EEUU aplica nuevas restricciones a la exportaciones a Cuba

La decisión obliga a nuevas licencias para alquilar aviones, embarcaciones, y afecta también a las donaciones y la importación de equipos de informática y telecomunicaciones.

El puerto de La Habana. Foto: Yander Zamora/EFE.

El puerto de La Habana. Foto: Yander Zamora/EFE.

El gobierno de Estados Unidos apretará más las tuercas a la capacidad de importación cubana a partir del próximo lunes. El Departamento de Comercio estadounidense acaba de revisar una serie de directivas orientadas hacia la exportación o reexportación de actividades aéreas y marítimas y un mayor control de las donaciones que la Isla recibe de entidades foráneas.

Las restricciones aéreas, si bien no dificultan aún más los vuelos directos a Cuba, imposibilitan el alquiler o venta de aviones, partes o piezas, al gobierno cubano. Hasta ahora eso dependía de una licencia general, pero a partir del lunes, cuando la nueva mediada será publicada en el diario oficial, las licencias serán más restringidas. De hecho, se establece un tope, o sea, no serán satisfechos aquellos pedidos que contengan más de 10% de componentes estadounidenses.

Técnicamente esto aplicaría a los vuelos directos, porque cuando un avión de una aerolínea estadounidense se ausenta del país, es burocráticamente considerado una exportación. Lo contrario sucede cuando regresa a casa. Esta cláusula existe porque en Latinoamérica, por ejemplo, hay miles de aviones de todos tamaños y modelos volando por cuenta de empresas extranjeras, pero portan un número de matriculación estadounidense.

Esta actualización de las restricciones, altera la norma que otorgaba excepciones en los envíos de Apoyo del Pueblo Cuba (SCP, por sus siglas en inglés), definiendo ciertas donaciones que no podrán estar destinadas directamente al gobierno cubano y el Partido Comunista de la Isla.

De paso, establece límites a los equipos de telecomunicaciones que el gobierno cubano puede recibir sin la necesidad de una licencia. La justificación vuelve a ser la misma: el apoyo a Nicolás Maduro en Venezuela.

“Estas correcciones se llevan a cabo para restringir aún más el acceso del gobierno cubano a los productos sujetos a regulaciones de la Administración, en forma de apoyo a la decisión de seguridad nacional y de política exterior en el sentido de responsabilizar el régimen cubano por la represión de los cubanos y el apoyo al régimen de (Nicolás) Maduro en Venezuela. El gobierno cubano niega a su pueblo las libertades fundamentales al tiempo que mantiene a Maduro en el poder a través de los militares cubanos y sus servicios de seguridad”, afirma la introducción de las nuevas directivas, firmada por el subsecretario asistente de la Administración de Exportaciones, Matthew S. Borman.

La revisión del contenido de la llamada “Política de Licencias hacia Cuba” no es muy preciso, a punto de que este viernes ni abogados, analistas de comercio internacional y las aerolíneas, quisieron comentar. Uno de ellos dijo abiertamente a OnCuba que la nueva política tendrá que ser digerida, pero será lento porque es “difícil de entender”.

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La política de licencias

El texto define en qué casos se otorgaran licencias o excepciones, o sea, no hacen falta para operar, exportar o reexportar algo a Cuba bajo jurisdicción de la Administración de Exportaciones.

“La presentación de pedidos de licencias están sujetos a una política general de negativas, a menos que haya excepciones. (A partir de ahora) desaparece la aprobación de una licencia general para la exportación o reexportación de aparatos alquilados por aerolíneas propiedad del Estado cubano. A consecuencia, todas licencias para alquilar un aparato a una aerolínea del Estado cubano están sujetas a la políticas general de negar el permiso. También serán revocadas todas las licencias otorgadas bajo la política anterior, lo cual será informado a las partes en un plazo de siete días”, indica el documento, que justifica la decisión de que el gobierno cubano lucra con el transporte de turistas en esos aparatos alquilados.

Esto quiere decir que el alquiler de aviones Cuba por aerolíneas extranjeras no serán autorizado, y todas las autorizaciones ya concedidas serán revocadas. Como explica un analista, tomemos el caso del avión mexicano alquilado a Cubana de Aviación que se estrelló en las afueras de La Habana hace poco más de un año: ahora no sería posible llevar a cabo el alquiler, porque el aparato es norteamericano, más de 10% de sus piezas son de fabricación estadounidense (esto es una regla que viene de los años 1980, pero sigue vigente, aunque su aplicación fue suspendida por la administración de Barack Obama nunca ha sido revocada, y esta nueva directiva la restaura) y, en el mejor de los casos tienen una matriculación estadounidense, que siempre comienza con la letra N y cinco dígitos.

“La idea que me da es que con esto se pretende asustar a las pequeñas aerolíneas que viven de alquilar sus aparatos”, indicó el analista.

El trafico aéreo directo entre los dos países, que se intensificó después de 2016, lleva a que diariamente decenas de aviones estadounidenses aterricen y despeguen de aeropuertos cubanos cada día. Al parecer, de momento, la administración Trump no tiene pensado cortar esas comunicaciones. Pero en esta nueva directiva ha establecido nuevas reglas para lo que llama la exportación “temporal” por períodos cortos, tanto de aviones como embarcaciones.

En términos prácticos, significa una mayor burocracia. Las licencias serán otorgadas en esos casos, pero habrá más papeles que llenar. Si a última hora un aerolínea decide cambiar un aparato para determinado vuelo, tiene que hacer un pedido para el nuevo aparato hacer esa ruta y, naturalmente, el vuelo se retrasa.

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El misterio

Pero en el acápite de las exportaciones temporales, se introduce un nuevo protagonista: embarcaciones. No se aclara de qué tipo, si de recreo, pesca o de carga, pero se establece los mismos criterios: necesitan de nuevas licencias de exportación y reexportación.

Y esto es un misterio porque al menos dos analistas de comercio internacional creen que es la clave de todo el problema. Admiten que es un pensamiento algo “salvaje”, pero plausible. Como explica uno de ellos desde Nueva York, la administración Trump no ha tenido todo el éxito que esperaba en bloquear la llegada del petróleo venezolano a Cuba, por eso “pasar a exigir licencias si las embarcaciones tienen partes estadounidense, me parece algo lógico”, indicó. Aunque se encuentren bajo operación de otro país, no podrán ser ni vendidas ni alquiladas.

Lo mismo sucede con equipos informáticos y de telecomunicaciones. Al ser restaurada la regla de los 10% de componentes, también se limita su exportación, pese a que Obama lo había autorizado como forma de apoyo a la sociedad civil y la iniciativa privada. Lo poco que se va a permitir, estará orientado a lo que se llama “el libre flujo de información”.

En el caso de las donaciones, también se aprieta el cinturón. Solo se permitirán –o sea, recibirán licencias de autorización– aquellas donaciones que no terminen en manos del gobierno cubano. Esto incluye, naturalmente, equipos médicos, que frecuentemente son donados por entidades caritativas estadounidenses. Y afectaría, por ejemplo, la mayoría de las donaciones de organizaciones como Pastores por la Paz.

Reacción cubana

Cuando comenzaron a circular las nuevas directivas, el ministro de Relaciones Exteriores Bruno Rodríguez, publicó un tuit, donde asegura que las medidas “son actos adicionales de bloqueo económico, representativas de una política en bancarrota moral, aislada  internacionalmente y promovida por un gobierno corrupto”.

“El pueblo cubano continuará dando debida y soberana respuesta”.

A su vez, el presidente cubano Miguel Díaz Canel también se pronunció en términos similares en Twitter.

“Esta acción es expresión de impotencia, degradación moral y desprecio imperial. Es un acto inhumano, cruel, injusto y genocida que rechazamos enérgicamente. No nos rendiremos y daremos soberana respuesta”, afirmó.

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