La emigración es un problema social que inunda la mayoría de los países del Mundo y que ha traído consecuencias tanto para los denominados países exportadores, como para los de acogida.
El arte no ha estado exento de mostrar esta problemática: el cine, la música, la literatura han dado muestras de los cambios que perciben aquellas personas que dejan su tierra natal para conquistar un sueño en otro país.
Ahora fue el turno de las artes plásticas. El Museo Nacional de Bellas Artes exhibe en una de sus salas la exposición personal Cuando caen las fronteras del artista Abel Barroso, donde utiliza la madera en diferentes soportes de instalación para mostrar su visión del problema.
Resulta interesante como Barroso articula un discurso donde expresa lo que subyace en un proceso como el de la emigración. Una pajarera a escala real con un mapa-mundi pintado recibe al visitante expresando tal vez el hecho de que todos somos parte de un mismo mundo, sin importar que tan lejos estamos unos de otros, más allá de contextos económicos, políticos y sociales.
Una serie de juegos de Pinballs recorren las diferentes etapas por las que puede pasar un emigrante: el tránsito por los aeropuertos dejando atrás recuerdos, amigos, familia, historias; el deslumbramiento por lo nuevo y brillante; la añoranza por tener a su lado a las personas que más quiere.
De singular podría calificarse un juego de Monopoly que muestra, como si en verdad eso fuera, las diferentes ciudades del planeta, representadas por el tamaño de sus edificaciones y las diferencias que existen entre ellas; tal vez uno de los factores que impulsan el proceso de la emigración: la economía.
Sin embargo una de las piezas que más llama la atención es un mapa del Mundo plano, realizado con micro-vallas de madera aludiendo al estado de aislamiento de cada uno de los países con respecto al otro, pero con peculiares escaleras de madera colocadas como puentes entre ellos para salvar esa distancia geográfica que nos separa y buscar aquellas personas, lugares o cosas que nos unen, para intentar no olvidar de donde venimos y hacia donde vamos.