La Plaza de la Revolución “José Martí”, uno los lugares más emblemáticos de La Habana, considerado histórico y por eso mismo usualmente concurrido por turistas y visitantes, muestra por estos días un rostro inusual. Excavadoras, camiones y concreteras dominan el paisaje en lugar de los habituales ómnibus de turismo y los clásicos “almendrones”.
Una cinta verde cierra el paso a curiosos y visitantes a la inicialmente llamada Plaza Cívica, luego rebautizada como Plaza de la Revolución en 1961 y convertida en escenario de desfiles, actos políticos y conciertos.
Sus 72 mil metros cuadrados han pasado a ser un espacio vedado al menos por unos días, mientras se abren y cierran túneles para la instalación de cables soterrados de fibra óptica, según dijeron a OnCuba varios trabajadores, aunque no revelaron ni su extensión total ni su finalidad.
Sin embargo, la presencia de operarios de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (ETECSA), que capitaliza tanto la telefonía como las conexiones para Internet en la Isla, brinda pistas en un entorno sui generis no solo por su historia y valores turísticos, sino también por su cercanía al Consejo de Estado, la Biblioteca Nacional y a los ministerios de las Fuerzas Armadas, Interior y Comunicaciones.
A juzgar por el ritmo de labor –para mantener el lugar cerrado “lo menos posible”, comentaron trabajadores–, pronto el sitio podría lucir su imagen tradicional y los turistas regresarán cámara en mano para eternizarse con el monumento a José Martí a sus espaldas, o frente a los rostros del Che Guevara y Camilo Cienfuegos.
Mientras, los caminantes bordean las cintas, los autos pasan ajenos por las avenidas circundantes, y los obreros siguen su labor bajo el sol y las nubes de La Habana.
OnCuba deja estas imágenes como testimonio.