Van Van es eso que anda y se tararea, cuando La Habana, su ciudad natal, se estremece con los sonidos contagiosos de un expreso único, singular, que hace mover al bailador con su música.
Desde el 4 de diciembre de 1969, el Tren de Cuba suena incontenible y sus seguidores, adoraron a su líder fundador, Juan Formell Cortina, bajista e inquieto compositor.
Ahora que la orquesta cumple 46 años y se ha propuesto repletar este sábado el mítico Salón Rosado de La Tropical, OnCuba conversa con su director actual, Samuel Formell Alonso. El destacado baterista aseguró que en la velada sabatina harán “un recorrido por las casi cinco décadas del grupo y no dejaremos fuera nuestro último disco La fantasía. Serán casi tres horas de actuación. Aunque es muy difícil resumir tanto tiempo de trabajo, haremos una selección de lo mejor para que el público quede complacido”.
Justo para celebrar un nuevo aniversario de la agrupación, el Centro de las Artes de París y Producciones Abdala acaban de editar Van Van 45, una placa que contiene dos materiales: el documental Havana-Formell –visto esta semana en calidad de premier en el cine Chaplin y en el Callejón de Hamel-, y el DVD del concierto que ofreciera el grupo el 7 de junio de 2014 en la ciudad francesa de Enghien les Bains, presentación a la que asistieron alrededor de 15 000 personas.
Para Samuel el concierto en la urbe europea fue un suceso precisamente por el repertorio escogido por su padre Juan, labores que compartió con el realizador Dominique Roland. “A dos semanas de los ensayos para ese concierto en los Estudios Abdala de La Habana, mi papá enfermó repentinamente. Continuamos con los preparativos para esa actuación como fue su deseo, y le consulté todo mientras estuvo en el hospital. Luego pasó lamentablemente lo que todos sabemos y decidimos seguir como él quiso”.
Interrogado sobre el proceso de transición del liderazgo tras el fallecimiento de su papá, Samuel afirmó que no hubo ningún contratiempo. “Él iba algunas veces a las giras internacionales y los periplos grandes en Europa no los hacía. Esas cosas fueron muy inteligentes de su parte. No hubo que llamar mucho la atención porque una de las influencias que tuve desde niño fue que lo vi trabajar en los estudios de grabación, componer, dirigir la orquesta… Todo eso para mí fue una gran experiencia. También lo ha sido el haber estudiado en la escuela de arte.
“Luego estuve bajo sus órdenes en el grupo y aprendí mucho. Me enseñó el camino por el que tenía que ir. Y después estaba todo hecho, solo estuvo como un vigilante celoso de que todo estuviera bien, siguiera perfecto aún cuando ya no existiera. Nos preparó para que los Van Van siguieran adelante”.
¿Cuán inquieto está Samuel Formell al liderar una orquesta eternamente renovadora de la sonoridad popular?
¡Mucho! Las inquietudes están ahí, constantemente en el piano, la percusión, las melodías y las armonías. Creo que los retos de cada agrupación son el poder mantenerte. Van Van no es la excepción y tiene un trabajo hecho, de historia. No es que nos sentemos a descansar o nos acostemos a dormir por ello.
“El hecho de que nos hayamos mantenido por muchos años es precisamente por la constante revolución y evolución que mi padre hizo a través de todas las décadas. Si escuchan nuestra música de los años 70, verán que no se parece a la que hicimos en los 80, ni está última a la de los 90. Todo eso fue el resultado de Juan Formell, quien era muy celoso al escuchar lo que estaba pasando en la música. Si salió un teclado, decía: «Vamos a cambiar tímbricamente el sonido para que los que nos escuchan, lo puedan disfrutar en Van Van, aunque sea en un detallito». Él también tuvo la curiosidad de investigar sin abandonar la esencia de los conceptos musicales del grupo, ni de la música popular cubana”.
Al hablar de qué huella intenta dejar en una agrupación legendaria como la que dirige, Samuel señaló que tratará de hacer cosas nuevas siempre; será su bandera. “Pero también tendré cuidado, porque no nos podemos ir de lo que siempre hemos hecho y de lo que te identificó por muchos años. Se puede cambiar en un momento el timbre del teclado o algo de la música, aunque no el ritmo. Esa siempre la tenemos que tener presente para que el bailador se mueva. Igualmente sucede con el coro que debe acoplarse a ese ritmo, así nuestros seguidores se pueden ir con él en la memoria.
“La música cubana creo que no la podemos complicar mucho. Y de hecho, de los ejemplos que tenemos de la música en el mundo, no siento que hagan hoy mucha propuesta musical. Pienso que se ha ido reduciendo el nivel de la propuesta musical, de enseñar a las nuevas generaciones que hay mucha música buena por escuchar.
“Van Van no es la excepción de este fenómeno que está sucediendo, que con dos acordes se hace toda la música. Hay un tema al que le podemos poner dos acordes, pero es necesario recrear la armonía. Mi padre siempre me enseñó que un disco debe tener un balance, que se gana con los textos, la armonía, los aires y la parte rítmica. Cuando en conjunto sabes balancear eso, tienes éxito. También hay que estar actualizado de lo que está pasando para evolucionar.
“En números como «Muévete», «Qué palo es ese» y «La bobería» mi padre rompió totalmente con lo que venía haciendo. Eran cosas que él hizo y que quedaron marcadas, pues se salió de lo normal y sigue siendo música cubana”.
Muy motivado por las actuaciones y proyectos de la orquesta para el 2016, Samuel Formell quiso dejar un mensaje a los lectores de OnCuba para nuevo año: “Les deseo mucha felicidad y prosperidad. Gocen el 31 de diciembre con Van Van aunque no estemos en Cuba. Sentiremos mucho el no estar aquí con nuestras familias y con ustedes, pero tenemos compromisos de trabajo en Cali, Colombia. Les deseo próspero 2016 y a gozar con Van Van”.