Los primeros días de 2025 en el centro histórico de La Habana
El corazón turístico de la capital cubana no escapa a la crisis ni al retroceso del sector en los últimos tiempos. Tampoco es ajeno a los esfuerzos de los habaneros por seguir adelante.
Enero en el centro histórico de La Habana ya va dejando imágenes habituales en la zona, y otras no tanto.
El corazón turístico de la capital cubana no escapa de la crisis ni del retroceso del sector en los últimos tiempos, y tampoco es ajeno a los esfuerzos de los habaneros por seguir adelante en medio de no pocas dificultades.
Como suele ser habitual a inicios de año, las temperaturas más frescas han hecho a muchos desempolvar los abrigos para salir a la calle a su “lucha” cotidiana y también, de ser posible, a actividades más placenteras.
Además, no han disminuido las preocupaciones por los precios de los alimentos y otros demandados productos, el desabastecimiento de tiendas estatales y hasta mipymes, y la nueva apuesta del Gobierno por la dolarización, que ha relanzado al dólar en el mercado informal.
En plena temporada alta, los turistas recorren el centro histórico habanero, pero no como en períodos anteriores. Como en “los buenos tiempos” que tanto se añoran.
Las plazas y calles lucen menos concurridas que de costumbre por estas fechas, y los restaurantes, ferias y puestos de venta particulares lamentan no tener la cantidad de clientes que desearían y que necesitan para mantener a flote sus negocios.
Los músicos callejeros, muchos ya veteranos, se han enfundado también sus abrigos y han salido a “hacer sopa”. Con sus guitarras, trompetas y maracas tocan las esquinas y calles empedradas, mientras esperan por la “ayuda” que muchas veces no llega.
Si no caen billetes en sus sombreros, pasan entonces a la iniciativa y piden directamente una contribución a los turistas despreocupados. Todo vale.
Así va marchando el 2025 en La Habana Vieja, en su entorno más icónico y visitado años atrás, retratado ahora por nuestro corresponsal Otmaro Rodríguez: entre el frío del ambiente, el calor de los precios y el declive visible del turismo.
A 505 años de su fundación, la antigua villa devenida capital de la isla comienza a adentrase en el nuevo año y a sortear problemas e incertidumbres. Con ella, su gente y toda Cuba.