El escritor Marcial Gala (1965) ha ido consolidando su carrera literaria en Argentina, donde vive desde 2014. En Buenos Aires escribe con la cabeza en Cuba, tierra de la cual reconstruye los ambientes necesarios para historias que cada vez suman más lectores y buenas críticas.
Desde que llegó a tierras rioplatenses ha publicado novelas como La catedral de los negros, ya premiada en La Habana y merecedora del Premio “Alejo Carpentier”. A ella siguieron Rocanrol y Llámenme Casandra. Con esta última mereció el Premio “Ñ” de novela, en 2018.
En el peor momento, cuando la pandemia nos mantuvo con las puertas cerradas y escondidos bajo mascarillas, pantallas de acrílico y bálsamos de alcohol, muchos de sus libros comenzaron a darle el pecho a lo desconocido.
El escritor ahora también se lee en idiomas como el inglés, el francés y el alemán. Muy pronto lo tendremos en portugués, árabe e italiano. De ello habla Marcial con los lectores de OnCuba.
¿Cómo ha sido tu vida en este periodo de pandemia?
Fue difícil adaptarse al tiempo pandémico, pero cuando lo consigues todo marcha sobre ruedas, te acostumbras a lo digital y te parece que de verdad el mundo está dentro de tu casa. He hecho talleres de obra y clínicas literarias con autores que han oído mis devoluciones, participé en el Festival de Literatura de Brooklyn y di entrevistas a varios medio por Zoom.
El autor no se habrá podido mover mucho, entre otras cosas por la fractura que tuviste, pero tus libros sí que se han vuelto internacionales. Háblame de lo que representan las traducciones para tu obra, para ti; actualiza a los lectores al respecto.
Ha sido muy bueno para mí escapar de la cárcel del español, y tanto La catedral de los negros como ahora Llámenme Casandra han tenido muy buenas críticas y han llegado a muy diversos lectores; también han aparecido reseñas en los más importantes medios de varios países, así que te puedo decir que he tenido suerte.
Llámenme Casandra fue traducida al inglés y sale ahora por la editorial Farrar Strauus Giroux, muy prestigiosa en los Estados Unidos; y Anna Kushner es la misma traductora que ya trabajó conmigo en La catedral de los negros, mi coautora la llamo yo, por lo abnegado de su trabajo. También saldrá por las editoriales O Globo de Brasil, Zulma de Francia, Quetzal de Portugal y Sellerio Editore de Italia, con los que acabo de firmar un contrato hermoso. Todos estos sellos editoriales son de alta calidad y yo no habría tenido acceso a ellos de no ser por la agencia MertinWitt a la que pertenezco, que preside la muy generosa Nicole Witt.
También influyeron las buenas críticas de mi novela, que tuvieron escritores como los genios Agualusa, Junot Días, Paola Olazarac y el actor y escritor Michael Imperiole, que ya había elogiado antes a La catedral… en su versión en inglés, y que fue muy generoso con Llámenme Casandra.
Tengo mucho que agradecerle, por tanto, a mis editores y publicistas estadounidenses, Lauren Roberts y Julia Ringo. Respecto a La catedral de los negros y a sus ediciones en alemán y en inglés (sobre todo está última tuvo bastante éxito de crítica), se sumó desde el mes pasado la linda edición francesa y también saldrá en árabe.
¿Puede hablarse de un diálogo entre Marcial Gala y sus lectores desde las redes sociales?
Sí puede hablarse, para un “sin país” como es un escritor cubano emigrado es muy importante la interacción con sus lectores, mis éxitos no son los éxitos de Argentina y a la prensa cubana no parece importarle, así que yo mismo trato de dar a conocer mis logros, en un proceso de interacción muy típico de Facebook; en fin, tú eres testigo.
¿Alguna vez ellos (tus lectores) te han hecho variar determinada postura?
Sí, he cambiado mucho desde que estoy acá, la interacción con tanta gente de Cuba diseminada por el mundo te hace variar necesariamente, creo que una de las cosas que más hay que resguardar es la democracia y el derecho a opinar, me asusta bastante la cultura de la cancelación, creo que sobre muchas cosas hay que conservar un pensamiento abierto, no apresurarse a condenar, lo que no significa ser tolerante con el abuso y con el odio.
¿Te has visto por ellas (las redes) obligado a una mayor participación valorativa sobre tu entorno argentino, y creo que, especialmente, respecto a Cuba?
Soy bastante activo en redes sociales, eso me ha permitido ver muchas cosas, sobre todo de Cuba, que obligatoriamente tienen que cambiar, he escrito en revistas y periódicos sobre la necesidad de un cambio radical en Cuba que garantice una verdadera calidad de vida a los cubanos, acompañada de libertad y democracia, y lo he compartido en redes sociales, he escrito posts que han llegado a cierto público sobre lo que pasa en Cuba, sobre el abuso de las fuerzas policiales, y demás. Creo que es una de las cosas, las pocas que uno puede hacer, ya que hay tanta gente allá en Cuba sacrificando su vida por un destino mejor para la Isla, para que el país deje de ser ese lugar estancado y triste.
De todas, ¿cuáles van siendo las mayores satisfacciones que debes a estos nuevos horizontes abiertos por tus libros?
Que hayan llegado a un amplio público, tan cercano al nuestro como lo es el de América y el de Europa y sentir que a pesar del racismo que condena al negro latinoamericano escritor a ser una quinta rueda del carro, en otros horizontes no existe la “cerrazón cultural” que a veces hay en nuestra América y, claro, encontrarme con el agradecido lector del mundo y de Argentina, que me agradece la escritura; y si es un lector cubano la alegría es doble o triple. Por otra parte, las traducciones me han ayudado a capear el temporal de las crisis y preparan el futuro reencuentro con mis hijas.
¿Qué podemos esperar mañana (hablo de planes profesionales, claro) de Marcial Gala?
Tengo dos novelas terminadas; las dos espero que salgan algún día, y una tercera debe salir pronto. Pulsión se llama esa que ya está en editorial.