Cuba: el embargo cuesta más de 1.700 millones al turismo

Foto: Yandy Santana

Foto: Yandy Santana

El embargo económico de los Estados Unidos costó al turismo cubano más de 1.700 millones de dólares entre abril de 2016 y junio de 2017. De acuerdo a una información publicada en la prensa estatal, el turismo es el sector más golpeado en ese período por las restricciones financieras y comerciales que el gobierno estadounidense impone a la Isla.

Las autoridades cubanas estiman que si los turistas estadounidenses pudieran viajar libremente a Cuba, la Isla ingresaría por esas visitas 1.500 millones de dólares al año. Además, obtendría 15 millones por el atraque de yates procedentes de los Estados Unidos con estancias promedio de una semana, así como otros ingresos que redondearían los casi 1.702 millones de dólares declarados ahora como pérdidas.

Tras el deshielo entre los dos países anunciado en diciembre del 2014, la administración Obama relajó algunas de las sanciones de su país contra Cuba y aprobó doce categorías para flexibilizar los viajes de ciudadanos estadounidenses a la Isla por motivos –entre otros– religiosos, culturales, educativos, de ayuda humanitaria o los intercambios personales con el pueblo cubano.

También permitió la reapertura de los vuelos comerciales y los viajes de los cruceros a Cuba, luego de medio siglo sin realizarse.

Estas medidas propiciaron un notable aumento de visitantes del país norteño: en 2016 viajaron a Cuba 285.000 estadounidenses, mientras que entre enero y mayo de este año lo hicieron 284.565, según datos oficiales.

El impulso dado por estas visitas al turismo en la Isla contribuyó al récord de 4 millones de visitantes el pasado año y a situar el estimado de 2017 en 4,7 millones.

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Sin embargo, el actual presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, contrario a las políticas de su antecesor hacia Cuba, anunció en junio que impondrá nuevas limitaciones a los viajes a la Isla y vetará las visitas individuales, aunque todavía podrán hacerse en grupo.

De acuerdo al gobierno cubano, el embargo también causó serios daños en otros sectores económicos y sociales de la Isla, entre ellos la alimentación (347.598 millones), el transporte (122.3 millones), y el sector de la energía y minas (122.5 millones).

El informe oficial de Cuba cifra en más de 68 millones de dólares las pérdidas en comunicaciones y la informática, mientras que la industria y la construcción sufrieron daños por 59 y 12 millones respectivamente.

La Isla también denunció afectaciones en esferas sensibles como la salud pública (87.000.000), la cultura (35.314.000) y la educación (2.800.000), donde las pérdidas estuvieron asociadas mayormente a los gastos por importación de recursos que en la Isla se ofrecen de manera gratuita o subsidiada.

Además, se reportan perjuicios a la industria biotecnológica y farmacéutica, que no puede adquirir piezas de repuesto y equipos para sus investigaciones.

Cuba estima en 822.280 millones de dólares los daños ocasionados por el embargo estadounidense, teniendo en cuenta la depreciación del dólar frente al valor del oro en el mercado internacional. A precios corrientes, la medida punitiva ha provocado perjuicios por más de 130.178 millones de dólares.

Solo desde abril de 2016 a junio de este año, el embargo ha sumado pérdidas a Cuba por un monto de 4.305 millones de dólares, el doble de lo que requiere la economía nacional para su desarrollo.

También con los bancos extranjeros

En su informe sobre las afectaciones provocadas por el embargo estadounidense, el gobierno cubano aseguró que esta política restrictiva ha dificultado sus operaciones financieras con unos cien bancos extranjeros, la mayoría en Europa, que cerraron cuentas, retuvieron fondos y se negaron a prestar servicios a la Isla entre abril de 2016 y marzo de este año.

Las prohibiciones a bancos estadounidenses de realizar transacciones o financiar negocios en el país caribeño, extendida a entidades financieras extranjeras, provocó además que en ese periodo 36 bancos rechazaran tramitar cartas de crédito, 27 devolvieran operaciones y 19 negaran sus servicios, por temor a sanciones de los Estados Unidos.

Cuba ha denunciado en repetidas ocasiones la “persecución financiera” contra los bancos de terceros países que operan con la Isla, a los que el gobierno estadounidense ha impuesto multas millonarias en los últimos tres años.

Los Estados Unidos tampoco permiten que los bancos cubanos tengan cuentas de corresponsalía en territorio estadounidense, lo que encarece y alarga los trámites.

Las autoridades de la Isla también aseguran no poder utilizar el dólar en sus transacciones, a pesar que el expresidente Barack Obama aprobó en 2016 una medida que levantaba la restricción sobre el uso de esa moneda incluida en el embargo que se mantiene sobre Cuba desde 1962.

Las afectaciones económicas dadas a conocer ahora por el gobierno cubano, forman parte de la campaña de información sobre las afectaciones del embargo estadounidense que Cuba despliega cada año antes de presentar una resolución de condena ante la Asamblea General de las Naciones Unidas. Esta resolución recibe cada año el apoyo mayoritario de la comunidad internacional.

En 2016 el texto obtuvo 191 votos a favor con la abstención de los Estados Unidos e Israel. Fue la primera vez que Washington no votó en contra de la resolución, que desde 1992 se presenta cada año en la ONU.

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La votación de 2017, prevista para noviembre, tendrá lugar en medio del enfriamiento de las relaciones bilaterales a causa de los misteriosos “ataques sónicos” sufridos supuestamente por más de veinte diplomáticos estadounidenses en la Isla y a los que la administración Trump ha respondido retirando a dos tercios de su personal diplomático en La Habana.

También ha expulsado a quince funcionarios de la embajada cubana en Washington y ha recomendado a los estadounidenses que no viajen a la Isla.

No obstante, agencias y compañías de los Estados Unidos vinculadas a los viajes a Cuba han reiterado que ningún visitante estadounidense ha sido afectado por hechos de este tipo durante sus visitas.

El gobierno estadounidense no ha culpado a nadie hasta el momento por los supuestos “ataques”, pero sí responsabiliza a La Habana de no haber cumplido con su obligación de garantizar la seguridad de los diplomáticos y sus familiares en el territorio cubano.

Cuba niega por su parte haber tenido ninguna implicación en los incidentes y considera que las decisiones tomadas por los Estados Unidos en las últimas semanas son “precipitadas”, “injustificadas” y obedecen a motivos políticos.

EFE / OnCuba

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