La ola de calor que ha venido azotando Europa dejó un saldo de aproximadamente 2300 muertes en apenas poco más de una semana, entre fines de junio e inicios de julio.
De ellas, el 65 % está directamente vinculado al cambio climático antropogénico, de acuerdo con un estudio científico publicado este miércoles por el Instituto Grantham del Imperial College de Londres y la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres.
El análisis abarcó 12 grandes ciudades europeas con una población conjunta superior a los 30 millones de habitantes y se basó únicamente en muestras entre el 23 de junio y el 2 de julio, reportó la agencia Prensa Latina (PL).
La investigación revela que el calentamiento global provocado por la actividad humana —principalmente la quema de combustibles fósiles y la deforestación— ha triplicado el número de muertes relacionadas con las altas temperaturas en esta ola de calor extrema.
Ciudades mortíferas
Entre las ciudades más afectadas, la italiana Milán encabeza la lista con 499 muertes relacionadas con el calor, de las cuales 317 se atribuyen al cambio climático.
Las españolas Barcelona y Madrid también sufrieron un impacto devastador, con 286 y 108 muertes, respectivamente, vinculadas al calentamiento global.
París, Londres y Roma reportaron 235, 171 y 164 fallecimientos atribuibles al cambio climático, mientras que otras ciudades como Atenas, Budapest, Zagreb, Fráncfort, Lisboa y Sassari registraron cifras menores, pero igualmente preocupantes.
El estudio destaca que más del 80% de las muertes por calor ocurrieron en personas mayores de 65 años, un grupo especialmente vulnerable a las condiciones extremas.
La mayoría de estas muertes no se deben a golpes de calor directos, sino a complicaciones en patologías preexistentes exacerbadas por las temperaturas elevadas, lo que convierte al calor en un “asesino silencioso” que agrava las condiciones de salud crónicas.
Un junio de infierno
Este fenómeno coincide con el junio más caluroso jamás registrado en Europa Occidental, donde se experimentaron temperaturas que superaron los 40 grados centígrados en varias regiones, incluyendo España y Francia, donde además se desataron incendios forestales de gran magnitud.
El Servicio de Cambio Climático Copernicus de la Unión Europea informó que gran parte de la región sufrió un “estrés térmico muy fuerte”, con temperaturas que se sintieron por encima de los 38 grados.
La reciente ola de calor también ha provocado incendios forestales severos en Grecia y Macedonia del Norte, donde las autoridades han tenido que evacuar a cientos de personas y declarar estados de emergencia.
En Atenas, por ejemplo, un incendio cercano a la localidad de Asprojori obligó a evacuar a 150 personas mientras los bomberos luchaban contra las llamas avivadas por fuertes vientos. En Macedonia del Norte, once siniestros permanecen activos, afectando incluso infraestructuras y obligando a cortes de tráfico.
La crisis climática llega a la discusión política
La crisis ha generado un debate político en la Unión Europea, donde eurodiputados españoles han exigido a la Comisión Europea blindar sus políticas climáticas y rechazar alianzas con fuerzas negacionistas que ponen en riesgo la lucha contra el cambio climático.
Leire Pajín, eurodiputada socialista, advirtió sobre la “negligente gestión” de emergencias climáticas y pidió medidas valientes y más fondos para la prevención y mitigación de desastres relacionados con el calor extremo.
Por su parte, la comisaria europea de Gestión de Crisis, Hadja Lahbib, confirmó que la UE mantiene su contingente de bomberos y recursos aéreos para combatir incendios, pero insistió en la necesidad de inversiones sostenibles para la preparación y recuperación ante desastres.

Una tendencia global
Este episodio de calor extremo no es un caso aislado, sino parte de una tendencia global alarmante. Según expertos y organismos internacionales, el calentamiento global ha aumentado la frecuencia, intensidad y duración de las olas de calor en Europa y el mundo.
La acumulación de gases de efecto invernadero en la atmósfera eleva la temperatura media del planeta, lo que provoca que los picos térmicos durante las olas de calor sean cada vez más altos y peligrosos.
La ola de calor también ha dejado su huella fuera de Europa. En Corea del Sur, las altas temperaturas registradas en lo que va de julio han provocado más de 1200 atenciones en urgencias y siete muertes relacionadas con patologías inducidas por el calor, según la Agencia para el Control y la Prevención de Enfermedades de ese país.
Seúl alcanzó récords históricos de temperatura para los primeros días de julio, con 37,7 grados, superando máximos que se mantenían desde 1939.
La comunidad científica ha alertado que, si no se toman medidas drásticas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, el calentamiento promedio del planeta podría alcanzar los 3 grados Celsius para finales de siglo. Ello supondría consecuencias catastróficas para la salud humana, la biodiversidad y la economía mundial.