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En 1998, la empresa EA Sports desembarcó en España buscando narradores para doblar las voces del mítico videojuego de FIFA y, tras escuchar tan solo a un candidato, ya tenían al ganador del casting: Manolo Lama. El resto es historia; durante 25 años el madrileño nacido en 1962 grabó cientos de miles de líneas de diálogo y cantó más de 7 mil goles que millones de usuarios disfrutaron en la consola.
“Lo increíble es que jamás he jugado al FIFA, aunque ha estado presente siempre en mi vida. Mis hijos y sus colegas se reunían en casa, bajaban el audio y me pedían que les narrara los goles que metían en directo”, relató Lama durante un encuentro con estudiantes del Master Especializado en Deportes del periódico MARCA, en Madrid.
Aunque muchos lo reconocen solo por el FIFA, su carrera va más allá de un videojuego. Durante más de cuatro décadas ha sido una de las voces clásicas de eventos deportivos en España, siempre con la vitalidad de un chico de 20 años.
Sobre los retos que ha afrontado en su larga trayectoria periodística y los desafíos actuales de la profesión, el prestigioso narrador y comentarista nos dio sus consideraciones.
El día a día del periodista: “El periodista que no sienta ilusión, ganas y hambre en la profesión, no vale para esto. No permito que nadie tenga más esperanza que yo de lograr una gran jornada. Cuando me levante aburrido, pues diré que es el momento de parar. De momento, sigo con deseos de pelear por mucho tiempo en este mundo, de ser competitivo, que no significa ser cabrón ni mala persona.
“Me hace mucha ilusión estar en todos los lugares, no puedes pensar solo en las grandes finales de Champions. He ido al Clásico de la final de Copa, pero antes estuve en Getafe con la misma emoción”.
Rutinas: “Veo y escucho todo lo que puedo. Leo periódicos españoles y extranjeros, veo los informativos y de las radios; sé lo que cuenta cada una. Un buen periodista tiene que estar informado, no solo para cumplir con lo básico de la profesión, también para abrir vías que otros medios no han tocado. Como el abogado cuando va a defender un caso y tiene que estar empapado de todas los detalles relacionados con su cliente y sabe por dónde le pueden venir”.

El mundo del periodismo: “Lo mejor es trabajar en este mundo, y lo peor también. Hemos elegido una profesión maravillosa. Muchas veces pienso qué habría sido de mi de no dedicarme al periodismo y llego a la conclusión de que habría sido un desgraciado, a pesar de todo el sacrificio que conlleva ser periodista. Para empezar, hay que renunciar a muchas cosas. Yo me he perdido mucho de mis hijos, noches de fiesta, parte de mi juventud, pero ha sido tan bonito todo y me ha llenado tanto, que ha valido la pena.
“Esta profesión no tiene horas ni límites; hay que quererla, amarla. Es jodido colocarse, pero nunca desfallezcan, no se depriman si no les salen las cosas. Tienen que ser tocapelotas, si no les dan oportunidad en un lugar, llamen a otra puerta y cuando alguna se abra, entren y tiren el cerrojo, den todo lo que tengan. Les aseguro que si están en casa con jugando y viendo Netflix, nadie los va a llamar”.
Especialización: “Uno tiene que saber en qué es bueno, en qué puede ayudar, porque las redacciones necesitan muchas cosas, como en cualquier equipo deportivo. En la radio, por ejemplo, no todo el mundo puede ser comentarista estrella, pero puedes encontrar tu espacio en la coordinación, en la producción, en el reporterismo. Un periodista está capacitado para trabajar en televisión, radio o escribir en un periódico, pero tienes que saber para qué vales. A veces alguien es muy bueno escribiendo y cuando se pone delante de una cámara o un micrófono le impone y se lo come. Entonces, tienes que descubrir tu don y aprovecharlo”.
Un consejo para la radio: “Tienen que ser ustedes mismos, no cambiar nada de su esencia. Si eres cordobés, no pretendas parecer catalán cuando hables. Puedes corregir problemas de dicción o pronunciación, puedes enriquecer tu figura y aprender inglés, alemán, italiano o francés, pero no cambiar tu acento, porque entonces vas a estar más pendiente de cómo hablas que de lo que dices”.

Públicos: “Lo que decimos no es del gusto de todo el mundo. Siempre cuento la misma anécdota: yo voy al Bernabéu y mientras unos me llaman cabrón, otros me dicen que soy el mejor. Una vez estaba narrando un juego y comenté que no había penal para el Madrid en una jugada y una persona se viró a decirme de todo; 15 minutos después comenté algo favorable al Madrid y el mismo hombre me dijo que era el número 1. Nosotros no hablamos para contentar a nadie, hablamos para informar y dar puntos de vista. Lo más importante es hacerlo desde la honradez”.
Más allá del deporte: “Yo soy periodista, no periodista deportivo, por eso me da igual contar lo que está pasando en un estadio que cualquier otra cosa. Yo he estado trabajando en la radio y he tenido que tirarme a la calle por un atentado o porque ha sucedido algo grave. No sueño con un acontecimiento; lo que hago cada día me vuelve loco, pero me gustaría interrumpir algún día una transmisión de deporte y contar que se han acabado las guerras en el mundo. Sería una noticia de impacto global que nos llenaría a todos de esperanza”.
Manu Lama, su hijo futbolista: “Ahí los dos tenemos un drama, yo porque es mi hijo y él porque yo soy su padre. Él es un futbolista como hay 20 mil, lo que tiene la fortuna de jugar profesional en el Granada, ahora en Segunda División. Yo he tratado de alejarme un poco en el sentido de que no le doy consejos ni opino de lo que hace porque diga lo que diga va a ser malinterpretado por la gente. Si alabo su juego dirán que es porque soy padre, y si comento algo dirán que lo hago para meter presión al entrenador.
“Él juega con ilusión, está luchando por abrirse camino. Como todos, hay días que lo hace muy bien, otros regular y otros fatal. Yo solo le di como consejo que no depositara todos los huevos en una misma cesta porque se te puede caer y entonces te quedas sin nada. Lo obligué a que estudiara y está metido en el periodismo deportivo”.

Los jóvenes en el periodismo: “Habitualmente los que más se esfuerzan son los que tienen más posibilidades de triunfar, aunque hay algunos menos esforzados que son genios, incontrolables, que son Messis, y siempre traen comida a la redacción. Pero yo noto que en la actualidad muchos están más preocupados de cuánto van a ganar, qué horarios van a tener y cuándo serán las vacaciones. Eso me resulta raro. Yo trabajé en la Cadena Ser 24 meses sin ganar una peseta, sin saber qué horarios tenía y era el más feliz del mundo. Cuando me decían que no fuera un día me jodía, porque estaba aprendiendo mucho y era una esponja”.