Grafitis y murales en La Habana: creatividad al doblar de la esquina

Clandestinas o autorizadas, sencillas o grandilocuentes, en una pared remozada o un edificio derruido, estas creaciones ya forman parte del paisaje y el imaginario habanero.

Grafitis en La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.

Dibujo de José Martí, junto a otros grafitis en una pared de La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.

Cualquier calle de la capital cubana puede sorprender con un flashazo de creatividad. Sea en Centro Habana o La Habana Vieja, en el Vedado o Marianao, el caminante puede dar de pronto con pequeños grafitis o impresionantes murales, que hasta hace poco no estaban allí. O con uno, que de tanto estar, se ha convertido en parte indisoluble del paisaje y el imaginario habanero, en una marca de identidad, aun cuando el tiempo le haya hecho perder parte de sus colores.

Mural de Ernest Hemingway en La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.
Mural de Ernest Hemingway en La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.

Muchos son obra de artistas populares y autodidactas, de jóvenes irreverentes o veteranos que suelen dejar su huella en los muros de La Habana.  

Pueden ser creaciones clandestinas, fugaces, o hechas a la vista de todos, incluso con la anuencia oficial. O ser más sencillas o elaboradas, más básicas en sus formas y acabados o más grandilocuentes, más atractivas por sus diseños y figuras.

Grafitis y murales en La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.
Grafitis y murales en La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.

Pero todas, de una manera u otra, marcan con su sello el sitio en que han sido plasmadas. 

Sus imágenes, sus mensajes, son reflejo de un contexto, de una inspiración permanente o momentánea o de una tradición reelaborada a la luz del momento en que quedaron sobre las paredes. 

Grafiti en La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.
Grafiti en La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.

No pocas de estas creaciones ya no están. Se perdieron, como se perdieron los muros que las sostenían, las edificaciones en que se asentaban; y como, seguramente, en medio del deterioro que padece la ciudad, otras también se perderán.

Pero, al mismo tiempo, nuevos grafritis y murales siguen naciendo. Cada mes, cada semana, cada día, y La Habana, con sus dolores y carencias, con sus partidas y reconstrucciones, los sigue recibiendo.

Grafitis y murales en La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.
Grafitis y murales en La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.
Mural en La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.
Mural en La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.
Grafitis en La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.
Grafitis en La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.
Grafitis y murales en La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.
Grafitis y murales en La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.
Mural en La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.
Mural en La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.
Grafitis en La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.
Grafitis en La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.
Grafitis en La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.
Grafitis en La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.
Grafitis y murales en La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.
Grafitis y murales en La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.
Mural en La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.
Mural en La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.
Mural en La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.
Mural en La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.
Grafitis en La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.
Grafitis en La Habana. Foto: Otmaro Rodríguez.

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