Acaba de terminar la cuarta edición del Encuentro de Jóvenes Pianistas, celebrado en la Habana Vieja, que ha sido, otra vez, una gran suceso no tan visible como tan valioso. Veinte jornadas entre conciertos con orquesta y recitales vibraron en los escenarios del Centro Histórico que asiduamente son tomados por la música: la Sala Ignacio Cervantes, la Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís y el Teatro Martí.
26 multipremiados jóvenes pianistas procedentes de Armenia, China, Belarús, Corea del Sur, Rusia, Egipto, Estados Unidos y Cuba ofrecieron a los melómanos obras pertenecientes a diversas épocas, estilos y tendencias que forman parte del repertorio pianístico propio de los más exigentes auditorios internacionales.
Los intérpretes foráneos fueron en su mayoría pupilos de quien ha sido durante cuatro años consecutivos el artífice y mecenas de este proyecto sin precedentes. Se trata del maestro cubanoamericano Salomón Gadles Mikowsky, catedrático en la Manhattan School of Music. A su empeño se han sumado la Oficina del Historiador de la Habana, el Gabinete de Patrimonio Musical Esteban Salas, la Dirección de Gestión Cultural, la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba, el Lyceum Mozartiano de La Habana y otras instituciones.
Cubano de alma y nacimiento, a menudo Mikowsky recorre la ciudad con sus alumnos noveles y les ilustra sobre nuestro patrimonio material y espiritual. Les comenta con nostalgia y orgullo que nació frente al Capitolio.
Alumno de César Pérez Sentenat y por tanto heredero del legado pianístico cubano, luego de obtener una beca en la Julliard School en 1955 decidió quedarse en New York. Durante casi cincuenta años de carrera pedagógica en varias instituciones como New York University y University of the Arts de Filadelfia ha erigido a grandes artistas de relevancia internacional, lo cual le ha convertido en uno de los más demandados profesores de piano en los Estados Unidos, según el libro de Benjamín Saber.
A su labor sostenida de gestión y filantropía para Cuba debemos la donación de dos pianos Steinway de gran cola, ubicados en el Teatro Martí y en la Sala Cervantes. También la restauración del instrumento perteneciente al fallecido compositor cubano Harold Gramatges que se halla en el Aula Magna del Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana.
Producto de su tesis doctoral en la Universidad de Columbia (1973), su libro Ignacio Cervantes y la danza en Cuba, publicado por la Editorial Letras Cubanas en 1988 y reeditado recientemente por la Editorial Boloña, es un estudio acucioso de las obras de savia criolla decimonónica de dicho compositor, portadoras de valor patrimonial y expresiones de identidad nacional cubana, las cuales Salomón también ha enseñado a tocar a sus alumnos.
Entre ellos, el egipcio Wael Farouk, los rusos Alexandre Moutouzkine y Alexandra Beliakovich, la surcoreana Khowoon Kim, los chinos Jie Yuan y Yuan Sheng y el norteamericano Edward Neeman, quienes han sido presencia habitual en el evento habanero. Algunos acometen la interpretación de otros clásicos cubanos como Ernesto Lecuona y de contemporáneos como Juan Piñera. Obras que demandan además de un rigor técnico la comprensión de ritmos autóctonos propios de la cubanía.
El Encuentro de Jóvenes pianistas se convierte así en espacio de presentación de las creaciones recientes de noveles y consagrados compositores cubanos que el maestro Mikowsky se lleva en su portafolio para continuar enseñando a sus alumnos en Nueva York. Algunos incluso ya las han interpretado en los auditorios de sus países de origen.
Una de las noticias más relevantes de esta cuarta cita la ofreció la intérprete Simonne Dinnerstein, artista exclusiva de SONY Records, quien ha sido guiada por Mikowsky desde los ocho años de edad. Dinnerstein consiguió que su casa discográfica acuda a los predios del Lyceum Mozartiano de La Habana para grabar con la Orquesta Sinfónica del Instituto Superior de Arte cubano (ISA); un conjunto del cual ha dicho Mikowsky que se halla al nivel de las orquestas juveniles de los centros de estudios musicales más importantes de los Estados Unidos.
El Encuentro de Jóvenes Pianistas vino a revitalizar el diálogo con intérpretes exitosos del pianismo internacional que había decaído con la desaparición del Concurso y Festival de piano Ignacio Cervantes en 2009. Ha significado para los estudiantes cubanos la puesta al día y el contacto con las tendencias actuales en cuanto a técnicas de interpretación.
Fue también una oportunidad para que virtuosos pianistas cubanos Patricio Malcolm, Aldo López-Gavilán, Ahmed Alom, Karla Martínez, Lisa María Blanco e Isabel Mesa, (algunos residentes en el país y otros diseminados por el mundo) acudieran también a La Habana, siguiendo el ejemplo de su compatriota Salomón Mikowsky, para mostrar su arte, homenajear a maestros representantes de la escuela cubana de piano, desdibujar confines e iluminar a la ciudad maravilla que como artistas los vio nacer.
Qué alegría ver cómo resurge el contacto de nuestro país con el mundo, y continúa así el desarrollo del legado musical heredado por tantos cubanos insignes como Ignacio Cervante y Lecuona por poner sólo dos ejemplos.