A principios de enero la administración Biden creó un nuevo programa de parole para ciudadanos cubanos, haitianos, venezolanos y nicaragüenses que les permite ingresar a Estados Unidos si disponen de un patrocinador que se haga responsable de sus gastos.
Ese plan establece que quienes sean beneficiados no pueden aplicar para ayuda federal de ningún tipo, ya que el patrocinador se hará cargo de los nuevos emigrantes bajo su sombra.
Recientemente, sin embargo, se descubrió que desde el año 2017 existe un programa de ayuda federal para ciudadanos cubanos y haitianos, que al llegar reciben dinero en efectivo (400 dólares mensuales), bonos de alimentos (foodstamps) y Medicaid durante ocho meses.
Ese programa es administrado por el Servicio Mundial de Iglesias. Su director, Carlos Naranjo, asegura que no hay nada que impida su aplicación, ni una restricción a la ayuda financiera.
Su oficina ha comenzado a procesar a los primeros emigrantes con parole que han llegado y que pretenden obtener a algún tipo de ayuda, aunque a lo que más aspiran es a un permiso de trabajo. En eso la oficina de Naranjo también les ayuda, dijo su director a la televisión local.
No está claro si la administración Biden se dio cuenta de la existencia de este programa de ayuda, que tomó por sorpresa a muchos abogados de inmigración en el seno de la comunidad cubana. Uno de ellos comentó que aunque sabía de su existencia, “pensaba que se había terminado”.
Consultados por teléfono por OnCuba, los servicios de inmigración no quisieron comentar el tema.