Los abismos de Pilar Quintana, Premio Alfaguara de Novela 2021, está narrada por Claudia, una niña que nos abre las puertas de sus recuerdos para hablarnos de los inicios del despertar de su conciencia. Lo hace a través de una serie de historias familiares en las que las mujeres son protagonistas; en ella todos los hombres tienen un monstruo adentro, o se van, mientras el misterio de la muerte no para de motivar a su curiosidad y detonar a sus temores, así como a su lado más macabro.
La niña, Claudia, que vive en una familia de clase media alta, en una casa atestada de plantas, atestigua el declive del matrimonio de sus padres a raíz de la traición de la madre, su “tocaya“, como se dicen la una a la otra, y por ende la corrosión de la armonía familiar en una etapa de construcción de su personalidad, que poco a poco se irá alterando entre tantas tensiones que Claudia, por mucho que intenten ocultárselo, nota y decodifica:
“Mi mamá me pedía que colgara y cuando lo hacía a ella sí le hablaban. Con el mudo mi mamá cuchicheaba y ponía una voz suave”.
Logra enganchar con algunos toques de intriga, y estableciendo ciertos paralelismos con los chismes de los famosos que salen en las revistas, principalmente esas mujeres que murieron en circunstancias “accidentales” y ambigüas, pues dejaron cabida a pensar en un suicidio o en un crimen. Mujeres a las que ni la fama salvó del peso de las responsabilidades familiares: hoy en día más proclives a ser retratadas como un peso pesado y una limitación, que, no nos engañemos, su parte de eso tienen, ya no estamos en los años cincuenta del siglo XX y sabemos que las imágenes de familia perfecta siempre esconden cosas espeluznantes por algún lado.
Por momentos se siente más que un drama, una historia de misterio e intriga, con asomos de terror psicológico, a juzgar por ciertas situaciones e imágenes típicas del género: dígase tinieblas; presencias ambigüas que no se sabe si son fantasmas hasta que se constata; la muñeca Paulina; y el miedo constante de Claudia a que su madre se suicide, algo que, en realidad, no debería ser una experiencia para ningún menor.
Esta niña protagonista es arrojada al abismo del entendimiento y a la resolución de cuestiones que superan sus posibilidades emocionales, si tenemos en cuenta su edad. Al verse en medio de varias situaciones que la afectan directamente, aunque no responda por ellas, busca darles lógica, o al menos sobreponerse. Me perdonarán el largo fragmento que dejo a modo de trailer o, como le dicen por ahí, avance:
“Por la noche mi mamá me acompañó a mi cuarto sin que yo se lo pidiera. Me acosté. Apagó la lámpara de la mesa de noche y se sentó en la cama.
—Yo sé que no he sido la mejor mamá.
Tuve el impulso de consolarla, de decirle que no era cierto, que ella era la mejor del mundo, pero ese día me había sentado bien llorar en el pecho de mi tía Amelia, saltar por horas en el brinca-brinca, atragantarme de crispetas y gaseosa, y me callé.
—Cuando la tristeza se me mete en el cuerpo yo trato de hacer que se vaya, te lo juro.
Era una silueta en la oscuridad y no le alcanzaba a ver la expresión.
—Vos sos lo más importante para mí, Claudia. Aunque a veces la tristeza me gane, vos sos lo único importante de verdad. ¿Lo sabés?
Seguí callada.
—Te prometo que voy a hacer mi mejor esfuerzo, que voy a pelear más duro y no voy a dejar que me vuelva a ganar.
Me salió una lágrima silenciosa. Yo estaba quieta y no creo que ellase diera cuenta.”
Claudia, desde la sinceridad de la infancia, tiene la tarea de desenredar y decodificar las palabras de los adultos para vislumbrar la verdad entre tantas mentiras piadosas y muchas señales que son informativas también.
Narrada de forma sencilla, Los abismos es una historia que se lee sola. Las imágenes, situaciones y sus descripciones tienen un estilo cinematográfico; un drama con buena fotografía y momentos icónicos sazonados por una banda sonora entre melancólica y misteriosa, así lo imaginaba mientras la niña, por un lado, y la madre, por el otro, interactuaban en silencio con las plantas y los objetos, en lo que dejaban sin regar otros asuntos que sí tenían seca la armonía de la casa.
A menudo, los personajes se encuentran como a punto de lanzarse de un edificio, de un acantilado, lo cual pone al lector a temer lo peor, hasta el final.
“(…) En el mar de silencio, ya lo sabía, vivía un monstruo.”
Los abismos son esos huecos en los que caen los protagonistas empujados por el silencio y, más que por el silencio, por la falta de comunicación, pues sí que hablan, pero no logran comunicar lo que realmente deberían.
Esta es una novela sobre el descuido, sobre el radio de acción que puede tener la autodestrucción, pero también sobre la búsqueda de la verdad, sobre el intrigante y azaroso batallar contra el miedo, y otro ejemplo del error que es subestimar a los niños.
El abismo principal es la familia y la reproducción de los errores que, a su vez, crean más abismos, sí, como un bucle, pero, ¿acaso tenemos que arrastrar a nuestros hijos hasta lanzarlos por nuestros propios precipicios personales?
Sobre Pilar Quintana:
Autora colombiana que tiene cinco novelas publicadas: Cosquillas en la lengua; Coleccionista de polvos raros; Conspiración Iguana; La perra (Ganadora del IV Premio Biblioteca de Narrativa Colombiana) y Los abismos (Ganadora del XXIV Premio Alfaguara de Novela). Pilar también ha cultivado el cuento, ya sea en revistas y publicaciones literarias; recomendado dejo desde ya su libro de cuentos Caperucita se come al lobo.
La prosa de Quintana se caracteriza por su economía del lenguaje, por sus temáticas que rondan entre el realismo mágico, el erotismo, la violencia en Colombia y los ambientes y situaciones opresivas que logra crear dentro de tramas que son aparentemente sencillas.
La perra, novela que antecede a Los abismos, es su otra obra más popular; fue traducida a veinte lenguas; estuvo en la lista larga del Dublin Literary Award, fue finalista del Premio Nacional de Novela y del National Book Award en Estados Unidos y ganó el Premio Biblioteca de Narrativa Colombiana, un English PEN Translates Award y el LiBeraturpreis en Alemania —de pronto siento que debí haber leído y reseñado La perra, ¿no?—, y en ella se hace un análisis sobre la maternidad y la sociedad colombiana a través de la historia de Damaris, una mujer que no logra quedar embarazada y adopta una perra a la que nombra del mismo modo en que hubiera nombrado a su hija, de haberla tenido. En Los abismos, por otro lado, también se analizan la maternidad y la situación de las mujeres, pero desde otro punto de vista.
Pilar Quintana se ha logrado colocar entre lo mejor de la literatura latinoamericana de estos tiempos, y con Los abismos hoy, en “A Librazos”, les invito a descubrirla. Breve, concisa, cautivadora, intrigante y entretenida, un acierto que, como dice el profesor Calviño en su programa, vale la pena.
Hasta la próxima semana.