Ante los “cada vez más frecuentes” hechos vandálicos contra sus cajeros automáticos el Banco Metropolitano (Banmet) de La Habana ha debido recurrir a medidas para proteger esos equipos.
“Entre otros efectos lamentables, estas situaciones, cada vez más frecuentes, nos han obligado a resguardar los cajeros dentro de las propias sucursales o cerrar espacios donde están ubicados para protegerlos”, señaló la entidad bancaria en su perfil de Facebook.
Ello, reconoció, afecta la accesibilidad de los habaneros a estos equipos fuera de la jornada laboral.
Banmet aseguró estar consciente de “las insatisfacciones acumuladas por el déficit de efectivo” y el deterioro de su red de cajeros automáticos, pero lamentó que “tales actos delictivos significan otro grano de arena en la afectación de los servicios bancarios”, también impactados por “la crisis económica y el bloqueo financiero estadounidense”.
En opinión del banco, estas acciones “en nada caracterizan” al pueblo cubano y “atentan abiertamente contra la tranquilidad y seguridad ciudadanas”, “lastran los esfuerzos del sector financiero para enfrentar la adversidad y retardan todavía más el desarrollo del país”.
La publicación tuvo como detonante un nuevo hecho vandálico contra cajeros automáticos ocurrido la noche del pasado sábado en una sucursal del municipio Diez de Octubre. En la misma se muestra imágenes de un equipo dañado, aunque no se precisa si el autor del hecho fue capturado o si lo ocurrido se mantiene bajo investigación.
Decrecimiento de equipos y dificultades bancarias
En su nota, Banmet recuerda que llegó a contar “con la mayor red de cajeros en el país (unos 525)”, pero reconoce que la cifra de dichos equipos —cuya cantidad actualizada no brinda— “ha decrecido para la fecha debido a su obsolescencia tecnológica, la imposibilidad de reparación por sustitución de piezas y urgencia de su reemplazo definitivo”.
No obstante, la entidad bancaria asegura que sigue instalando nuevos equipos “pese a las trabas económicas que impiden la compra de esos cajeros”.
Igualmente reconoce otros problemas actuales de su gestión, como “dificultades para el retorno del efectivo circulante hacia las instituciones bancarias y el decrecimiento de la fuerza laboral”, pero afirma que, a pesar de ello, se mantiene “apostando por la optimización de sus servicios, explotando las vías electrónicas de pago y la banca remota, entre otras estrategias”.
Su objetivo con ello, asegura, es hacer un “enfrentamiento constructivo a la crisis” y no dejar “a la deriva” a sus clientes.
La declaración del banco contrasta con las numerosas quejas de los habaneros por la calidad de los servicios bancarios —incluidos los propios cajeros—, las dificultades para acceder a dinero en efectivo y otras restricciones y dificultades acrecentadas a raíz del controvertido proceso de bancarización, impulsado desde hace dos años por el Gobierno cubano.