La política de viajes a Cuba del gobierno de Estados Unidos ha sido una verdadera “montaña rusa” desde que, en 1961, con el rompimiento de relaciones diplomáticas, EE.UU. restringió los viajes de sus nacionales a Cuba mediante controles de pasaportes y posteriormente financieros. En 1977 el presidente Jimmy Carter levantó las restricciones de viajes de norteamericanos a Cuba, incluyendo residentes de origen cubano que deseaban visitar a sus familiares en la Isla. Eso impulsó al gobierno cubano, a partir de 1979, a autorizar las visitas familiares de emigrados de origen cubano, que en 1980 alcanzaron la cifra de cien mil.
En los años 1970, el gobierno del presidente Richard Nixon impulsó los viajes de estadounidenses a Cuba bajo la categoría people to people, o ‘pueblo a pueblo’, con el propósito expreso de fomentar oposición interna al gobierno cubano y promover reformas y cambio de régimen. En 1982 Ronald Reagan vuelve a establecer restricciones a norteamericanos para viajar a Cuba, y en 1996, la Ley Helms-Burton, aprobada bajo la presidencia de William Clinton, fortalece el bloqueo económico, financiero y comercial de la Isla dándole un carácter extraterritorial, y prohíbe el atraque de barcos de EE.UU. en puertos cubanos. A la vez, Clinton amplía las categorías de licencias de viaje e intenta agresivamente aumentar los contactos people-to-people, convirtiéndose en la mayor categoría de viajeros legales, a excepción de los cubano-americanos. Sin embargo, en 2003 George W. Bush elimina la categoría people-to-people, persuadido que más que subvertir el régimen cubano, los viajeros norteamericanos regresaban convencidos del error de la política de su gobierno de aislar y perturbar a Cuba.
La llegada a la presidencia de EE.UU. de Barack Obama en 2008 dio lugar a un cambio sustancial en las relaciones con Cuba, implementado particularmente en su segundo término 2012-2016. Desde 2008 Obama amplía los viajes de ciudadanos de EE.UU. y permite a cubano-americanos viajar sin restricciones para visitar familiares, así como elimina los límites sobre las remesas a familiares. En diciembre de 2014 Obama y Raúl Castro anuncian el comienzo de un proceso de normalización que llevó al restablecimiento de las relaciones diplomáticas en 2015 y un conjunto acuerdos de mutuo beneficio en diversos sectores.
En 2016, mediante Orden Ejecutiva Obama autoriza viajes individuales people-to-people. También continuó creciendo el flujo de cubanos residentes en el exterior que viajaron a la Isla a visitar familiares, llegando a 521 mil cubano-estadounidenses en 2018 (621 mil de todos los países). Como resultado, el número total de viajeros de EE.UU. por vía aérea se triplicó entre 2014 y 2018.
También en 2016 Obama autoriza a los cruceros de EE.UU. navegar a Cuba con pasajeros de ese país. Hasta ese momento los EE.UU. tenía prohibido a todo buque que atracara en puerto cubano tocar puerto de ese país por los siguientes seis meses y, por consiguiente, Cuba se mantenía apartada del lucrativo y creciente turismo de cruceros en el Caribe. La apertura del mercado cubano llevó a las tres principales navieras estadounidenses, Carnival Cruise, Royal Caribbean y Norwegian a incluir a Cuba entre sus itinerarios y generó un significativo aumento en sus ventas.
Para Cuba significó una explosión en el arribo de turistas en cruceros. Entre 2016 y 2018 los pasajeros por vía marítima aumentaron 4,7 veces y los estadounidenses, que no figuraban en 2015, constituyeron el 54 por ciento del total en 2018 con 341.000 turistas, técnicamente viajando bajo la licencia people-to-people.
¿Qué sucedió cuando Donald Trump asumió la presidencia de EE.UU. en 2017? En junio der ese año, ante una audiencia anticubana en Miami, el nuevo presidente prometió revertir las políticas de Obama de acercamiento a Cuba. En septiembre 2017, el Departamento de Estado redujo el 60 por ciento del personal de embajada de EE.UU. en La Habana y de la embajada cubana en Washington en respuesta a supuestos “ataques acústicos”. En noviembre 2017 EE.UU. prohíbe los viajes individuales people-to-people y transacciones con un conjunto de entidades cubanas propiedad de empresas asociadas a las Fuerzas Armadas.
En enero de 2018 el Departamento de Estado emitió una alerta de viajes a Cuba de nivel 3: “reconsidere viajar”, que ahuyentó a instituciones académicas y culturales y a sus aseguradoras de viajar a la Isla. Sin embargo, en agosto de 2018 volvió a cambiar el aviso de viaje a nivel 2: “tenga extremo cuidado”, el mismo que aplica a varios países europeos.
El impacto sobre los viajes de estadounidenses a Cuba no se hizo esperar. Las entradas por vía aérea, la mayoría turistas de estancia, cayeron en 2018, mientras que las entradas por vía marítima, principalmente en cruceros que no fueron afectados por esas medidas, aumentaron en 2017 y 2018.
La tendencia alcista de arribos de turistas continuo en el primer cuatrimestre de 2019, con un crecimiento total de visitantes de 6,8 % en relación con igual período en 2018. El turismo de cruceros continuó creciendo: en mayo 2019 reportó un 2 por ciento superior al mismo mes en 2018. Por vía marítima arribaron 409 mil visitantes.
El mercado de EE.UU. creció un 18,8 por ciento, arribando en el mes de mayo 77.800 estadounidenses, para un acumulado desde enero de 335.350 visitantes. El crecimiento fue particularmente significativo en el caso de los pasajeros en cruceros.
Todo cambió a partir de abril 2019 con las nuevas medidas anticubanas anunciadas por Trump. El gobierno proclamó la plena implementación de la Ley Helms-Burton permitiendo en base al Título III de dicha ley, reclamaciones de propiedades nacionalizadas. También informó que limitaría las remesas a mil dólares por persona cada tres meses. En junio 2019 el Asesor de Seguridad Nacional, John Bolton, prometió acabar con el ‘turismo velado’ a Cuba. El gobierno eliminó la categoría de viajes educacionales people-to-people y prohibió todos los viajes en cruceros, otros viajes en barco y vuelos en aviones privados a Cuba. Además, amenazó que más sanciones están en camino.
Se espera que el impacto sobre el turismo a Cuba sea muy negativo, en particular para el sector privado. Una encuesta de Cuba Educational Travel a emprendedores cubanos arrojo que más del 95% dijo que los cambios de regulaciones de viajes perjudicarán sus negocios; 97% dijo que sus ingresos dependen de los visitantes de EE.UU.; más del 50% dijo que mantienen a 5 o más miembros de su familia. (Collin Laverty, CEO, Cuba Educational Travel)
“El sector privado cubano sufrirá desproporcionalmente por estas medidas”, según William M. LeoGrande, profesor de American University. “Estos negocios perderán su principal base de clientes. Las primeras restricciones de Trump a los viajes people-to-people en 2017, prohibiendo a los individuos diseñar sus propios viajes, provocó una caída del 44 por ciento de ocupación en alojamientos privados. Las nuevas restricciones aniquilarán a muchos de ellos.”
El Centro para un Turismo Responsable (CREST) declaró: “Actualmente los ciudadanos de EE.UU. constituyen el segundo grupo más grande de visitantes a Cuba después de los canadienses. Este cambio grande de política que prohíbe a los viajeros americanos visitar la Isla hará que la vida del cubano promedio sea mucho más difícil y afectará particularmente al sector privado – los propios emprendedores que el gobierno de Trump alega apoyar.”
El 5 de junio todas las líneas de cruceros de EE.UU. anunciaron la suspensión de Cuba de sus itinerarios. Hasta la fecha no se han afectado las aerolíneas comerciales que continúan transportando a viajeros estadounidenses que cumplen con las otras 11 categorías de viaje autorizadas, incluyendo investigadores académicos, periodistas y personas que viajan a encuentros profesionales. También se mantiene la categoría “Apoyo al pueblo cubano” cuyo objetivo es restringir el acceso de estadounidenses exclusivamente al sector privado, pero que en la práctica poco se diferencia de la extinta categoría people-to-people.
De acuerdo al informe del ministro de Turismo Manuel Marrero Cruz presentado en la Asamblea Nacional del Poder Popular en julio de 2019, hoy más de 27.800 trabajadores por cuenta propia se dedican a la actividad de arrendamiento y operan 26,224 habitaciones. Al cierre de mayo habían recibido 858.702 turistas, equivalente al 37,5 por ciento de los visitantes.
El Ministro también informó que hasta el cierre de mayo arribaron un total de 2.285.989 visitantes, para un crecimiento de 5,83 por ciento comparado al año anterior. Sin embargo, los principales mercados emisores de Europa, con excepción de Rusia, decrecieron 14,2 por ciento. El verdadero impacto se comenzará a sentir a partir de junio con la suspensión de los viajes en cruceros de EE.UU. Según Marreo se espera cerrar el año con unos 4,3 millones de turistas, un decrecimiento de 10 por ciento con respecto a 2018.
Se calcula que en 2018 arribaron de EE.UU. 1.159.424 visitantes, de ellos 521 mil cubano-estadounidenses (45 por ciento). Asumiendo que en 2019 las llegadas por aire de EE.UU. dupliquen las del primer cuatrimestre, que las llegadas por mar queden congeladas en la cifra de enero–mayo y que las llegadas de cubano-americanos sean igual a las de 2018, se puede pronosticar arribos totales de EE.UU. en este año de poco más que 893 mil visitantes, un decrecimiento de 23 por ciento con relación al anterior.
¿Cuáles son los posibles escenarios futuros? En uno, se producen más retrocesos de Trump que pudieran incluir la eliminación de las licencias generales y el regreso al requisito de solicitar licencias individuales para poder viajar a Cuba; establecer límites de gastos por día; aumentar nuevamente a Nivel 3 la Alerta de Viaje; así como otras operaciones encubiertas y de desestabilización que deterioren aún más las relaciones entre los dos países.
Posibles respuestas ante este escenario pudieran incluir que nacionales de EE.UU. continúen viajando bajo otras licencias – por ejemplo, aquellos que pensaban viajar en cruceros la harían por vía aérea bajo la licencia de “Apoyo al pueblo cubano”; que nacionales de EE.UU. viajen a través de terceros países, como en períodos anteriores; que disminuyan los viajeros de EE.UU. pero aumenten viajeros los de Canadá y otros países, etc.
Pero no se espera un verdadero cambio de escenario hasta 2020 en que, esperemos, un nuevo presidente y Congreso Demócratas revoquen las leyes anticubanas y devuelvan a sus nacionales el derecho de viajar a Cuba.
Ojala algun dia en Cuba se le haga tanto caso a las leyes con tanta disciplina y eficiencia, las cifras son elocuentes para una ley que sanciona a otro país y que desde muy poco tiempo anterior se decia por ley, todo lo contrario
Esta disciplina institucional seria muy util para Cuba cuando se plantea que no se debe robar combustible, que no se puede robar lso recursos del Estado que no debe haber corrupción
Muy ilustrativas las cifras del artículo y felicito a la autora, ojalá y se cumpla su esperanza de que en el 2020 deje Trump el gobierno y se puedan ampliar los contactos de pueblo a pueblo que lleve al fin del absurdo bloqueo que los EEUU aplica a Cuba. Que la letra de la canción “Imagine” de John Lennon se haga realidad.