El turismo en Cuba no levanta cabeza. La llamada locomotora de la economía cubana, golpeada con fuerza por la pandemia, se mantiene sumida en un preocupante retroceso que ha desvanecido su amago de recuperación y ha hecho añicos los planes del Gobierno.
Las cifras oficiales no dan lugar a dudas, ni las playas y calles en otras épocas abarrotadas de turistas que hoy exhiben una imagen muy diferente. Ello, a pesar de que el Gobierno ha insistido una y otra vez en el turismo como motor económico y ha apostado por una elevada inversión, desfasada con la realidad del sector y del país.
En tan peliagudo escenario —condicionado por la multicrisis en la isla que ya cuenta varios años— abre sus puertas la Feria Internacional FITCuba 2025, principal escaparate de la alicaída industria turística cubana.
El evento, que se desarrolla cada año por esta fecha, tendrá como escenario el Parque Histórico Morro-Cabaña de La Habana y a China como país invitado de honor. De acuerdo con las autoridades, FITCuba pretende ser una “plataforma estratégica” para reanimar los vínculos con diferentes mercados y reposicionar al país como un destino atractivo y competitivo.
A continuación, una mirada al momento actual del turismo en Cuba, un sector en marcha atrás que necesita con urgencia un cambio de rumbo si aspira a volver a ser la locomotora que otrora fue o, al menos, frenar su declive de los últimos años.
FitCuba 2025 apostará por la diversificación de mercados en busca de reanimar al turismo en la isla
Turistas en picada
El indicador más visible y socorrido para analizar el comportamiento de la actividad turística es bien claro: Cuba encadena un sostenido retroceso en la llegada de turistas que contrasta con el auge de otros destinos en la región como México y República Dominicana.
Tras superar los 4 millones de visitantes en los años previos a la pandemia —con 2017 como el tope con unos 4,7 millones— y perder el empujón que supuso el breve deshielo con Washington, el turismo en la isla acusó el impacto de la COVID-19. Desde entonces no ha vuelto a ser el mismo.
Luego del lógico bajón de 2020 y 2021, 2022 dio síntomas de una ligera recuperación con el arribo de 1,6 millones de turistas, cifra que ascendió a 2,4 millones en 2023. Sin embargo, el pasado año supuso un retroceso con apenas 2,2 millones de visitantes extranjeros, aun cuando el Gobierno aspiraba a recibir más de 3 millones.
Y el primer trimestre de 2025 fue aún peor. Entre enero y marzo, meses que marcan tradicionalmente un pico en el año, se registró descenso interanual de casi el 30 %, con un desplome en los principales mercados emisores —incluyendo puntales como Canadá, Rusia y Estados Unidos—, según la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI).
Ello compromete seriamente la meta gubernamental de 2,6 millones de turistas, en apariencia más realista que la del año previo, pero en la práctica aún visiblemente alejada de la realidad.
Para el economista Pedro Monreal este pésimo resultado “indicaría que 2025 no solamente pudiera ser un nuevo año malo para el turismo en Cuba, sino también que de ‘locomotora’ habría pasado a ser el cementerio de una cuantiosa inversión estatal”.
3/3 El pésimo resultado del 1er trimestre, normalmente el “pico” del turismo, indicaría que 2025 no solamente pudiera ser un nuevo año malo para el turismo en Cuba, sino también que de “locomotora” habría pasado a ser el cementerio de una cuantiosa inversión estatal pic.twitter.com/SxoTGoZRSx
— Pedro Monreal (@pmmonreal) April 26, 2025
Alta inversión vs. baja ocupación hotelera
En su publicación, Monreal apunta a uno de los ejes más conflictivos y cuestionados de la actividad turística en Cuba: la alta y sostenida inversión en este sector que contrasta con sus pobres resultados y también con el menor financiamiento estatal a otros importantes renglones económicos y sociales como la salud, la educación, la agricultura y la ciencia.
De acuerdo con los datos de la ONEI, en 2024 el 37,4 % de las inversiones en la isla se destinó a actividades relacionadas con el turismo y la hostelería, una cifra a la que no se acerca ninguna otra partida. Ello, en opinión del citado analista, da cuenta de una “torcida prioridad” gubernamental que “incrusta una crónica deformación inversionista nacional centrada en el turismo”.
Si bien en los primeros meses de este año el sector energético le iba robando la arrancada al turismo —con el amplio programa para la construcción de parques solares como estandarte—, lo cierto es que todavía es muy pronto para saber si se trata de un cambio real en el paradigma estatal de las inversiones, mientras la construcción de nuevos hoteles no ha cesado en la isla.
La fiebre constructiva de instalaciones hoteleras y extrahoteleras se extiende desde el boom turístico previo a la pandemia y se ha mantenido aun con el significativo deterioro de la economía cubana desde entonces. También, a pesar del retroceso en la llegada de visitantes y en la ocupación hotelera, que en 2024 cayó apenas al 23 %, incluso por debajo del ya magro 25 % del año previo.
Ello, lógicamente, supone también una caída de los ingresos derivados del turismo, uno de los pilares económicos de Cuba junto a la exportación de servicios profesionales. A la vez ha motivado constantes críticas al Gobierno, tanto de la población como de economistas y otros expertos. Sin embargo, las autoridades no han dado su brazo a torcer y se han mantenido defendiendo su apuesta por el sector.
Inversión en turismo, sin rival entre las prioridades del Gobierno
Factores de afuera y de adentro
En sus análisis sobre la situación de la industria turística cubana, las autoridades han reconocido la existencia de un “escenario muy complejo” y dificultades internas, pero han apuntando reiteradamente a las sanciones y medidas estadounidenses —la prohibición de los cruceros por Trump en 2019 fue un golpe demoledor— y otros factores externos relacionados con el escenario económico global.
En esta cuerda, el ministro del ramo, Juan Carlos García Granda, ha señalado a EFE aspectos como “el aumento del precio del combustible” y la cancelación de vuelos a Cuba por parte de un grupo aerolíneas.
No obstante, expertos independientes citados por el medio español refieren causas como precios poco competitivos respecto a otros destinos del Caribe —como Cancún y República Dominicana—, las múltiples tasas de cambio en el país y falta de infraestructuras fuera de los resorts.
En un reciente trabajo sobre el tema, la agencia señala también la responsabilidad de la grave crisis económica en el retroceso del sector, en sintonía con especialistas e, incluso, turistas que han visitado la isla. La crisis, enumera, ha lastrado la oferta en los hoteles, dificulta el transporte por la falta de combustible y afecta a las casas de alquiler por los prolongados apagones diarios.
Por su parte, José Luis Perelló, una de las voces más respetadas en el estudio del turismo en Cuba, comentó a EFE que en la isla “no hay un plan de desarrollo turístico”, sino un “plan de inversión hotelera” enfocado en lo “inmobiliario” y consideró que si Cuba quiere volver a máximos tiene que apostar por el “espíritu multidestino” en vez de buscar a los turistas desde el mercado emisor.
El economista opina que, a raíz de la evolución y las circunstancias actuales de esa industria en la isla, la llamada locomotora económica cubana atraviesa una “década perdida” y que el país no recuperará el nivel de visitantes prepandemia hasta 2030.
El sector del turismo atraviesa una “década perdida” para Cuba, dice experto
Mientras, las autoridades —compelidas por las urgencias financieras del país— siguen insistiendo públicamente en la pronta recuperación del sector y anunciando planes que en los últimos tiempos no han podido cumplirse.
En 2023 y 2024 Cuba llegó al millón de visitantes poco antes o durante la celebración de la Feria Internacional de Turismo. Este año, al menos, ya no será así.