Michelle Obama quiso interactuar con las generaciones más jóvenes, quienes vivirán la nueva relación que renace entre su país y Cuba. Con una agenda paralela a la del esposo, en la mañana del lunes la primera dama y sus dos hijas conversaron con diez adolescentes cubanas, en la Fábrica de Arte Cubano, acerca de la educación en la Isla.
Como gesto de agradecimiento por la acogida a su familia, Michelle obsequió al pueblo de Cuba dos árboles Magnolia y un banco para descansar bajo su sombra, que se ubicaron en el jardín de la Biblioteca “Rubén Martínez Villena”, de La Habana Vieja. Aunque no ofreció declaraciones a la prensa, en su dedicatoria del regalo insistió en los lazos que unen a los dos pueblos: “compromisos compartidos en el descubrimiento científico, nuestro apasionado amor por el béisbol y la determinación a ayudar a nuestros niños a alcanzar sus esperanzas a través de la educación”.