“Se sufre pero se aprende”, leo en la parte frontal de un bicitaxi mientras su conductor me mira con una cara de “ostinao” que parte el alma y sirve de complemento a la frase, que escoltada por dos banderas cubanas, bien podría resumir el día a día de muchos compatriotas.
Mezcla de humor y resignación, esta es solo una más de las miles de frases que adornan los bicitaxis, almendrones o camiones que circulan por las calles de La Habana. Es la demostración del “choteo” que nos caracteriza a los cubanos.
Las de los autos y otros vehículos en Cuba son frases con feeling, a veces como mini boleros que expresan el sentir, el drama o el humor, de sus propietarios.
“Borracho y loco” se repite en un camión y un almendrón que capto con mi cámara. Como se repite en muchos más. Ese jocoso eslogan refleja, sin embargo, una triste realidad, pues conducir bajo los efectos del alcohol es una de las principales causas de accidentes en la Isla, históricamente y también en 2019.
Otras frases como “A mí me ronca el tubo” o “Llora si te duele” casi es mejor ni comentarlas. ¿Vulgares? Puede ser. Intentan jugar con ese doble sentido que tanto disfrutamos los cubanos.
En mi caso me parece más sabrosa, por directa, aquella de “Sonríe si quieres sexo”, pintada en el parabrisas trasero de un viejo Chevy azul.
“No es el mejor, pero es el mío”, asoma en el cristal trasero de un añoso Jeep verde. Y la frase es muy real. Entre los precios astronómicos de los carros en Cuba y la imposibilidad de importarlos, los cubanos nos hemos resignado a disfrutar de los que tenemos, nuestros cacharros de toda la vida. Estamos orgullosos de ellos y lo proclamamos con letreros como este.
Las frases que decoran los medios de transporte en Cuba se han convertido en forma de expresión de preferencias personales, políticas o sociales. Banderas cubanas o de EE.UU., el icónico y comercial Che Guevara (favorito de los turistas), conviven con invitaciones al sexo, al desenfreno, con mensajes publicitarios, o de corte religioso como el “Jesús es mi proveedor” que tanto contrasta con “Los muertos están de rumba”.
Desconozco si existe alguna entidad estatal que controle la espontaneidad de estos mensajes. Visto lo visto y leído lo leído, creo que no. Y es lamentable, pues un letrero que reza “La mejor no vale nada”, refiriéndose a nuestras mujeres, no debería estar circulando por nuestras calles.
Como contrapartida y para cerrar me quedo con el “Nada me detendrá”, que demuestra la voluntad de seguir adelante del conductor del bicitaxi y, por qué no, de todos los cubanos.
fantasticos!