En la región de Tierra del Fuego, donde los vientos antárticos acarician la costa y el Canal Beagle serpentea entre islas, en un peñasco solitario en medio del mar se levanta el faro Les Eclaireurs, una joya histórica, turística y cultural.
Con 11 metros de alto y 3 de diámetro, pintado con franjas rojas y blancas, el faro troncocónico de ladrillo se encuentra a 16 kilómetros de la ciudad de Ushuaia, el extremo austral de Suramérica.
Es conocido como el “Faro del fin del mundo”, pero geográficamente no lo es. El verdadero faro del fin del mundo (en el que se habría inspirado Julio Verne para su libro de igual nombre, publicado en 1905) es el San Juan de Salvamento, situado en el noreste de la isla de los Estados, provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, Argentina.
La novela de Verne describe un faro en el extremo austral de América del Sur en 1861. El San Juan era, en efecto, uno de los más aislados y peligrosos del mundo. Hacia 1900 dejó de funcionar. Con el tiempo se desvaneció, quedando solo vestigios en la memoria.
Por su parte, el faro Les Eclaireurs, de más fácil acceso, fue construido entre 1918 y 1919. Sin embargo, fue en 1920 cuando se puso en funcionamiento. Lleva más de cien años guiando a navegantes con haz de luz giratorio.
En abril de 1918 el buque de la Armada Argentina A.R.A Fidel Vicente López navegó varios días por el Canal de Beagle con la misión específica de identificar el lugar idóneo para la instalación de un faro. Tras exhaustivos análisis, se concluyó que el enclave óptimo sería un conjunto de islotes conocidos como Les Éclaireurs (los exploradores en francés). Estos islotes, bautizados años antes por el capitán de navío francés Louis Ferdinand Martial durante la expedición La Romanche (1882-1883), se revelaron como la ubicación estratégica perfecta para albergar el faro.
No solo sirve como guía para los marinos sino que además Les Éclaireurs se ha convertido en la postal que confirma a los turistas la llegada “al fin del mundo”. Las agencias de turismo, conscientes de la atracción que ejerce la toponimia, promocionan excursiones al faro bajo este nombre, aprovechando además que Ushuaia cuenta con la propiedad intelectual sobre el eslogan “El fin del mundo”.
La ubicación estratégica del faro en un islote en el Canal Beagle facilita su acceso a través de excursiones lacustres que parten del Muelle Turístico de Ushuaia. Este faro, a diferencia de su contraparte histórica, cuenta con tecnología moderna; sus equipos luminosos son controlados de forma remota, y su energía proviene de paneles solares.
La linterna del faro, ubicada a 22,5 metros sobre el nivel del mar, irradia luz blanca y roja a intervalos de 5 segundos. Con un alcance óptico de 7,2 millas náuticas, cumple su deber de guía.
A pesar de su atractivo turístico, el faro se mantiene cerrado al público, lo que agrega un aura de misterio a su imponente estructura.
Les Eclaireurs se erige como un faro no solo en el sentido físico sino también en el simbólico. Guía a los navegantes a través de las aguas peligrosas del Canal Beagle y, al mismo tiempo, ilumina la imaginación de aquellos que lo contemplan desde la costa de Ushuaia mirando hacia el extremo sur de América.