Los Reyes de España Felipe VI y Letizia deben ser alérgicos a los animales, en concreto a los perros. Solo eso explicaría la campaña de recogida de canes callejeros emprendida en La Habana unos días antes de la llegada de sus majestades la isla.
No estoy en Cuba en estos días de visita real y, francamente, me alegro; prefiero perdérmelo porque soy 100% antimonárquico. Pero he seguido la llegada de los Reyes, la recogida de perros y la reacción de los grupos de protección a los animales a través de las redes sociales.
Admiro a esas personas que se han lanzado a la calle a salvar la vida de animales indefensos. Han llegado incluso a rescatarlos de una muerte segura, como ocurrió cuando una veintena de activistas se manifestó frente al Centro de Observación Animal, conocido popularmente como Zoonosis.
Los defensores de los animales lograron sacar de allí una docena de perros callejeros, el compromiso de que los carros de Zoonosis no saldrían ese día a capturar animales y la promesa de una reunión en días posteriores para coordinar estrategias. Nada mal.
Grupos defensores de los derechos de los animales llevan tiempo pidiendo una ley de protección animal en la isla. Han realizado marchas, organizan campañas de esterilización y adopción de animales, acuden a los medios para hacer llegar su mensaje a más personas. Buscan sensibilizar a la sociedad con el tema y lo están logrando.
Poco a poco van haciendo sentir su voz. Creo que todos deberíamos seguir ese ejemplo: alzar la voz, hacernos sentir y seguir el camino del diálogo, ese que poco a poco nos hará resolver nuestras diferencias y construir un país mejor para nuestros hijos.
Mientras escribo esto Felipe VI y Letizia siguen su agenda en La Habana, la ciudad maravilla, rodeados de las autoridades cubanas que los han recibido y de escoltas encargados de su seguridad. Al parecer todas las precauciones han sido pocas para evitar que se cruzara ayer en su camino un buen “sato cubano”, que se pasea ante sus majestades con su calma sin importarle la estirpe real de los ilustres visitantes.
Un sato lindo, que me recuerda a aquel de “Jau”, el perro protagonista del corto de Enrique Colina, ese que también se libra de las garras de Zoonosis.
gran articulo