Niños cantores cubanos y estadounidenses estrecharon sus manos en Santa Clara, como mismo hicieran unas horas antes en La Habana los presidentes Raúl Castro y Barack Obama.
El gesto de cortesía con escenario en el centro del país, evidentemente menos formal e histórico que el ocurrido en la capital, se produjo mientras se escuchaban las notas de la canción Esperanza, un himno que aboga por la concordia y las buenas intenciones, y que además ha dado nombre a un proyecto de intercambio cultural que pretende acercar aún más a ambas naciones.
Así lo confirma Yenobis Delgado Alba, un villaclareño que desde Washington DC se ha encargado de coordinar cada una de las acciones del proyecto Esperanza.
“Todo comenzó en el 2013 –recuerda- cuando viajé por primera vez a EE.UU. formando parte de un proyecto de intercambio cultural. Allí inicié mi labor con estudiantes de escuelas situadas en distintas comunidades del estado de Maryland, y me propuse la difícil meta de lograr un hermanamiento entre Villa Clara y la capital norteamericana”.
Cuenta Yenobis, quien es músico de profesión, que su propósito le resultó en principio bien difícil, “teniendo en cuenta que llevábamos más de cinco décadas de diferencias políticas entre las dos naciones, pero esperanzado en la pequeña ventana que se había abierto al diálogo. Es ahí donde nace el nombre del proyecto”.
La intención de Esperanza no es otra que lograr un intercambio cultural y social entre estudiantes de Cuba y Estados Unidos, donde se compartan experiencias, conocimientos sobre ambas culturas y que esa interacción se extienda a varios sectores como el deporte, la música, la danza, la poesía y hasta la agricultura.
Con ese propósito, viajó desde la capital estadounidense Estela Pascale, profesora de Español en la secundaria Barrie School, una paraguaya radicada en los Estados Unidos y para quien la posibilidad de visitar la isla y compartir con su gente ha sido maravillosa.
Ella, de conjunto con su colega Rachel Adams, ha traído a los 12 adolescentes que conforman el coro de la Barrie School, una agrupación que si bien no se dedica al estudio exclusivo de la música, ha visto en esta manifestación artística la posibilidad de integrarse con otros países, porque “la música no tiene fronteras y es através de ella que podemos con mayor facilidad relacionarnos con otras culturas”, refiere la profesora Estela.
Para Nelys Cañizares, directora de la coral provincial infantil de Villa Clara, el hecho de que los visitantes no estudien música no significa que el intercambio sea menos rico, pues “siempre es interesante conocer las perspectivas de vida de otras personas y cómo ven el arte y la música y eso nos enriquece muchísimo”.
La joven directora confía en los acontecimientos que ahora mismo suceden entre Cuba y su vecino del norte, y aguarda con confianza un feliz desenlace que pudiera revertirse en una interacción más continua y duradera. “La cobertura histórica es totalmente favorable para que el diapasón de posibilidades sea infinito. Es una gran oportunidad para nosotros”.
Sin embargo, Yenobis no se conforma con lo hasta ahora logrado. Piensa en grande y quiere llevar proyecto a otras ciudades y comunidades americanas “que aman al pueblo cubano y están ávidos de información sobre nuestra cultura e historia y lograr un mayor apoyo por parte de las instituciones cubanas para que se desarrolle el proyecto con más facilidad y transparencia”.
Yenobis no los vio actuar, pero una cámara registró cada instante del encuentro para conformar un audiovisual que sirvirá de presentación a esta otra iniciativa que, desde el verdor de la esperanza, continúa estrechando los vacíos antagónicos.