“Hoy se parte la siguaraya”, me dice Pedrito Martínez, unos minutos antes de subir a escena en el Anfiteatro de La Habana. El percusionista cubano radicado hace más de 20 años en Nueva York fue una de las figuras principales del SuperJam, la noche más impactante de Getting Funky in Havana, el pasado viernes.
No hay que saber de jazz, de funk, de timba o rumba; solo hay que tener ganas de disfrutar para dejar que se apodere de ti la energía que sale del constante tránsito de músicos de Cuba y Estados Unidos por el escenario.
Es la cuarta ocasión que el evento nos recuerda los inmensos vínculos culturales entre Cuba y la ciudad estadounidense de New Orleans; aunque realmente no se trata de memorias, sino de la vitalidad de los lazos esencialmente musicales entre ambas naciones.
Formell y Los Van Van abrieron el Getting Funky el pasado jueves y Havana D´Primera asumirá el cierre este domingo. El viernes fue la gran jazz session, y el sábado el evento se mudó al Salón Rosado de la Tropical con los conciertos de Trombone Shorty y Wampi.
“Para mí es una bendición como músico regalarle al mundo entero que no existen fronteras ni existen guerras cuando realmente el arte y la música se unen”, afirma Samuel Formell, director de Los Van Van, y nos recuerda las visiones siempre claras de su padre Juan Formell, que él comparte y defiende.
En solo cuatro noches se reunieron más de cien artistas y estudiantes de música, y fue organizada por Cuba Educational Travel y la Fundación Trombone Shorty.
“Esto para mí es una experiencia única, porque cada persona está compartiendo su arte con el público, con el pueblo de Cuba, con la calle. Y eso es parte de la cultura, ayuda a que la gente se sienta bien, se sientan ricos”, dice Wampi, uno de los cantantes urbanos más populares en el país, y que se suma a este evento como una certificación de que hay espacio para todos los estilos; el único requisito es aportar sabor.
Cimafunk, el pinareño que es hoy uno de los artistas cubanos más consolidados en el mercado norteamericano, regresa a Cuba para ser el anfitrión artístico de Getting Funky, y con él vuelven otros que se extrañan también, como el propio Pedrito Martínez, la baterista Yissy García y el bajista Rafael Aldama, residentes fuera de Cuba.
“Estamos viendo muchas caras, gente que teníamos muchas ganas de abrazar y estar juntos en un escenario. Y está también la oportunidad que tiene el público de escuchar a esos artistas que admiran y que quizás sueñan un día ver en vivo; pues tienen la oportunidad de estar aquí, abrazarlos, tocarlos, bailar, gozar”, responde el baterista Ruly Herrera a la pregunta de qué es lo mejor del evento para él.
Ruly es uno de los muchos músicos cubanos radicados en la isla que también participan. X y Eme Alfonso, Rolando Luna, Brenda Navarrete, Julito Padrón, Juan Carlos Marín y Alejandro Delgado son otros de ellos.
Directamente de New Orleans, Big Freedia, Big Chief Juan Pardo, Robert Randolph, Maurice “Mobetta” Brown, Valerie June, Anjelika “Jelly” Joseph, Aurelien Barnes, Pete Murano y Joey Peebles; por solo mencionar alguno.
“Lo fundamental es que reúne muchas personas, muchos artistas, mucho talento y es un momento que pocas veces se ve en el mundo”, opina Bárbaro Crespo “Machito”, percusionista cubano conocido por su trabajo en la agrupación Osaín del Monte.
Para Pedrito Martínez “es increíble, muy lindo, muy bello. Donde todos aprendemos de la parte espiritual, porque la música es muy bella, muy hermosa, pero la parte espiritual es lo que nos une realmente. Yo he tenido el gran privilegio de poder tocar con muchos de los artistas que han venido de New Orleans y otras partes de los Estados Unidos y nada me llena más de regocijo que todos estén en mi isla”.
Los que vienen y los que van, todos aman y entienden que momentos como los que brinda Getting Funky más que trabajo o placer; son una necesidad espiritual. Hay lazos invisibles que no pueden ser rotos, y la música es uno de ellos.
El programa de Getting Funky no comprende solo los grandes conciertos. Es toda una experiencia que incluye visitas a escuelas y proyectos comunitarios, talleres de música y danza cubana, paseos en bicicleta, clases de percusión afrocubana, entre otros intercambios culturales, los cuales permiten a los estadounidenses que participan en él en la categoría de viaje People-to-People.
La primera edición de Getting Funky in Havana fue en 2020, como parte del Festival Internacional Jazz Plaza. Luego de la pandemia, regresó como un evento totalmente independiente en 2023 y desde entonces es una cita anual esperada por las miles de personas que asisten a sus conciertos.