Luego de varios años de intenso debate, la Serie Nacional del béisbol cubano estrena una nueva estructura de competencias a partir de la presente temporada 2012-2013. Los cantos de sirena auguran un desarrollo palpable en la calidad de los jugadores en los próximos cuatro años, amén de la optimización de nuestro gran espectáculo.
Esta edición 52 de los campeonatos beisboleros cubanos cuenta con dos rondas eliminatorias y la espectacular fase de play off. La primera vuelta de clasificación se jugará a 45 partidos e incluirá 16 equipos, mientras a la segunda rueda solo accederán los mejores ocho conjuntos, los cuales pugnarán durante 42 desafíos por solo cuatro boletos a la postemporada.
Había que cambiar, el formato anterior limitaba el espectáculo. Era ilógico mantener una estructura que en lugar de elevar el nivel del pelotero cubano le provocara un estancamiento notable, incluso hasta en el rendimiento de los jugadores insignes del país, sentenció Antonio Díaz, vocero oficial de la Federación Cubana de Béisbol (FCB) y periodista estrella del semanario deportivo JIT.
Este sistema de competición —si bien reduce de 96 a 87 partidos la etapa regular del calendario— exigirá mayor entrega y altos grados de concentración de los jugadores en cada partido, puesto que una mala racha en el arranque del torneo pudiera privar al equipo de obtener el pasaporte a las rondas posteriores, o sea, el margen de error es mínimo.
Es normal que las personas se rehúsen al cambio, eso funciona así para todo. Ahora, estas modificaciones a la estructura de la Serie sin duda elevarán el techo del béisbol cubano, se notará el salto de calidad, y obligarán a todos los equipos a jugar al máximo de intensidad desde el día 1, declaró Rusney Castillo, jardinero titular de la Selección Nacional y actual campeón de Cuba con los Tigres de Ciego de Ávila.
Otra bondad de esta estructura es el draft de jugadores, práctica habitual en cualquier parte del mundo y que el béisbol cubano pedía a gritos desde hacía bastante tiempo. Tras concluir la primera etapa, la Federación confeccionará una bolsa de 40 jugadores provenientes de los equipos eliminados y los ofrecerá a los ocho clasificados, los cuales podrán “demandar” los servicios de hasta cinco de esos beisbolistas.
El proceso de selección se hará por televisión ante la atenta mirada de varios millones de fanáticos del béisbol en Cuba, que ya sueñan con ver lanzar al derecho artemiseño Yadier Pedroso con los Industriales de La Habana, o al receptor tunero Yosvani Alarcón en las filas de los Cocodrilos del Matanzas, o al tercera base pinero Michel Enríquez cubriendo la posición en los Naranjas de Villa Clara.
Según la FCB, el cambio de estructura de la Serie Nacional solo es uno de los pasos enmarcados en una estrategia mayor, cuyo principal objetivo es identificar las principales deficiencias del béisbol cubano, y que las soluciones proyectadas permitan elevar la menguante calidad demostrada por este deporte en los últimos tiempos.
Cuba ostenta un palmarés de lujo en el béisbol internacional, que incluye 25 títulos mundiales y tres cetros olímpicos; sin embargo, su última gran conquista data de 2005, cuando se ganó la Copa Mundial de Holanda.
Desde entonces, los equipos de la Mayor de las Antillas perdieron todas las competencias de primer nivel planetario, incluidos los dos Clásicos Mundiales, torneo considerado en la actualidad como la elite del deporte de las bolas y los strikes.
El cambio de estructura en la Serie Nacional persigue precisamente ampliar los horizontes del béisbol cubano para optar con mayor fuerza al trono del Clásico Mundial, un sueño repleto de éxtasis y adrenalina, que hasta hoy solo Japón pudo hacer realidad tras coronarse en las dos primeras ediciones de ese certamen.