Luego de un incendio que destruyó el área tecnológica de la planta procesadora de La Coloma, en Pinar del Río, un duro golpe a la economía nacional, la prioridad es mantener activa la flota langostera, dijeron al periódico Granma directivos de la empresa.
Enfocados en tal propósito, 44 barcos zarparán en los próximos días hacia zonas de pesca distantes, donde deberán prolongar su faena para compensar la falta de procesamiento local.
“El esfuerzo de los pescadores va a ser mayor. Tendrán que permanecer más días alejados de sus casas, porque el traslado de lo que capturen será hacia otros territorios”, explicó Yordan Nogueira Tapia, director de la Empresa Pesquera Industrial “La Coloma”.
La langosta es uno de los principales rubros exportables de Cuba, con mercados en Asia y Europa. De acuerdo con previsiones publicadas en Granma, en 2024 La Coloma debió facturar unos 22 millones de dólares, tal como lo hizo en 2023. Una tonelada del marisco entero crudo se vende a 18 mil dólares en el mercado internacional, según un reporte del Noticiero Nacional de Televisión.
Pérdidas millonarias
El siniestro, ocurrido en la madrugada del sábado 14 de octubre, redujo a cenizas el 70 % de las instalaciones de la planta, responsable del 45 % de las exportaciones cubanas de langosta, según cifras oficiales.
Las pérdidas preliminares superan los 110 millones de pesos cubanos, la mayor parte de ellos en divisas.
No obstante, aclara el directivo a Granma, esa cifra pudiera elevarse, cuando concluyan las labores de demolición y recogida de desechos, y pueda evaluarse en detalle el estado de la instalación.
Los trabajadores de La Coloma estaban listos para recibir una inspección de la Comunidad Europea de forma online; además, contaban con el sistema wifi que permitiría ese examen. Con este fin estaban instaladas las pizarras nuevas con detectores de amoníaco y controladores de temperatura monitoreados desde la planta de hielo, explicó, por su parte, el periódico local Guerrillero.
De las 2 mil 700 toneladas previstas a capturar, incumplen hasta la fecha con 600, entre otras causas por la baja disponibilidad de combustibles. También influyen los efectos perniciosos del cambio climático sobre los fondos marinos de la plataforma, dado que monitoreos y estudios recientes constatan una menor manifestación de la especie, abundó el medio pinareño.
Las altas temperaturas en el mar y la ausencia de refugios marinos por el daño que provocaron los huracanes propician que las langostas migren a zonas más profundas, a las que se dificulta llegar con las artes de pesca de las que hoy disponen.

Solidaridad y planes de recuperación
Entre los escombros yacen equipos de última tecnología adquiridos en 2022, como una clasificadora automática y túneles de empaque al vacío, esenciales para cumplir con los estándares internacionales.
Además de las máquinas, las mesas y estantes de acero inoxidable, los equipos de clima, las paredes interiores, hechas de paneles metálicos, los falsos techos, las cubiertas de zinc y hasta un pedazo de la placa, también fueron pasto de las llamas, detalló el reporte periodístico de Granma.
La instalación, descrita por Nogueira como “de primer mundo”, empleaba a 175 trabajadores. Un grupo será reubicado en una línea de procesamiento de pescado y mariscos dentro de la misma empresa; otros integrarán brigadas de reconstrucción.
Los que no puedan reincorporarse recibirán el 60% de su salario básico bajo el estatus de interruptos.

Vecinos y trabajadores se turnan para retirar vigas retorcidas y paneles carbonizados. La comunidad de La Coloma, de unos 5 mil habitantes, ha donado agua y alimentos para los brigadistas.
Aunque en el momento del incendio la industria no estaba en operaciones, allí se encontraban almacenados mil 300 kg de langosta pendientes de empaque, según informó el director de la entidad pesquera.
Fundada en 1971, La Coloma es uno de los polos pesqueros más importantes de Cuba. Según cifras oficiales, antes del incendio procesaba unas mil 200 toneladas anuales de langosta.
El fuego ocurre en un escenario de escasez de materiales de construcción y combustibles en la isla, lo que complicará la reconstrucción.
“Es un desastre”, sentenció al periódico Guerrillero José Luis Páez Rodríguez, pescador de la embarcación langostera 110, perteneciente a la empresa extractiva Boca de Galafre.