La Jornada Villanueva del Teatro Cubano, dedicada a celebrar la historia y el presente de esa manifestación artística en la isla, comenzó este miércoles en La Habana.
Lo hizo con el encuentro teórico “El Infinito Universo del Clown” y una conferencia sobre la dramaturgia del clown, en el Teatro Trianón.
El evento, que se extenderá hasta el 29 de enero, se realiza bajo el título evocatorio “El teatro cubano a 156 años de los sucesos del Villanueva”, informó la agencia Prensa Latina (PL) antes del comienzo de la jornada.
La amplia programación incluye paneles teóricos, funciones en varias salas, presentación de libros y talleres.
Otra de las propuestas se realizará el lunes 20 de enero en el Centro Nacional de Periodismo con el sexto Taller Nacional Prensa, Humor e Identidad, organizado por la Oficina del Humor y el Centro Promotor del Humor.
La jornadas del 21 y 22 de enero prevén la entrega, en la sala Villena de la Uneac, del Premio Villanueva de la Crítica, a las mejores puestas escénicas del año 2024, a cargo de la Sección de Crítica, Investigación y Teatrología de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba.
Al día siguiente se entregará el Premio Nacional de Teatro 2025, concedido por unanimidad a la actriz, profesora, promotora, investigadora y directora artística Miriam Muñoz Benítez, Matanzas, 1947.
Conferencias para los adolescentes, diálogos sobre puestas en escena, un coloquio sobre Abelardo Estorino, así como otros eventos dedicados al centenario de su natalicio que se celebra el 29 de enero, se incluyen entre las actividades.
Estorino, todo un maestro
De profesión cirujano dental, que solo ejerció durante tres años, Abelardo Estorino López (Unión de Reyes, 29 de enero de 1925-La Habana, 22 de noviembre de 2013) es una de las figuras capitales del teatro cubano del último siglo.
El dramaturgo, director y crítico teatral mereció por su significativa obra los premios nacionales de Literatura (1992), y de Teatro (2002), así como el Premio ACE, en Nueva York, por Vagos rumores, entre otros galardones.
Pareja sentimental por casi 44 años del pintor Raúl Martínez, Estorino comenzó su carrera dramatúrgica en 1954 con la pieza Hay un muerto en la calle, aún inédita, pero su primer éxito en las tablas sucedió en 1960 con la puesta de El peine y el espejo, escrita en 1956.
En su carpeta de títulos aparecen clásicos y piezas notables del teatro nacional como El robo del cochino (1961), La casa vieja (1964) Ni un sí, ni un no (1980) Morir del cuento (1984), La dolorosa historia del amor secreto de Don José Jacinto Milanés(1984), Que el diablo te acompañe (1987), Las penas saben nadar (1989), Vagos rumores (1992), Parece blanca (1994) y El baile (2000).
En paralelo a su escritura, como director adaptó al teatro novelas de otros autores como Las impuras, de Miguel de Carrión; La dama de las camelias, de Alejandro Dumas; y Pedro Páramo, de Juan Rulfo.
Miembro de la Academia Cubana de la Lengua desde 2006 hasta su muerte, Abelardo Estorino era un hombre que se declaraba tímido y a la vez mundano, que creía en el futuro, era agnóstico y opinaba que la vida era siempre un aprendizaje.
Cuando le preguntaron por el mayor placer de la existencia, respondió sin vacilación: “comer”, sobre todo si era langosta, un plato por el cual “perdería la cabeza”.