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Hasta Ningbo, en el extremo oriental de China, volará la selección masculina cubana de voleibol para disputar la fase final de la Liga de Naciones (VNL), instancia a la que no habían llegado en ninguna de sus apariciones previas en el nivel supremo del evento. A partir del próximo 30 de julio, la urbe asiática acogerá a los antillanos y otras siete selecciones en una batalla de muerte súbita por la corona de la lid.
Italia, uno de los verdugos históricos del combinado nacional, será el rival de cuartos de final y, si pasan ese examen, les tocará medirse contra el ganador del duelo entre Francia y Eslovenia, dos equipos ubicados en el Top-8 del ranking mundial y que ya derrotaron a los caribeños en la presente edición de la VNL.
Para Cuba, el viaje hasta el Beilun Sports and Art Centre de Ningbo ha sido tan emocionante como caótico, porque lograron derrotar a grandes rivales como Brasil o Polonia, pero pusieron en riesgo su clasificación a la final con derrotas inconcebibles ante Ucrania, Estados Unidos (una escuadra casi colegial) y China (penúltimos de la tabla).
Voleibol: Cuba clasifica a la final de la Liga de las Naciones pese a derrota frente a China
A pesar de la irregularidad, Cuba no ha sido un hueso fácil en el torneo, de hecho, nadie los pudo derrotar 3-0 en los 12 partidos disputados. Durante todo el evento, los únicos que tampoco perdieron por barrida fueron Brasil, Italia y Francia, los tres punteros de la clasificación, además de los poderosos polacos y Alemania. Por otra parte, los antillanos llevaron la mitad de sus duelos al máximo de cinco sets, algo que solo Ucrania pudo igualar.
En sentido general, ha sido una historia de muchos altibajos: episodios de puro éxtasis que pusieron a soñar a millones y apagones generales que generaron decepción total. A continuación un repaso del viaje.
Éxtasis, episodio 1
La VNL 2025 comenzó para Cuba de la peor manera, con una derrota frente a Eslovenia. Aunque era un traspié esperado por el cartel de los europeos (en aquel momento cuartos del ranking mundial), la apatía y la falta de ambición y de actitud de la selección puso a todos en alerta.
“No pudimos jugar de la manera que queríamos”, señaló entonces el capitán Miguel Ángel López, quien no pudo salir a la cancha por algunas molestias físicas sumadas al escaso rodaje que traía el equipo en sentido general. De hecho, en ese primer encuentro solo Marlon Yant sacó la cara, con 19 unidades que serían el inicio de su bestial desempeño anotador en todo el torneo.
Tras ese fracaso, aparecía Brasil en el camino para jugar frente a su gente en el Maracanazinho de Río de Janeiro, lo cual era casi que la crónica de una muerte anunciada para los cubanos. Sin embargo, como ya había sucedido en las ediciones de 2023 y 2024, los antillanos sacaron a relucir su potencial e hicieron caso omiso a la presión de la torcida verdeamarela para sacar una victoria in extremis.
“Fue un partido increíble. Luchamos por cada punto y quiero felicitar al equipo. Cada uno de nuestros jugadores nos ayudó a conseguir la victoria”, apuntó López, quien marcó 18 puntos pese a tener muy poco rodaje. El auxiliar secundó a Marlon Yant (24) y José Israel Massó (18), los otros motores ofensivos del conjunto.
“Normalmente jugamos muy bien contra Brasil; creo que nuestros estilos encajan. Fue un partido muy exigente”, apuntó el central David Fiel, a quien no le faltó razón, porque el choque transitó por cauces extremos.
En un clásico rompecorazones, los cubanos sacaron temprana ventaja de dos sets que luego perdieron en un santiamén. Pero en el tie break recuperaron el aliento y entre los ataques de Yant, López, Massó y Javier Concepción y la impresionante defensa de Yonder García silenciaron el Maracanazinho.
Era una victoria crucial, para marcar un antes y un después en la competición, pero desgraciadamente los jugadores y el cuerpo técnico no lograron aprovechar ese impacto positivo.
Abismo, episodio 1
Ganarle a Brasil ante su público disparó las expectativas de la fanaticada cubana, aunque varios detalles de ese triunfo no se podían obviar. En primer orden, la dirección técnica encabezada por Jesús Cruz mostró su peor cara a la hora de manejar los cambios y los tiempos cuando apretó la soga, mientras el equipo incurrió en muchísimos errores (33 en general), fallando sobre todo en el servicio (25 pifias).
Esas eran señales de que podía venir una debacle si no se corregía el rumbo…y así fue. De la emoción por vencer a Brasil se pasó al más absoluto desconcierto con las derrotas ante Ucrania y Estados Unidos, dos rivales inferiores en el papel.
Los europeos, si bien traían una base sólida de voleibolistas que pasan buena parte de la temporada de clubes juntos en Polonia, adolecían de un líder por la ausencia de Oleh Plotnytskyi, estrella del Piacenza en la Liga Italiana, y presentaban una selección de jugadores desplazados por la guerra. Por su parte, los norteños presentaron una escuadra en formación, plagada de chicos jóvenes sin tanto recorrido profesional.
Sin embargo, Cuba no pudo con ninguno de los dos, acusando las mismas deficiencias antes enunciadas: 57 errores no forzados y 35 servicios al limbo. Si bien la dirección movió más la banca buscando alguna reacción, la única respuesta que encontraron en la cancha fue la de Marlon Yant, quien cargó en sus hombros todo el peso del plantel.
Abismo, episodio 2
El 25 de junio Cuba tenía que enfrentarse a Alemania en Belgrado, Serbia, para dar inicio a la segunda semana de la VNL. Pero resulta que el 23 de junio, solo 48 horas antes del duelo, buena parte del equipo no había podido volar a Europa por trámites burocráticos.
Un total de ocho efectivos, incluidos hombres clave como Yant, López y Concepción, se quedaron en tierra a la espera de resolver el inesperado contratiempo. De acuerdo con la página especializada CubanSp1ke, las autoridades deportivas de la isla sacaron pasajes con dos escalas rumbo a Serbia, sede de la segunda semana de competencias, pero quienes tenían solo visa europea y no residencia o ciudadanía en el Viejo Continente solo podían realizar una escala con su visado.

Eso generó un caos y dejó a buena parte del equipo volando al límite, con muy poco tiempo de descanso. Algunos jugadores llegaron a Serbia y fueron prácticamente directo del aeropuerto a la cancha, por lo que ganarle a Alemania y tener una buena semana parecía una quimera.
Éxtasis, episodio 2
Parafraseando “Tres Héroes”, de José Martí, los voleibolistas cubanos llegaron a Serbia y, sin sacudirse el polvo del camino, no preguntaron ni dónde se comía ni se dormía, sino dónde se encontraba la Arena Belgrado. Hacía allí se dirigieron para el partido con Alemania, una prueba de fuego contra el rival que nos dejó fuera de los Juegos Olímpicos de 2012 y que también nos dio una estocada en el proceso rumbo a París 2024.
El primer set del choque fue un mal presagio: derrota 25-19 con una docena de errores. Entonces, a pura garra, se obró el milagro. Tres parciales muy contundentes, con un José Miguel Gutiérrez imperial (20 unidades) le dieron a los caribeños un triunfo que valía oro, porque se lograba después de perder tres veces en la primera semana y porque llegaba tras un infierno de viajes a destiempo.
“¿Qué puedo decir? Estamos muy cansados, pero hoy trajimos a la cancha mucha energía positiva y ganamos contra el equipo alemán. Intentamos olvidar que estábamos cansados. Creo que esta semana lo haremos mejor que la semana pasada. Tuvimos un comienzo muy bueno, pero eso ya es cosa del pasado. Necesitamos olvidarlo y seguir adelante”, apuntó en aquel momento el central Javier Concepción.
Sus palabras fueron premonitorias. Tras ese capítulo, los antillanos derrotaron con idénticos marcadores (3-1) a los anfitriones serbios y a Países Bajos, en cada encuentro con actuaciones muy relevantes de José Israel Massó, reconvertido de central a opuesto para la presente edición de la VNL.
El chico anotó 50 puntos entre los tres encuentros ante los rivales europeos en su nueva demarcación. “No es algo que haya sido de un día para otro. Había jugado como opuesto años atrás. Lo principal para que me salgan bien las cosas ahí es que me gusta la posición”, dijo Massó en una reciente entrevista.
Éxtasis, episodio 3
Terminar la segunda semana de la VNL con tres victorias y una derrota contra Argentina fue una inyección de confianza para el cuadro nacional dirigido por Jesús Cruz, que tenía por delante el difícil reto de competir contra Bulgaria, Polonia, Francia y China en el cierre de la clasificación para buscar el boleto a la final de Ningbo.
Muy positivo para el equipo antes de afrontar esos últimos duelos fue estar en Europa durante varios días de preparación, que incluyó una pequeña base de entrenamiento en Serbia y dos partidos amistosos en Francia contra los actuales campeones olímpicos. Estas oportunidades, además de incorporar al incombustible Robertlandy Simón en sus filas, permitieron mantener la dinámica colectiva y recuperar el aliento tras el sobresalto de los problemas de visado que afrontaron antes de la segunda semana.
No obstante, la ausencia del líbero Yonder García para la tercera semana, la necesidad de ganar al menos tres partidos para clasificar a la final sin depender de nadie y el altísimo nivel de tres de los contrarios de turno, combinados, no invitaban demasiado al optimismo.
Pero este equipo tiene la capacidad de pasar del abismo al éxtasis con mucha facilidad. Así, en medio de las dificultades, lograron venir de atrás para vencer a Bulgaria en cinco sets, con un descomunal trabajo en la net de Simón y Massó, quienes marcaron entre ambos 11 puntos por bloqueo. En total, 19 veces se levantó la muralla antillana contra el plantel dirigido por el prestigioso entrenador italiano Gianlorenzo Blengini.
Lo mejor estaba por llegar. Polonia, líder del ranking mundial y anfitriona en Gdańsk de la última semana de competencias, sería la próxima víctima de los cubanos. Contra todo pronóstico y luego de 15 años sin poder derrotar a los europeos, otra vez se obró el milagro con un rendimiento coral de todo el sexteto titular.
Yant comandó las acciones con 18 puntos, escoltado por Massó (15), López (12), Concepción (10), Simón (9) y el pasador Julio Gómez (8), este último imponente desde la línea de saque con tres aces. Otra vez el bloqueo funcionó a las mil maravillas, con diez cartones por ese concepto, incluidos los que logró Robertlandy para borrar una ventaja polaca de 24-21 en el cuarto set.
A punto estuvieron los europeos de mandar el partido al tie break, pero una reacción cubana que quedará guardada en la historia del voleibol de la isla cambió los destinos del encuentro. Con la mencionada pizarra de 24-21 en el cuarto set, José Israel Massó fue al servicio, lo cual no era un buen presagio pues se trata del jugador que más errores de saque cometió en la VNL 2025.
Pero por cosas del destino, Massó metió cinco pelotas consecutivas en la cancha polaca y fue la primera piedra de una remontada que le dio el triunfo y los tres puntos a Cuba, un equipo ya crecido y a las puertas de meterse en su primera final de VNL.
“No nos sorprendió porque siempre luchamos mucho. Nuestro objetivo era mantener el nivel alto todo el tiempo, y estamos muy contentos con la victoria. Hubo mucha emoción al final. Pero esto es solo un pequeño paso, y aún nos queda mucho camino por recorrer. Estamos contentos, pero aún no está terminado”, apuntó Concepción, que nuevamente fue premonitorio.
Abismo, episodio 3
Perder en cinco sets contra Francia, actuales campeones olímpicos y terceros del ranking mundial, no debería formar parte de un nuevo episodio de declive de la selección cubana, sobre todo porque en ese encuentro ofrecieron una versión notable. De hecho, a punto estuvieron de derrotar a los galos, pero la desconcentración y los errores en momentos decisivos impidieron la hazaña.
Ahora bien, perder ante un rival tan duro como Francia en cinco sets y haber dejado una buena imagen instauró una sensación de exceso de confianza en el plantel caribeño antes del último duelo con el débil cuadro de China. Ese fue el inicio del “apagón” que se vivió contra los asiáticos en un duelo que, de ganarlo, habría colocado a los caribeños con el pasaje directo a la final.
Pero no fue posible. Los chinos, que no se jugaban nada porque ya estaban clasificados a la discusión de las medallas por su condición de sede, ensayaron con Cuba lo que serán los partidos de vida o muerte de la ronda decisiva y consiguieron tumbar la resistencia antillana en cinco parciales, cada uno más surrealista que el anterior. No sirvió de nada ni siquiera el despliegue de Marlon Yant, quien marcó 31 cartones y se consolidó como el mejor anotador de toda la VNL.
Los pupilos de Jesús Cruz perdieron en intensidad, garra y concentración, todo ello ante la mirada pasiva de un cuerpo de dirección que no movió un dedo para intentar evitar la debacle. Sin cambios, sin actitud para sacar a los jugadores del letargo, se pusieron la cruz encima y dieron espacio a China para que se creciera con cada acción.
“China hizo un gran trabajo hoy. Lucharon por cada punto, todo el tiempo. No presionamos lo suficiente para ganar el partido. Luchamos, pero creo que también debemos mejorar en esto, ya que a veces no hacemos lo suficiente”, sentenció Massó tras un choque que ponía a Cuba a depender de otros resultados para avanzar a la final.
Éxtasis final
En la penúltima jornada de la actual VNL, Bulgaria logró vencer a Polonia ante sus parciales. Como mismo hizo Cuba, los búlgaros se crecieron y no creyeron en el cartel de la mejor selección del planeta ahora mismo. Sin embargo, su éxtasis también se transformó en ruina en menos de 24 horas para fortuna del plantel antillano.
Luego de dar la clarinada frente a Wilfredo León y compañía, los búlgaros simplemente perdieron el rumbo y fueron arrasados por Irán en la jornada de cierre. Solo un par de horas después de ver a Cuba inmolarse contra China, los europeos siguieron el mismo camino ante los persas, imperiales con un marcador de 3-0 que incluyó dos parciales de 25-17 y otro de 25-16. Barrida total.
El choque fue un ejercicio de profesionalidad pura de los iraníes, que casi no tenían opciones de clasificación aunque ganaran. “No importa si entramos o no, siempre tenemos que jugar nuestro mejor voleibol. Queríamos demostrar que podemos jugar a nuestro nivel sin importar la presión”, apuntó Roberto Piazza, entrenador de Irán.
Su victoria, al mismo tiempo que apagó los sueños de Bulgaria, les permitió a los cubanos volver a activar el botón del éxtasis. Ahora está por ver si lo mantienen encendido de cara a la final o si vuelven a caer de nuevo en la oscuridad.