiples plazas, como lo refleja el hecho de que su OPS está por encima de 940 en 11 de los 16 estadios en los que ha consumido un mínimo de 60 comparecencias al plato.
Entonces, no es aventurado decir que sus números no tienen nada que ver con el factor parque, un aspecto muy tomado en cuenta por las métricas modernas, sino con su calidad como bateador. En el Citi Field, por ejemplo, su OPS de por vida es de 1175, con 12 jonrones, 26 empujadas y 29 anotadas en solo 35 partidos. Geniales allí fueron sus visitas de 2019 y 2020, cuando pegó 13 extrabases en 58 viajes al plato.
Además, como ya explicamos, Soto tiene la capacidad de rendir en cualquier escenario y está en un momento óptimo en su carrera. Justo en 2024, cuando impuso marcas personales de cuadrangulares, anotadas o extrabases, su producción fue mejor en la carretera que en casa. Estas son muy buenas señales para los Mets, que de momento esperan cubrir con el dominicano la baja de Pete Alonso, por ahora sin firmar en la agencia libre.
¿Sobrevalorado o al nivel de las leyendas?
No son pocos los fanáticos y especialistas que piensan que los Mets han sobrepagado en la firma de Juan Soto. La mayoría, por supuesto, toma como referencia el contrato de 700 millones que los Dodgers le dieron a Shohei Ohtani, un chico con la capacidad de pegar 50 jonrones, robar 50 bases y lanzar a la altura de un premio Cy Young.
Quienes consideran que Soto está sobrevalorado tienen sus argumentos, que apuntan sobre todo a su pobre valor como fildeador y a sus lagunas como corredor. Sus percentiles en estos aspectos, ciertamente, están muy por debajo de la media, de hecho, ni siquiera se ha ubicado entre los 100 mejores en diversos apartados defensivos y de carrera en las bases.
No obstante, los Mets han preferido mirar a otro lado y obviar estos elementos que, por una cuestión lógica, deben empeorar todavía más a medida que Soto envejezca. El almanaque no perdonará al dominicano, pero la franquicia de Queens espera que logre sostener su tremendo nivel con el madero.
En este último aspecto, nadie puede negar que Soto ha escalado a lo más alto, incluso si lo comparamos con leyendas del siglo pasado o, por ejemplo, con Barry Bonds, el principal referente de la “Era de los esteroides”. Las primeras siete temporadas del dominicano han sido geniales en lo que respecta a embasarse, ya sea por conexiones propias o por su disciplina en el plato.
A los Mets les vale con que prolongue ese idilio en materia ofensiva, aunque tendrán que continuar armando un buen equipo a su alrededor si pretenden competir por la Serie Mundial. Los neoyorkinos llegaron por última vez al Clásico de Otoño en 2015 y en este siglo solo lo han disputado dos veces; no ganan desde 1986.
Esta sequía de casi 40 años no la quebrará Juan Soto en solitario. Por muchos boletos que reciba, por mucho que entre en circulación, por más carreras que produzca, por tantos jonrones que conecte, necesita del apoyo de un grupo equilibrado capaz de hacer valer la inviolable esencia colectiva del béisbol.