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Las fuerzas israelíes cerraron el jueves de forma definitiva seis escuelas de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA) en Jerusalén Este, un territorio ocupado y posteriormente anexado por Israel en 1967.
La medida, que afecta a cientos de niños palestinos, se produce en medio de una campaña israelí para restringir y criminalizar la labor humanitaria de la ONU en los territorios palestinos.
Las prácticas israelíes han sido calificadas por líderes internacionales y expertos en derechos humanos como una violación flagrante del Derecho internacional humanitario y de los derechos fundamentales de la infancia palestina.
“Un ataque contra la infancia”
La orden de cierre, que entró en vigor el 8 de mayo de 2025, prohíbe operar instituciones educativas bajo la UNRWA en Jerusalén Este, así como la contratación de maestros y personal docente, y la presencia de estudiantes en los recintos.
El jefe de la UNRWA, Philippe Lazzarini, denunció que se trata de “un ataque contra la infancia, un ataque contra la educación” y “un desprecio flagrante por el derecho internacional”.
En el campo de refugiados de Shuafat, testigos presenciaron cómo fuerzas israelíes fuertemente armadas irrumpieron en las escuelas, pegaron órdenes de cierre en las puertas y detuvieron al menos a un empleado de la agencia.
Los alumnos presentes tuvieron que evacuar el lugar entre lágrimas y abrazos, en escenas que reflejan el trauma inmediato y el temor por la pérdida de acceso a la educación, describió un despacho de la agencia francesa de prensa AFP publicado en el periódico mexicano La Jornada.
Jonathan Fowler, portavoz de la UNRWA, confirmó que las fuerzas israelíes entraron por la fuerza en tres de las seis escuelas, mientras que la Autoridad Nacional Palestina calificó la medida como “una violación del derecho de los niños a la educación”.
El director de la UNRWA en Cisjordania, Roland Friedrich, detalló que unos 550 alumnos de entre seis y quince años estaban presentes durante el cierre, describiendo la situación como “una experiencia traumática para los niños pequeños que corren el riesgo inmediato de perder su acceso a la educación”.
La UNRWA es el principal proveedor de educación y servicios básicos para la población refugiada palestina en Jerusalén Este, Gaza y Cisjordania, donde asiste a casi seis millones de personas.
El Ministerio de Educación de Israel anunció que reubicará a los estudiantes en otras escuelas, pero padres y docentes advierten que esto obligará a los niños a atravesar puntos de control peligrosos y congestionados, y que muchos no cuentan con los permisos necesarios para hacerlo, exponiéndolos a riesgos adicionales y a la posibilidad de abandono escolar.
Criminalización de la ayuda humanitaria
El cierre de las escuelas se produce tras la entrada en vigor de una ley israelí que prohíbe las actividades de la UNRWA en Jerusalén Este y Gaza, suspendiendo los visados de su personal y criminalizando la ayuda humanitaria.
Amnistía Internacional denunció que esta legislación es “un ataque directo a los derechos de las personas refugiadas palestinas” y que “agravará una crisis humanitaria que ya es catastrófica”.
Según la secretaria general de Amnistía Internacional, Agnès Callamard, la UNRWA ha sido “una tabla de salvación” para los refugiados palestinos, proporcionando comida, agua, asistencia médica, educación y refugio a millones de personas desplazadas y en riesgo de hambruna y genocidio debido a la ofensiva militar israelí en Gaza.
La ley israelí contraviene la orden de la Corte Internacional de Justicia, que exige a Israel garantizar la provisión de ayuda humanitaria suficiente y facilitar servicios básicos en los territorios ocupados.
La ofensiva militar israelí desde octubre de 2023 ha causado daños estructurales en más del 95% de las escuelas de Gaza, según el Servicio de Satélites de la ONU.
De las 564 instituciones educativas en la Franja, 501 necesitarán reconstrucción completa o importantes obras de rehabilitación para volver a funcionar.
La ONU documentó que al menos 30 personas murieron este miércoles en un ataque aéreo israelí contra una escuela en Al Bureij, que albergaba a dos mil desplazados, entre ellos mujeres y niños.
La agencia denunció que el incendio provocado por la metralla dificultó la evacuación y que varias personas continúan desaparecidas.
La UNRWA advirtió que “no queda humanidad en Gaza, y no queda humanidad mientras el mundo sigue viendo día tras día cómo familias son bombardeadas, quemadas vivas y mueren de hambre”.
“No queda nada que distribuir” en Gaza, alerta la ONU
Este jueves, la Secretaría General de la ONU denunció que el plan de Israel para tomar el control de la ayuda humanitaria en Gaza “parece estar diseñado para controlar y restringir aún más los suministros, hasta la última caloría y el último grano de harina”.
Tras nueve semanas de prohibición total a la entrada de ayuda, las organizaciones humanitarias han confirmado que “no queda nada que distribuir” en Gaza.
El portavoz de la agencia de la ONU que coordina la ayuda humanitaria (OCHA), Jens Laerke, advirtió que el objetivo de Israel es “acentuar el control y las restricciones de la ayuda, que es lo opuesto a lo que se necesita”, y que la concentración de la distribución en el sur de Gaza busca forzar el desplazamiento de la población palestina.