El Gobierno de Israel planea confinar a unos 600 mil palestinos en Rafah, al sur de la Franja de Gaza, al tiempo que busca países que acojan a los habitantes del enclave como parte de su intento por apoderarse completamente de ese territorio.
El ministro israelí de Defensa, Israel Katz, anunció este lunes un plan para concentrar a la población palestina en lo que llamó eufemísticamente una nueva “ciudad humanitaria”. El sitio se construirá en las ruinas de Rafah, localidad devastada por la guerra, refieren reportes de prensa.
La iniciativa pretende reunir inicialmente a unos 600 000 palestinos desplazados, aunque —según algunos despachos noticiosos— podría llegar a concentrar toda la población gazatí, estimada en alrededor de dos millones de personas.
Katz explicó en rueda de prensa que en un principio el nuevo asentamiento acogerá a la población desplazada de la zona costera de Al Mawasi y a otros desplazados de la Franja, quienes solo podrán ingresar tras un proceso de registro e investigación para evitar la entrada de miembros del grupo islámico Hamás, que combate contra Tel Aviv.
Los confinados estarían en un espacio reducido y rodeado de ruinas producto de los bombardeos israelíes. Además, estarían sometidos a severas restricciones de movimiento, sin posibilidad de salir y bajo un riguroso control militar.
Por ello, expertos, activistas y medios internacionales califican la iniciativa como un gueto o campo de concentración para los gazatíes.
DIRECTO | Israel planea encerrar a 600.000 palestinos en un campamento levantado en las ruinas de Rafah, al sur de Gaza https://t.co/TJ6VTdZckl
— EL PAÍS (@el_pais) July 7, 2025
Katz admitió sin tapujos que el objetivo final es fomentar que la población palestina “emigre voluntariamente” fuera de Gaza, y enfatizó que el plan “debe cumplirse”.
La creación de esta ciudad se aprovecharía de un posible alto el fuego de 60 días en negociación actualmente entre Israel y Hamás, mientras Tel Aviv mantendría su presencia militar en el corredor Morag, al norte de Rafah.
El plan contempla que el lugar sea gestionado por organismos internacionales y que cuente con cuatro puntos de distribución de ayuda humanitaria. Sin embargo, la polémica Fundación Humanitaria para Gaza (GHF), señalada como posible gestora de la ayuda, ha negado cualquier implicación en el proyecto.
Netanyahu y Trump de nuevo en la Casa Blanca
Este anuncio coincide con la visita del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, a Washington, donde este lunes se reunió con el presidente Donald Trump para discutir un posible acuerdo de alto el fuego en Gaza que todavía no parece a la vista.
Antes de la reunión, Netanyahu sostuvo reuniones por separado con el secretario de Estado, Marco Rubio, y con el enviado especial de Trump para Oriente Medio, Steve Witkoff. Además, ofreció declaraciones a la prensa junto al mandatario anfitrión, en las que afirmó estar “cerca de encontrar a varios países” dispuestos a acoger a palestinos que deseen abandonar Gaza.
“Estamos trabajando muy de cerca con Estados Unidos para encontrar países que estén dispuestos a hacer realidad lo que siempre dicen: que quieren dar a los palestinos un futuro mejor. Creo que estamos cerca de lograrlo con varios países”, afirmó Netanyahu, citado por la agencia EFE.
Trump, por su parte, aseguró que han encontrado “una gran cooperación por parte de los países vecinos” de Israel y confió en que “algo bueno ocurrirá” al respecto, a pesar de la oposición de las autoridades palestinas y diversos actores internacionales —entre ellos gobiernos árabes— al plan de enviar a los gazatíes fuera de su territorio.
El de este lunes fue el tercer encuentro entre Trump y Netanyahu en lo que va de año, y se produce mientras delegaciones de Israel y Hamás negocian en Qatar los detalles de la más reciente propuesta de tregua y liberación de rehenes impulsada por Washington.
En la previa de la reunión, el primer ministro israelí confirmó a la prensa haber nominado a Trump para el premio Nobel de la Paz, que consideró “bien merecido” por el republicano, y le entregó a este una copia de la carta que envió para ello al Comité del Premio Nobel.
Cómo Netanyahu influye en el objetivo final de Trump: negociar la paz en Medio Orientehttps://t.co/cRvS9ue1fF
— CNN en Español (@CNNEE) July 7, 2025
Negociaciones estancadas y crisis humanitaria
Mientras tanto, las negociaciones indirectas entre Israel y Hamás continúan en Doha, sin resultados concluyentes hasta el momento.
El movimiento palestino, que dio una respuesta positiva a la última propuesta estadunidense, ha buscado garantías de que la tregua inicial conduzca a un fin total de la guerra y la retirada de las tropas israelíes de Gaza, a lo que Netanyahu ha respondido con una negativa a la existencia de un Hamás postconflicto.
Frente a este escenario, el Gobierno de Estados Unidos llamó a Hamás a aceptar la propuesta de tregua “ya mismo”, a pesar de las fuertes diferencias que la organización mantiene con Israel.
“Necesitamos acabar esta guerra. Necesitamos que todos los rehenes vuelvan a casa. Y Hamás tiene que aceptar la propuesta para conseguir eso. El presidente (Donald Trump) quiere que Hamás acepte esta propuesta ya mismo”, dijo la portavoz presidencial, Karoline Leavitt.
Entretanto, la situación en Gaza es cada vez peor. Más de 57 500 palestinos han muerto y una cifra superior a los 136 000 han resultado heridos desde el inicio de la ofensiva israelí tras los ataques de Hamás en octubre de 2023, de acuerdo con las autoridades del enclave palestino.
Los bombardeos se han intensificado en los últimos días y a los numerosos muertos por estos ataques se han sumado otras víctimas civiles, muertas mientras esperaban ayuda humanitaria.
Este lunes se reportaron al menos cinco muertos cerca de un punto de distribución de ayuda en Rafah, donde cientos de personas esperan alimentos y suministros en condiciones precarias. Más de 750 personas han muerto en las proximidades de estos centros de ayuda, según el Ministerio de Salud de Gaza.
Entretanto, la escasez de combustible mantiene bajo constante amenaza de colapso el ya muy precario sistema de salud, y la entrada de ayuda humanitaria sigue siendo limitada y bajo estricta supervisión israelí, lo que dificulta la atención a los heridos y enfermos.