Mil Cumbres fue, antes que un Área Protegida, el misterio de lo impenetrable. Pocos hombres lograron asentarse en las montañas; y ahora los que quedan se marchan buscando el turismo, que llega en ómnibus o bicicleta.
Estas 17 mil hectáreas que marcan la medianía entre las provincias de Artemisa y Pinar del Río, son un paraíso para el senderismo, la observación de aves y la actividad ecuestre. Por acá pasan también cuentos de aparecidos y una magia que atrae a los fotonaturalistas.