Detrás del monumento conocido como El Templete, lugar donde se supone fue fundada la villa de San Cristóbal de La Habana en 1519, más precisamente en la calle Narciso López No. 4-14, se encuentra, desde el 16 de diciembre de 2022, la sede de Cultura entre las manos, institución dedicada al crecimiento personal de niños sordos e hipoacúsicos y a su inclusión, con plena igualdad de posibilidades, en la sociedad.
El proyecto tuvo como punto de partida, en 2008, la emisora Habana Radio, de la Oficina del Historiador de la Ciudad. En un primer momento sus objetivos se centraban en poner al alcance de la comunidad lingüísticamente minoritaria, a través de la Lengua de Señas Cubana, el conocimiento del patrimonio material e inmaterial de la urbe que habitan, como una opción, inédita hasta entonces, de comunicación.

Es sábado en la mañana y el Centro muestra una febril actividad en los espacios creados para las diferentes prácticas. Hay quien dibuja su autorretrato, hay quien moldea en barro lo que, después del tiempo de cocción en el potente horno, será una vasija; hay quien trabaja con fibras para la conformación de algo así como un tapiz… En la sala teatro un grupo de adultos sordos asiste a la proyección de un filme; a un costado de la pantalla, alguien interpreta los diálogos en LSC.
La instalación, los bajos de un edificio neoclásico presumiblemente del siglo XVIII, rescatado por la Oficina del Historiador para viviendas, se ve pulcra, con condiciones excelentes para los propósitos a los que fue destinada. Es un lugar de privilegio para la comunidad sorda de La Habana.
A Yalena Gispert, fundadora del proyecto y directora del centro, le pregunto qué tan decisivo fue el apoyo de Eusebio Leal para la creación la instalación de CELM en el inmueble. Ella me dice:
“Eusebio conoció de Cultura entre las nanos, le dio la posibilidad de actuar y luego lo fue viendo crecer muy de cerca. Siempre se interesó por su desarrollo, lo apoyó y participó en él. Tuvimos abiertas las puertas en todos los espacios del Centro Histórico. El Convento Nuestra Señora de Belén fue nuestro primer espacio de encuentro dispuesto por él, y luego fuimos itinerando por otros centros, como la Biblioteca Pública Rubén Martínez Villena, el Palacio del Segundo Cabo, la Casa del Benemérito de las Américas Benito Juárez, la Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís, el Teatro de la Orden III… En ocasiones llegamos a reunir hasta 300 personas en nuestros encuentros, lo que nos llevó a pensar en la necesidad de contar con una sede propia en la que desarrollar y diversificar nuestros propósitos. Eusebio entendió estas aspiraciones de convertirnos en un centro cultural, nos apoyó con total convicción, y destinó los bajos del edificio Narciso López para que aquí tuviéramos las mejores condiciones para continuar el trabajo”.

En el sitio web de Cultura entre las manos, la institución se define como un programa sociocultural cubano dirigido a los sordos, familiares y amigos de estos. Preguntamos a Yalena de qué manera enfrentan el trabajo con los niños con esta condición.
“Los niños sordos son matrícula priorizada. Trabajamos con ellos, en grupo, dos veces al mes. La Oficina del Historiador colabora con la transportación para recogerlos en la escuela René Vilches y traerlos a recibir los cursos y talleres que ofrecemos en el centro.
“También programamos visitas a las plazas y los museos del centro histórico. En esta tarea involucramos a la Facultad de Lenguas Extranjeras de la Universidad de La Habana, y contamos con estudiantes del técnico superior de Lengua de Señas, quienes colaboran en la interpretación en los diferentes talleres. Los profesores de arte logran comunicarse con los pequeños porque una de las primeras cosas que hicimos cuando abrimos como centro fue preparar a todos los trabajadores en al menos el primer nivel de esta lengua.

“No se puede perder de vista que es nuestro interés contribuir al desarrollo de la lengua de señas. De igual forma, apostamos por aportar a una inclusión lo más apegada a las necesidades de este grupo social, que se centra no simplemente en el contacto entre culturas, sino en un intercambio en términos equitativos, en condiciones de igualdad.
“Además de ser esta una meta por alcanzar, es verdaderamente un proceso permanente de vínculo, comunicación y aprendizaje de ambos grupos: los niños oyentes y los niños sordos. Esto sucede, por supuesto, en la relación entre ellos y los niños de la comunidad que asisten a nuestro centro. Estos últimos se llevan como regalo el aprendizaje de la Lengua de Señas Cubana, el sabor del intercambio intercultural que pretende ser orientador, construir y propiciar el respeto mutuo, y un desarrollo por encima de sus diferencias culturales y sociales”.

En dos visitas recientes al Centro, pude comprobar que asisten niños con otras condiciones, como el autismo.
“…además, y niños que padecen trastorno por déficit de atención e hiperactividad. Aquí han encontrado un espacio en el que son acogidos y atendidos con amor. Hacemos por ellos lo mismo que por los demás niños con los que trabajamos. A veces hay que dedicarles más tiempo, y por eso los grupos en los que se encuentran no son numerosos. Todas las personas que se acercan a nuestro centro son recibidas con los brazos abiertos, y si el arte les resulta interesante para su desarrollo, lo más probable es que se queden con nosotros”.
En la actualidad en CELM se ofrecen los siguientes cursos y talleres:
Círculo de interés de Lengua de Señas Cubana con fines culturales para niños (instructora sorda Marileydi Suárez); Primeros trazos, para los niños de 3er grado de la escuela José Martí, de La Habana Vieja (facilitador: Xavier W. González, joven sordo, graduado de la escuela San Alejandro); Taller básico de Fundamentos para el dominio del dibujo y su proyección hacia el entorno digital, para adultos (profesora Teresa Sánchez); Curso de Inglés escrito para personas sordas (adultos) en colaboración con el Centro de Idiomas Babel; Iniciación a la Cerámica para adultos y niños (artista y profesora Teresa Sánchez); Una cita con la historia, para niños de 5to grado del aula museo de la Biblioteca Pública Rubén Martínez Villena (especialista Yordanys Hecheverría Mergarejo); Curso de Lengua de Señas Cubana con fines culturales para adultos (impartido por Marileydi Suárez); Taller de Historia del Arte Universal con los niños de 3er grado del Aula Museo de la Casa Humboldt (artista y profesor Javier Martínez); Taller de pintura Por amor al arte para niños (artista Jorge Mata); Taller Arte textil para niños (artista y profesor Javier Martínez); y Taller Ejercicios con ritmo, para niños (entrenadora Daymara Rovira). Además, una vez al mes se realiza el encuentro con la comunidad sorda adulta, sus familiares y amigos para debatir temas de interés, y un taller literario con jóvenes sordos.

La sede de CELM cuenta con una plantilla de ocho trabajadores, la mitad de ellos son sordos. Impartiendo los cursos y talleres de arte colaboran artistas y profesores de experiencia, en su mayoría provenientes de las escuelas de arte del país, quienes regalan su tiempo y conocimientos a las 387 personas que acuden en busca de sus servicios: niños, adolescentes, jóvenes y adultos sordos e hipoacúsicos, y oyentes, muchos de los cuales permanecen por años ligados al Centro.

Yalena Gispert considera que entre los principales logros de Cultura entre las manos en estos diecisiete años de trabajo, está su contribución a “señar” los principales monumentos patrimoniales de la ciudad, lo que surge de la necesidad de las personas sordas para relacionarse con este entorno. De modo que ya han negociado, lingüísticamente hablando, las señas que sirven para designar El Templete, las diferentes plazas de La Habana, el Castillo de la Real Fuerza, y personajes de nuestra literatura como Cecilia Valdés, y Pulgarcito. También destaca cómo el acercamiento eficaz logrado entre esta comunidad y las distintas artes los ha llevado de crear nuevas señas para propiciar el diálogo sobre ellas.
“Estamos asistiendo —nos dijo— al momento fundacional de la construcción de los conceptos, conocimientos, información y creación de la negociación lingüística funcional desde una perspectiva educativa y cultural que procura incrementar el vocabulario y señar, ampliando la capacidad de nombrar para comunicar en LSC”.
También destaca la creación de un sistema de acceso independiente al patrimonio. “Una propuesta de accesibilidad que garantiza la interpretación inmediata a la Lengua de Señas Cubana, al encontrarse dispuesta para aquella persona sorda que decida visitar las instituciones culturales o museos en el centro histórico habanero.
“Se trata de la creación de accesos a los espacios públicos para este grupo social a partir del uso óptimo de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, a la vez que fomenta el enriquecimiento del registro lexical de la Lengua de Señas Cubana (LSC)”.
Cultura entre las manos es un proyecto único en el ámbito latinoamericano. Además del apoyo fundamental de la Oficina del Historiador de la Ciudad, recibe contribuciones de Entidades Locales Vascas (Euskal Fondoa), del Fondo Canadiense para las Iniciativas Locales y de la ONG, también de ese país, Elephant Thoughts.

En las aulas de CELM se respira una atmósfera alegre. Aprenden los usuarios a potenciar y enriquecer sus posibilidades comunicativas, al tiempo que se adentran en el fascinante mundo del arte. Participar en cualquiera de los talleres y cursos que ahí se ofrecen, aunque sea en calidad de oyente, energiza. El personal docente, técnico, de aseguramiento y los padres y los niños conforman un equipo compacto unido en el noble fin de erradicar las barreras que puedan separar a los niños sordos e hipoacúsicos de sus congéneres. Son seres distintos. ¿Acaso no lo somos todos?