Más de 400 triciclos eléctricos operan actualmente en Cuba en medio de la profunda crisis que sufre la isla y que tiene al transporte como uno de sus sectores más golpeados.
En este contexto, estos vehículos se han convertido en “una opción de movilidad más asequible” y una alternativa a otros medios “muy impactados” por las carencias actuales del país, en opinión del ministro cubano del sector.
“Su presencia en diferentes provincias y municipios permite conectar barrios, facilitar traslados cortos y complementar otras modalidades de transporte público, muy impactadas por las carencias de piezas de repuesto y combustibles”, consideró Eduardo Rodríguez Dávila, en una reciente publicación en sus redes.
De acuerdo con la infografía compartida en la publicación, el total de triciclos eléctricos asciende a 432, con La Habana —la provincia más poblada del país y la primera en contar con el servicio de estos vehículos— sumando más de un tercio de los mismos (162).
Otros 10 territorios también cuentan con triciclos, incluyendo el municipio especial Isla de la Juventud, con las provincias orientales como las más representadas y Guantánamo, con 40, como la segunda en número detrás de la capital.
La mayoría opera en las ciudades cabeceras de los territorios con flota propia, aunque otras localidades también poseen vehículos de este tipo. Son los casos de Manzanillo (15), Cárdenas (10), Morón (10), Gibara (5), Antilla (5) y Baracoa (5).
En cambio, las provincias de Mayabeque, Cienfuegos, Villa Clara, Sancti Spíritus y Camagüey no cuentan con el servicio, de acuerdo con la publicación.
Un año atrás funcionaban 293 triciclos en todo el país, de ellos 118 en La Habana, según informó entonces el gobierno de la capital. Su precio oficial es de 10 pesos por pasajero, lo que los convierte en una opción económica en comparación con el transporte particular, cuyos precios han seguido en ascenso en sintonía con la crisis y la inflación en la isla.
En tiempos de apagones
Sin embargo, la apuesta gubernamental por los triciclos eléctricos no está exenta de problemas. La propia crisis económica y las dificultades financieras asociadas a la misma, así como la compleja situación energética en la isla son dos escollos no pequeños para el funcionamiento de este servicio con estabilidad.
Al respecto, Rodríguez Dávila deja entrever la posibilidad de incorporar estaciones de carga que utilicen energías de fuentes renovables, como una vía para garantizar la carga de estos vehículos en momentos en que la mayor parte del país padece de constantes y prolongados apagones.
“Esto permitirá garantizar un funcionamiento más estable y sostenible, incluso en el actual contexto electroenergético, y seguir acercando el transporte a quienes más lo necesitan”, asegura el funcionario que, no obstante, no brinda precisiones sobre la tentativa incorporación de esas estaciones de carga.
En cambio, celebra que los triciclos ya formen “parte de la vida cotidiana” en distintas ciudades y comunidades cubanas y atribuye esto al “aporte de la industria nacional con su proveedores estratégicos y a la contribución del Fondo para el Desarrollo del Transporte Público”, a partir del cual se vienen financiando algunas mejoras en su sector.
Este fondo, según comentaba el propio ministro en otra reciente publicación, fue creado “a partir de los impuestos que pagan los que adquieren vehículos en las comercializadoras” y con él se persigue “atender necesidades urgentes” del transporte en Cuba.
Ministro: Impuestos a automóviles importados dejan fondos para la inversión en transporte público
Con esa fuente, las autoridades esperan que “próximamente haya (triciclos eléctricos) en otros municipios para extender esta opción de transportación” en el país.
Tal expectativa contrasta con el deficitario panorama del transporte público en general, confirmado por las propias autoridades.
Según el informe presentado en julio por Rodríguez Dávila ante el parlamento cubano cerca de la mitad de las 2500 rutas provinciales de ómnibus que operan en el país se encuentra paralizada debido a la “escasez de combustible” y “problemas técnicos”.
Por demás, hasta abril de este año solo se transportó un 68 % de lo planificado, lo que dejó a 412 millones de personas sin servicio y una caída de 114 millones respecto al año anterior.