Amantes de los mangas, animes y videojuegos japoneses se reunieron este sábado en el Anfiteatro del Centro Histórico para intercambiar sobre sus gustos y compartir juegos y afinidades.
Este sábado, un emblemático sitio de La Habana Vieja cambió su fisonomía habitual. En lugar de sus habituales conciertos y actividades infantiles, el conocido Anfiteatro del Centro Histórico fue invadido por íconos del lejano Japón. Pero no por los temidos ninjas o guerreros samuráis, sino por personajes de sus célebres mangas, filmes animados (animes) y videojuegos.
A pocos metros del mar, adolescentes y jóvenes habaneros —y también niños, padres y personas de todas las edades— se reunieron en el anfiteatro durante la Convención Otaku Freak Zone.
Por cinco horas, entre las 4:00 de la tarde y las 9:00 de la noche, amantes y seguidores de estas manifestaciones intercambiaron y se divirtieron sin complejos ni temores de parecer extraños o anacrónicos.
Concursos, juegos de participación, bailes en grupo, expoventas y otras actividades animaron la jornada, en la que no faltaron los ya habituales cosplayers, que no solo se visten como sus personajes favoritos, sino que los caracterizan con rigor y asumen sus gestos, actitudes y hasta formas de hablar.
Aun en medio de la crisis económica que sufre la isla, y a pesar de los miles de kilómetros que separan a Cuba de Japón, estos jóvenes se las arreglan para sumarse a una cultura que ha calado profundo en el mundo contemporáneo.
Con sus propios medios y recursos siguen sus historias, consiguen o confeccionan sus vestimentas, organizan encuentros y comparten gustos y afinidades que no conocen de fronteras.
Así ha ocurrido en los últimos años en diferentes momentos y espacios de la isla —como la pasada Feria Internacional del Libro—, y así volvió a ser este sábado en el Anfiteatro del Centro Histórico.
Felices por compartir entre ellos y mostrar esa parte ya indiscutible de su identidad, los otakus cubanos volvieron a reunirse, esta vez en La Habana Vieja, y allí estuvo nuestro fotorreportero Otmaro Rodríguez para dejar testimonio gráfico de su encuentro.