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Salvador Sobral se dio a conocer internacionalmente cuando, en 2017, se convirtió en el primer portugués en ganar el Festival de la Canción de Eurovisión con el tema “Amar pelos dois” (“Amar por ambos”, en traducción libre), compuesto por su hermana, Luísa Sobral.
El cantante no solo logró este hito histórico para su país natal, sino que, hasta hoy, sigue siendo el ganador con la puntuación más alta en la historia del certamen.

En 2016, antes del concurso, había lanzado su primer disco titulado Excuse Me. Desde 2019 hasta la actualidad, ha publicado otros cuatro álbumes. Una obra con la que ha merecido una nominación a los Premios Grammy Latinos, el Premio a Mejor Intérprete en los Globos de Oro de Portugal y la Medalla de la Orden del Mérito de la República Portuguesa, entre otros reconocimientos.
Sobral ofrecerá este jueves 12 de junio un concierto en la Nave 3 de Fábrica de Arte Cubano (FAC); será su primera presentación en la isla.
“Es el sitio ideal, porque es como una isla de libertad y creatividad dentro de esta otra isla. No creo que haya un lugar más indicado para tocar que ese”, contó a OnCuba sobre la elección de FAC como escenario para su encuentro con el público cubano.
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El cantante, con una formación musical en jazz adquirida entre Estados Unidos y España —país en el que reside actualmente—, mantiene una estrecha conexión con la música cubana, que no solo disfruta, sino que también defiende con orgullo. Esa es la razón fundamental por la que cantar en Cuba era, para él, un sueño por cumplir.
“Desde que empecé a estudiar y escuchar música, me relacioné mucho con la música de Cuba porque conocí a un pianista, Víctor Zamora, que me presentó el bolero. Yo estudiaba jazz y me encantaba, pero de repente descubrí el bolero, que tenía la misma información musical, digamos, la misma influencia y profundidad… pero las letras eran mucho mejores que las del jazz. Eran letras de verdad: desgarradas, de despecho y amor. Me hablaron mucho más que las del jazz, que eran un poco inocentes. A partir de ahí empecé a descubrir a Bola, José Antonio Méndez, Benny Moré, Olga Guillot… y nunca más salí de ese mundo. Siempre que hago un disco, hay una influencia brutal de la música cubana”, cuenta Sobral.
Su primer disco incluye uno de los grandes éxitos de Bola de Nieve, “Ay, amor”, y no es el único tema cubano presente en su repertorio. De hecho, Salvador posee todo un proyecto musical dedicado casi exclusivamente a la música de la isla.
“Tengo una banda que se llama Alma Nuestra, donde prácticamente hacemos solo repertorio cubano —algunas cosas mexicanas y argentinas también—, pero la mayoría de las canciones son cubanas. Se llama así por la canción “Alma mía”, que también cantaba Bola. Así que está clara y es muy evidente esa relación que tengo con esta música. Para mí, esto es un sueño. Yo creo que creé esta banda solo para poder venir aquí”, nos dice entre risas.
Sobral estará acompañado en escena por el pianista cubano radicado en Portugal Víctor Zamora; el bajista portugués Romeu Tristão; y el baterista cubano Oliver Valdés, con quien compartirá escenario por primera vez.
“Esa es la belleza de las cosas y de la gente que toca bien un instrumento: que no hace falta ni ensayar. Él escucha las canciones y, cuando toquemos juntos, seguro se va a sentir toda la cubanidad en la banda”, afirma el artista.
“Mi idea era hacer el repertorio de Alma Nuestra, todas las canciones cubanas de este proyecto, pero de repente me dicen que es el Día de Portugal, entonces habrá que hacer algo en portugués. Creo que voy a agarrar el piano y tocar algunas cosas para complacer a todo el mundo. Supongo que tendré que cantar la canción con la que gané el festival (Eurovisión), y una u otra más en portugués”, adelanta sobre el concierto en La Habana, organizado justamente para celebrar el Día de Portugal, de Luís de Camões y de las Comunidades Portuguesas.
Aunque es una de las figuras contemporáneas más reconocidas internacionalmente de la música lusa, Salvador Sobral no se define como un gran defensor de la música de su país: “ni hago fado”, dice.
“A mí me gusta explorar todas las sonoridades del mundo. Me gusta desde Bad Bunny hasta Chet Baker. Me gusta todo. El jazz lo siento no tanto como música, sino como filosofía: la libertad, la improvisación… me encanta. Ese siempre es el punto de partida, porque fue lo que estudié. Pero creo que la sonoridad que más me interesa, curiosamente, es la folclórica latinoamericana. Desde el folclore venezolano hasta la música cubana, todo eso me interesa mucho, y quiero explorar más y más la latinidad”, confiesa.
Su parada en Cuba se da en una breve pausa del trabajo que Salvador viene desarrollando con la cantante y compositora española Silvia Pérez Cruz, con quien ha realizado su más reciente disco: Silvia & Salvador.
“Cuando conocí la voz de Sílvia sentí que había descubierto todo lo que quería hacer en mi vida como músico, y mi admiración por ella fue creciendo con los años. De repente la conocí y nos hicimos amigos, de una forma muy orgánica y natural, cuando ella venía a Portugal o cuando yo iba a Barcelona.
Después participé en su disco, pero la epifanía ocurrió cuando cantamos juntos en los Premios Goya. Ahí sentimos que teníamos que hacer algo juntos. Para mí es rarísimo… el otro día vi una foto de Messi con Lamine Yamal en brazos cuando Yamal era un bebé, y así me siento yo: como si hubiera estado en los brazos de Silvia siendo un bebé, admirándola, y ahora estoy haciendo un disco con ella, una gira.
No es fácil hacer esto con otro artista, porque el ego tiene que bajar, porque no somos ‘el artista’, estamos ambos ahí, compartiendo el rol. Estoy aprendiendo mucho de su forma de trabajar, de interpretar… absorbiendo y bebiendo toda su inspiración”, nos cuenta Sobral.
Cuando hicimos esta entrevista, el cantante llevaba apenas unas horas en Cuba. Dice que de niño estuvo de vacaciones en la isla con sus padres, pero no recuerda nada de ese viaje. Para él, esta es su primera vez aquí.
“Es un problema, porque tengo las expectativas muy altas. Desde 2015 estoy pensando en este momento: cantar música cubana para el público cubano. Obviamente, el ahora tan de moda ‘síndrome del impostor’ también lo tengo un poco. Espero no equivocarme en la letra, pero deseo que la gente pueda conectar con esta forma distinta de interpretar los boleros… y también que conozca mi música portuguesa”, remata.