En un nuevo capítulo de la creciente tensión entre Washington y La Habana, los diplomáticos de Cuba deberán notificar previamente a la Administración Trump sobre visitas que realicen dentro del territorio estadounidense.
Así lo confirma un aviso del Departamento de Estado, publicado esta semana en el Registro Federal, el cual da cuenta de esa exigencia en el caso de las visitas o interacciones de los diplomáticos de la isla con representantes gubernamentales e instituciones de varios ámbitos.
La decisión fue tomada por el secretario de Estado Marco Rubio en virtud de un artículo de la Ley de Misiones Extranjeras. La misma considera “razonablemente necesario” exigir esa notificación previa “a todos los miembros de las misiones bilaterales cubanas en los Estados Unidos, incluidos sus representantes que trabajan temporalmente en el país”.
De acuerdo con el aviso, las interacciones y visitas sometidas a esa exigencia comprenden las relacionadas con los Gobiernos estatales, locales y municipales de los Estados Unidos y sus territorios.
También con las instituciones educativas y de investigación, incluidos laboratorios nacionales e instalaciones agrícolas, en el país norteamericano y sus territorios.
El anuncio oficial señala igualmente que esta medida está sujeta “a cualquier término y condición modificado o adicional que pueda aprobar el Director o Subdirector de la Oficina de Misiones Extranjeras”.
Hasta el momento, ni el Ministerio de Relaciones (Minrex) ni otras autoridades cubanas se habían pronunciado sobre la nueva exigencia del Departamento de Estado con los diplomáticos de la isla.
Su publicación tiene lugar en momentos en que las relaciones bilaterales han vuelto a mínimos y han vuelto a aumentar las acusaciones y cuestionamientos cruzados tras el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca y la elección de Marco Rubio al frente de la diplomacia estadounidense.
La Administración Trump regresó a la isla a la lista de países patrocinadores del terrorismo —de la que había sido sacada por Biden al final de su mandato— y ha vuelto a endurecer su política hacia Cuba, en tanto La Habana ha acusado a a la Embajada estadounidense y su jefe, Mike Hammer, mantener una actitud “injerencista” y actuar “abiertamente como activista antigubernamental”.
Ya en febrero pasado el vicecanciller Carlos Fernández de Cossío había confirmado que el Gobierno de Estados Unidos comunicó a las autoridades cubanas la suspensión del mecanismo de solicitud de un grupo de visas utilizadas por funcionarios y representantes oficiales de Cuba para intercambios bilaterales y otras actividades en territorio norteamericano.