Una leyenda urbana cuenta que el secreto para la fabricación de los tinajones, esos que dan renombre a Camagüey, desapareció hace más de treinta años. Una fábrica estatal y algunos artesanos son capaces de hacer réplicas a pequeña y mediana escala, pero aquellos enormes reservorios de agua son obra de las antiguas mañas.
Pero en San Miguelito, un villorrio a las afueras de la ciudad, insisten en vivir del barro y a modo de industria dislocada replican en cada casa cientos de figuras y vasijas de barro con fines ornamentales; mientras reinventan el secreto perdido de los tinajones.
Pero escriban mas sobre esa historia.
Esos no son tinajones, son macetas. Y la fábrica del estado si los puede hacer en tamaños grandes.