El gobierno del presidente Donald Trump nombró a Philip Goldberg para encabezar la Embajada de Estados Unidos en Cuba, según fuentes vinculadas con el tema.
Diplomático de carrera, Goldberg tiene una larga experiencia en varios países y fue calificado el lunes por un asesor del Congreso estadounidense como “profesional y lo mejor de lo mejor”.
Un funcionario estadounidense que pidió el anonimato, citado por la agencia AP, dijo que Goldberg fungirá como encargado de negocios en La Habana, máximo cargo diplomático de las misiones en los países en que Estados Unidos no cuentan con embajador.
El Senado no ha confirmado un embajador en Cuba desde el restablecimiento de relaciones diplomáticas en 2015.
Desde la apertura de la Embajada en La Habana, el puesto de encargado de negocios en la Isla lo ocupó Jeffrey DeLaurentis, quien fue nombrado embajador por Barack Obama pero no recibió el respaldo necesario del Congreso.
DeLaurentis se mantuvo en el puesto hasta julio de este año, cuando fue sustituido por Scott Hamilton, en calidad de encargado de negocios interino.
El nombramiento de Philip Goldberg no ha sido confirmado hasta el momento por el Departamento de Estado, que, según AP, “declinó hacer comentarios” al respecto. Tampoco se ha informado de ello en los perfiles en las redes sociales de la Embajada estadounidense en La Habana.
Pero la noticia es dada por cierta por varias fuentes y medios de prensa, según los cuales será oficializada en los próximos días.
Nombramiento polémico
De ser cierto, el nombramiento de Goldberg podría resultar polémico en La Habana, pues el nuevo encargado de negocios fue expulsado en 2008 de Bolivia, aliado de Cuba en Sudamérica, acusado por el presidente Evo Morales de fomentar el descontento social.
“Designar a Goldberg para encabezar la Embajada de los Estados Unidos en Cuba es bastante provocativo”, dijo el profesor de gobierno de la American University William LeoGrande, experto en Cuba.
“Pero Goldberg es un profesional del servicio exterior y representará hábilmente las políticas del gobierno de Trump. El tiempo dirá si se le ha ordenado seguir los pasos de su predecesor (…) o llevar a cabo una política más hostil”, agregó.
Si es aprobado por Cuba, Goldberg –quien fue embajador en Filipinas durante la presidencia de Obama– llegará a un momento de gran tensión entre Washington y La Habana.
La Embajada estadounidense en la Isla fue reabierta el año pasado por primera vez desde 1961, como parte del acercamiento entre los dos países desde diciembre de 2014.
Pero tras la llegada al poder de Donald Trump, las relaciones bilaterales han vuelto a “enfriarse”.
Trump acusó a La Habana de ser responsable de supuestos ataques acústicos que, según Washington, perjudicaron la salud al menos a 22 diplomáticos estadounidenses en Cuba. El gobierno cubano ha rechazado las acusaciones y ha puesto en duda la veracidad de los incidentes.
No obstante, el gobierno estadounidense retiró en octubre al 60 por ciento de sus funcionarios en La Habana, suspendió casi todo el procesamiento de visas para ciudadanos cubanos, y expulsó a 15 diplomáticos cubanos de Washington.
Recientemente entraron en vigor nuevas medidas que restringen las visitas y los negocios de los ciudadanos y empresas estadounidenses en la Isla.
Este es el escenario de la posible llegada de Goldberg a La Habana, quien, por no ocupar oficialmente el puesto de embajador, no necesita ser aprobado por el Congreso estadounidense.
Reuters / AP / OnCuba