Joan Manuel Serrat, una de las leyendas vivas de la canción hispanoamericana, anunció que en 2022 se retirará de los escenarios tras realizar una larga gira. La noticia descolocó a los millones de seguidores que siguen al catalán desde muchas partes del mundo, si bien se agradece el reencuentro con el público, la cita no deja de ser un adiós.
“He decidido despedirme en persona. No me gustó sentirme despedido por una plaga”, confesó en una entrevista con el diario El País desde su casa en Barcelona el cantautor, que el 27 de diciembre cumplirá 78 años.
La extensa expedición llevará por nombre “El vicio de cantar 1965-2022″. Iniciará con un concierto el 27 de abril, en el Beacon Theatreen, en Nueva York. Luego seguirán varias presentaciones por ciudades de Latinoamérica y Europa para que el telón, como metáfora de cierre, caiga el 23 de diciembre en el Palau Sant Jordi, de Barcelona, tras lo que de seguro será un histórico show.
Que el final de la gira sea en su ciudad natal no es casual. Es un cierre coherente y emotivo de la impresionante carrera artística de 57 años del noi del Poble-sec (el chico del Pueblo Seco, su barrio barcelonés).
Fue en esa urbe catalana, un 18 de febrero donde con apenas veinte años y habiéndose graduado de perito agrícola, debutó en público, en el programa Radioescope, de Radio Barcelona. Aquella tarde, a solas con su guitarra cantó La mort de l’avi (La muerte del abuelo) y Una guitarra. El joven fue tan ovacionado que se hicieron asiduas sus presentaciones en ese espacio y, a pocos días, llegó la propuesta de sus primeras grabaciones.
En la charla con el rotativo español, ante la pregunta insoslayable de “¿por qué ha decidido retirarse de los escenarios?”, Nano, como llaman sus amigos al compositor y poeta, respondió:
“Primero, porque el encierro al que nos llevó esta pandemia que aún dura provocó la imposibilidad de continuar el oficio de cantar en público. Y, también, por la necesidad de recuperar la vida familiar, cumplir con cuestiones íntimas y necesarias. Siguiendo las normas del Eclesiastés: hay un tiempo para cada cosa. Ah, y yo no decidí dejarlo. Han sido los hechos que fueron ocurriendo después de aquella caída de Joaquín Sabina (12 de febrero de 2020) que nos obligó a abandonar una gira. Luego vino la covid… Las dificultades fueron distanciándome. Estaba cada vez más lejos de la actividad que hacía, y aunque no desde el sentimiento, lo cierto es que también estaba inevitablemente alejado de la gente. Lo que he decidido es despedirme en persona. No me gustó sentirme despedido por una plaga. Por eso me planteé ir al lugar más natural para hacerlo, con el público enfrente, lleno de gratitud y alegría”.
Sobre los conciertos de despedidas, solo adelantó que serán presentaciones donde “no se le caiga a la gente la sonrisa de los labios… Habrá 20, 30 canciones, y no sé cuáles van a ser”.
Por supuesto, en ese “no sé cuáles van a ser” no entran célebres temas como, por ejemplo, los de Mediterráneo, el disco que lo catapultó mundialmente y el más popular de su prolífica discografía.
Ese álbum, que en este 2021 ha cumplido cincuenta años, es una joya compuesta por 10 canciones que son auténticos clásicos (en letra y música): Mediterráneo, Aquellas pequeñas cosas, La mujer que yo quiero, Tío Alberto, Pueblo blanco, Qué va ser de ti, Lucía, Vagabundear, Barquito de papel y Vencidos (poema del español León Felipe).
Tampoco se sabe el itinerario de la gira. En lo que se dan a conocer las fechas y teatros donde desembarcará Serrat y sus acompañantes, sus seguidores están expectantes.
Uno de los lugares esperanzados por ver al autor de Penélope antes de que se retire es Cuba, donde ha escrito intensas páginas de su carrera musical y tiene muchos seguidores. Hace ya más de dos décadas de su última presentación en La Habana.
La conexión del público cubano con Serrat y viceversa comenzó a fraguarse desde muy temprano. En mayo de 1973 el cantautor español aterrizó por primera vez en La Habana. Entonces estaba a punto de cumplir treinta años, era uno de los referentes de la nueva canción catalana, una generación que enfrentó con su arte identitario al dictador Francisco Franco. Por si fuera poco Joan Manuel ya tenía en su haber discos como Mediterráneo y puso su voz y música para desempolvar en un par de álbumes imprescindibles poemas de Antonio Machado y Miguel Hernández.
Serrat se presentó con sus músicos en el teatro Amadeo Roldán, en La Habana, en conciertos abarrotados. Hizo otros recitales en Santiago de Cuba y en Camagüey, respectivamente. Llegó hasta un campamento cañero. Durante el día cortó caña junto a los macheteros y, a la noche, a guitarra limpia, regaló canciones a sus compañeros cubanos de faena. Para despedirse de esa primera gira por Cuba volvió, el 18 de mayo, al Amadeo Roldán y la televisión cubana transmitió en vivo la función.
A partir de ahí fueron frecuentes sus visitas a Cuba y la relación afectuosa con cubanas y cubanos. Ya lo había anunciado en su tema Vagabundear: “No me siento extranjero en ningún lugar, /donde haya lumbre y vino tengo mi hogar. /Y para no olvidarme de lo que fuí,/ mi patria y mi guitarra las llevo en mí…”
A Cuba retorna para actuar en 1974 y en 1976. En marzo de 1978, ya exiliado en México, escogió a La Habana como punto de partida para una gira por Latinoamérica. Entre las canciones de su repertorio incluyó el poema “No sé por qué piensas tú”, de Nicolás Guillén, con música del argentino Horacio Guarany. En noviembre de 1982 fue una de las principales figuras del Primer Festival Internacional de la Nueva Canción, en Varadero.
En 1984 en una nueva gira por América Latina, el catalán pasó por Cuba. Al año siguiente compartió en un estudio de grabación con Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Ana Belen, Víctor Manuel, Miguel Ríos y Luis Eduardo Aute. Fue en la grabación del disco Querido Pablo, donde Serrat interpreta a dúo con Milanés “Yo pisaré las calles nuevamente”.
En 1997, tras diez años de ausencia y como parte de su gira A vuelo de pájaro, se presentó en Varadero y en el teatro Karl Marx. En esa visita aprovechó para reencontrarse con viejos amigos y pasear por la ciudad. En una de las escapadas entró a una barbería de La Habana Vieja, se afeitó y posó con los barberos para una foto. Esa instantánea se convirtió en el año 2000 en la tapa de Cansiones (así con s) o Tarres Serrat, como es conocido el vigesimoséptimo álbum de Joan Manuel Serrat.
La admiración por el catalán y la impronta de su obra, fueron motivos suficientes para que, en 2005, una larga lista de músicos cubanos lo homenajearan y grabaran “Cuba le canta a Serrat”, un disco doble con versiones de los temas de Serrat en varios géneros. En 2007 se lanzó otro disco doble que incluyó a nuevos músicos criollos. En la lista de ambos materiales están, entre otros, Omara Portuondo, Ibrahim Ferrer, Santiago Feliú, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Chucho Valdés, Frank Fernández, Tata Güines, las orquestas Los Van Van, Pupy y los que son son, Pancho Amat y su cabildo del son, La Aragón, Bamboleo, Adalberto Alvares y su son y La Charanga Habanera.
En el año 2015, a propósito de celebrar el medio siglo con la música, Serrat presentó “Antología desordenada”, cuatro discos donde comparte cincuenta de sus canciones con artistas de varias partes del mundo, entre ellos Silvio Rodríguez y Pablo Milanés. A su paso por Argentina tuve la oportunidad de preguntarle sobre su relación con Cuba y de la posibilidad, por entonces, de volver a actuar para el público cubano.
“¡Por supuesto que me encantaría que Cuba estuviera incluida en esta gira!”, exclamó emocionado, quien enfatizó sus deseos al declarar que le “gustaría muchísimo” coordinar algún concierto en La Habana pero “la infraestructura no siempre es fácil de conseguir”, dijo.
Acto seguido expresó: “Si bien en este disco hay dos cubanos, podrían haber estado muchos más. Mi amistad con los artistas cubanos no se circunscribe solo a los de la trova, sino también a una gran cantidad de músicos de generaciones anteriores y posteriores a la mía. Cuba es uno de los lugares en el mundo donde existe una densidad de artistas por metro cuadrado superior a la del resto de la humanidad”.
Por ese amor mutuo entre Joan Manuel Serrat y los cubanos, vale la pena comenzar a tocar todas las puertas que haya que tocar para ver si Cuba forma parte de la gira de despedida “El vicio de cantar 1965-2022″.
Ojalá!!!
Una persona de tanta moral y talento, una exelencia de la cultura española, no debe ir a cantar a un pais gobernado por una dictadura que le ha quitado la libertad y sumido en la pobreza a todo un pueblo. Debe recordar que el mismo fue reprimido por la dictadura de Franco. Ahora va a congraciarce con Canel y su banda, porque estaran en primera fila
Carlos revilla, tu comentario es tonto e inútil
Uf!!! Lo dudo… ni Cuba ni Serrat son los mismos; hoy, nombrarle Joan Manuel Serrat a un veinteanero es un peligro existencial y, por otro lado, Serrat, digase lo que se diga, hace rato aparco su veta izquierdosa… o sea, ha sufrido la metamorfosis de muchos con la edad, ha pasado de piromano a bombero.
Estàs sangrando x la herida, ya pronto se convertirà en una hemorragia✌
Tienes mucha razón, Serrat ha evolucionado para bien con la edad, mientras Cuba ha hecho todo lo contrario.
ojalaaaaaaa. el pueblo cubano se lo merece.
Puedes venir hasta después muerto. Serás bienvenido. Pase lo q pase eres Serrat. Cuba te ama y yo desde niño también. Y me llamo Fidel
Un verdadero agradecido. Viva Serrat. Ven.
Esperaremos a Serrat en Cuba. Joan Manuel será muy bien recibido.
Seria un gran honor que Serrat incluya a Cuba en su gira de despedida de los escenarios. Viva el gran Joan