No por ser estampas comunes en esta época del año, resultan menos relevantes para los habaneros, que experimentan un cambio en las temperaturas y en sus propias vidas.
Entre las imágenes que ha ido dejando el primer mes de 2025 en La Habana están las de la vuelta de los abrigos a las calles y parques de la ciudad.
La llegada de varios frentes fríos, los últimos esta semana, han dado una apariencia invernal a la capital cubana —con cielos grises, lluvias intermitentes, marejadas y e inundaciones costeras— que contrasta con los días más calurosos reportados en otras partes de la isla.
Son estampas comunes en esta época del año, pero no por ello son menos relevantes para los habaneros, que experimentan —disfrutan o sufren, según cada caso— un cambio en las temperaturas y en sus propias vidas por estos días.
Para algunos es la oportunidad esperada para cambiar de look y echar mano a una indumentaria guardada durante meses. Para otros es una dura prueba para su salud y sus escasas pertenencias. No faltan los que presumen de “calurosos”, mientras la mayoría se arropa lo mejor que puede.
El cambio de paisaje tampoco es completo. Aun con su propia paleta de colores y la gente más abrigada, los frentes fríos no pueden esconder la crisis, ni las carencias cotidianas, ni los altos precios, ni las dificultades de muchos —en particular los más vulnerables—, ni el imperativo para ellos y otros tantos de salir día a día a “resolver”, a “luchar”, por ellos y sus familias.
Así es La Habana de este mes: una ciudad con sus contrastes y problemas, emotividades y empeños, pasados por el tamiz del invierno cubano. Un invierno que no es el de Europa, Norteamérica ni Suramérica, pero que tiene sus propias imágenes, como las que Otmaro Rodríguez nos redescubre este domingo.