X juego de las estrellas cubanas en Miami: «No existen peloteros cubanos de allá o de acá, todos somos Cuba»

Figuras de todos los tiempos del béisbol cubano se reunieron para celebrar junto a la afición de Miami la llegada del nuevo año.

X Juego de las estrellas en Miami. Foto: Marita Pérez Díaz.

Peloteros cubanos de todas las edades, figuras retiradas y consagradas del deporte, celebraron la décima edición del Juego de Estrellas cubanas del béisbol en Miami, para saludar el inicio del 2021.

Niños, padres, familias enteras se reunieron en el céntrico parque Tamiami para ver jugar a figuras prominentes como Enriquito Díaz y Lázaro Vargas, entre muchos otros. Esta vez, como tantas otras, el juego fue de softball, para compensar el peso de los años en las figuras deportivas.

Entre el reguetón, las camisetas de Industriales o las gorras del equipo Cuba, los rostros escondidos bajo mascarillas se adivinaban cubanos, fanáticos del béisbol.

 

Equipo Cuba Azul (Occidente) y Cuba Rojo (Oriente) en el juego de las estrellas retiradas en Miami, el 2 de enero de 2021. Foto: Marita Pérez Díaz.

Agustín Marquetti, estrella cubana del béisbol, dijo que aunque no puede jugar por una lesión en la rodilla, participa para ver a sus antiguos compañeros de pelota.

«Uno extraña mucho a sus antiguos jugadores de equipo, ojalá y algún día podamos ir allá o ellos venir aquí, que se abriera la cosa», dijo Marquetti.

«Vamos a dejar un poco la cosa política y dedicarnos al deporte, que en definitiva es lo que determina. Nosotros no pudimos jugar aquí (Estados Unidos) pero si otros pueden hacerlo, pues felicidades», dijo sobre los posibles futuros acuerdos entre la MLB y Cuba.

Juego de peloteros cubanos en Miami

Lázaro Vargas, ex director de Industriales, dijo sentirse contento no sólo por reecontrarse con antiguos colegas, sino por el cariño de la comunidad de Miami «que tanto nos quiere y nos apoya».

Con respecto a los colegas que tiene en Cuba dijo que sería «un día grandioso» el momento en que puedan jugar todos juntos nuevamente.

Sobre las negociaciones interrumpidas entre Cuba y la MLB, dijo que «eso no lo puede parar nadie, y algún día veremos a los muchachos de allá poder venir a jugar acá sin problema». 

Muchos de los jugadores reunidos vienen juntos desde los 13 años en las escuelas «EIDES» de deportes en Cuba, hasta su madurez profesional. En el parque compartieron con una afición de cubanos de todas las edades, dispersados por el campo para mantener la distancia prudente en tiempos de coronavirus.

Enriquito Díaz, el ex segunda base de Industriales y quien ostenta el récord de bases robadas en Cuba, dijo que estaba contento de reunirse con viejos amigos luego de un año tan duro como el 2020.

«Es lo mejor que puede pasarle a todo el que ama el béisbol, estar aquí con tantos colegas», dijo a OnCuba.

Enriquito Díaz, durante el juego de estrellas cubanas del béisbol en Miami. Foto: Marita Pérez Díaz.

Al preguntarle a quién extrañaba de los peloteros cubanos de allá en Cuba dijo: «Yo no creo que haya peloteros cubanos de allá o de aquí, todos somos parte del béisbol cubano, así estemos en Alaska. Todos somos uno: Cuba».

Enriquito Díaz recibió también durante el evento un reconocimiento por sus resultados durante sus años en el béisbol cubano.

“Me siento muy contento y muy orgulloso de que me hayan invitado a este encuentro, para recordar muchas historias que a través de los años vivimos juntos. Imagina que a veces entre nosotros vivimos más momentos que con nuestras propias familias y recordarlos es volver a vivirlo”, dijo el pelotero retirado Juan Bravo.

Juan Bravo, expelotero cubano. Foto: Marita Pérez Díaz.

En el estadio de béisbol del parque Tamiami, muchos padres llevaron a sus niños pequeños. Hernán David García, de siete años, fue uno de ellos. 

El cubanito Hernán David García quiere ser pelotero cuando crezca. Foto: Marita Pérez Díaz.

«Cuando sea grande quiero ser pelotero», dice tímido detrás de su nasobuco con dientes de tiburón y su camiseta con motivos beisboleros. Su papá, David García, cuenta que él mismo quiso ser pelotero en Pinar del Río, pero no llegó más allá de las ligas provinciales.

Su sueño queda traspasado a la nueva generación y no perderá cada oportunidad de reunir a su hijo con las grandes figuras del béisbol cubano.

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