En julio de 2013 comenzaron a funcionar en La Habana, Mayabeque y Artemisa las primeras 99 cooperativas no agropecuarias dedicadas a la comercialización de productos agrícolas.
Los gestores de la actualización del modelo económico cubano buscan con esta medida minimizar la presencia de los intermediarios entre el surco y la tarima, y propiciar una gestión comercial descentralizada a través de este tipo de organizaciones económicas. Aunque todavía no son públicas las estadísticas oficiales sobre el comportamiento de los precios en este período, un investigador como el economista Armando Nova ha podido detectar que en los últimos meses siguen creciendo los precios de algunos productos también en esos nuevos mercados.
Para Nova esta es uno de las motivaciones que aconsejan un enfoque sistémico a las transformaciones que el sector agrícola ha venido realizando, incluso desde antes de la aparición de los Lineamientos en abril de 2011.
Ese es precisamente el enfoque de su ensayo “Un nuevo modelo de gestión agrícola cubano” por el que recibió el Premio Temas 2013 en la modalidad de Ciencias Sociales, y que estimuló este diálogo con Progreso Semanal, que OnCuba replica.
Milena Recio: ¿Por qué una medida de descentralización, largamente esperada y aconsejada por diversos analistas, no rinde los resultados esperados? El consumidor final sigue esperando por soluciones que le surtan su mesa.
Armando Nova: La creación de cooperativas no agropecuarias en los Mercados Estatales (MAE), constituyó un paso muy importante y necesario, que unido a la reciente aplicación del reciente Decreto ley 318, favorecen sin duda todo el proceso de descentralización de la comercialización, tan esperado. Sin embargo en la forma que se ha procedido (Decreto Ley 305-309) resulta criticable y me refiero a los mercados estatales convertidos en cooperativas por decisión estatal, sin consulta previa con los trabajadores.
Una vez que está aprobado por el Consejo de Ministros es que se le comunica a los trabajadores, con lo cual se está violando el importante principio de la voluntariedad. En la comparecencia que se hizo en la Mesa Redonda, en el mes de julio, se explicó que se le da la opción al trabajador de que acepte o no acepte, pero sobre una decisión tomada.
Los nuevos cooperativistas del mercado agropecuario antes eran empleados de los Mercados Agropecuarios Estatales (MAE) que esperaban que el ACOPIO estatal les sirviera los suministros. Ahora ellos salen a comprar los productos o un tercero se los trae. Hay quien los van a buscar al mercado mayorista de 114. Ahí se nutre una parte de los carretilleros también. Y hay también intermediarios que van, compran y después distribuyen y venden a los carretilleros en las diferentes zonas de La Habana y a los propios mercados cooperativos. Se mantiene un nivel de intermediarios.
Antes, toda esta distribución a los MAE (hoy convertidos en cooperativas), estaba hecha por Acopio y la gestión del mercado se operaba por las empresas Municipales, con lo cual se mantenía algún subsidio (me refiero que los gastos de transportación, embalaje, gastos de electricidad, agua, teléfono, entre otros, eran asumidos por Acopio y la entidad estatal que operaba el MAE).
Al desaparecer esta especie de subsidio, predomina la relación de oferta y demanda en el mercado, y entonces los precios indiscutiblemente han tenido un ajuste hacia arriba. A eso hay que sumar que los precios tienen una tendencia a crecer en Cuba como en todo el mundo, debido al alza del precio de todas las materias primas o insumos.
MR: Haber roto el monopolio de Acopio en la cadena de comercialización debería tener un efecto positivo sobre los precios…
AN: Hemos abogado por diversificar el proceso comercializador, aunque siempre reiterando que el problema no está en la circulación, sino en la producción. Cuba requiere medidas facilitadoras para el desarrollo de las fuerzas productivas, que en el sector agropecuario aún continúan frenadas. Hay que facilitar que el productor tome sus propias decisiones, y esto en un contexto en que se diversifican los actores económicos: existen modalidades de cooperativas, el productor individual, el nuevo usufructuario (que es un productor individual beneficiado por la Ley 300); está el privado y, además, el productor estatal.
Hasta septiembre, alrededor del 70% de la tierra del país está en manos de las formas no estatales, produciendo más del 80% de la producción total de alimentos. Dentro de ellos las Cooperativas de Créditos y Servicios, y el privado, con alrededor del 24% de la tierra agrícola del país producen más del 57% de los alimentos de origen vegetal y animal. O sea, que hay eficiencias demostradas en determinadas modalidades productivas dentro de esa diversidad de actores económicos que conforman el nuevo modelo.
MR: Usted acaba de ganar un premio de la revista Temas precisamente con un trabajo que plantea un nuevo modelo y de gestión agrícola cubano para el sector agrícola. ¿Tiene puntos de coincidencia con la visión que preside las medidas del gobierno?
AN: Yo creo que hay bastantes puntos de coincidencia en ese sentido, por lo cual hemos estado abogando. Pero yo me lo planteo no como una simple transformación o modificación del modelo de gestión económica agrícola anterior –para modificarlo o mejorarlo– sino como algo nuevo basado en tres objetivos o principios básicos. El primero es la realización de la propiedad.
Me refiero fundamentalmente a la posibilidad del productor de decidir dónde compra los insumos, en qué momento los compra, a qué precios, a quién vende su producción, a qué precio la vende, qué debe producir, cuál es su surtido tomando en consideración las condiciones de la demanda, del mercado, y los requerimientos sociales, etc. El segundo principio sería la relación de complementariedad entre el mercado y la planificación. Ese es un aspecto que realmente no está resuelto aún. Y el otro elemento que he señalado también es el carácter sistémico de las medidas.
MR: En abril de 2014 se cumplirán tres años de la aprobación de los Lineamientos, ¿cómo se manifiestan estos tres principios en la política de actualización para la agricultura específicamente?
AN: Las medidas en la agricultura se comenzaron a adoptar desde el año 2007. Se mejoraron los pagos al productor de algunos productos: la leche, la carne vacuna, productos agrícolas; se adoptaron una serie de medidas también, de descentralizar un poco algunos niveles de la comercialización, muy tenue en esa primera etapa. Después fue acompañado de otras medidas ya posteriores a los Lineamientos, como es el tema de la descentralización de las ventas directas a los centros turísticos, la posibilidad de contratar fuerza laboral, de crédito agrícola, etc. Lo que sucede es que estas medidas fueron adoptándose o implementándose con este carácter puntual que te señalaba anteriormente…
MR: No sistémico…
AN: No tuvieron un enfoque sistémico. Puede haber muchas razones, yo no las tengo todas claras. El mismo tema de la tierra, la distribución de la tierra ociosa… Primero por la 259 y la 282, posiblemente la medida más importante que se adopta en 2008. Pero, como hemos dicho en muchas ocasiones, la distribución de la tierra es una condición necesaria pero no suficiente porque tienes que crear un cambio importante en el entorno. Esto que decíamos, por ejemplo, ¿dónde el productor acude a comprar sus semillas? ¿Dónde el productor acude a comprar sus insumos? ¿A quién y a qué precios va a vender? ¿Lo puede vender o va a seguir con los altos compromisos de entrega, del 70 y 75% a Acopio? O sea, que hay toda una serie de medidas de carácter sistémico que debieron haber acompañado estas decisiones.
MR: ¿Cómo se explica Ud. la falta de ese enfoque sistémico?
AN: Creo que no es comprendida todavía la complejidad de las decisiones en la economía. Cuando tú lanzas la ley 259 y 282 te das cuenta de que falta algo. Bueno, ¿y dónde está el crédito del productor agrícola? El crédito se viene a definir, si mal no recuerdo, más menos en diciembre de 2011. Es cuando se empieza a hablar del crédito al nuevo usufructuario. ¿Dónde está la asistencia técnica que yo tengo que darle a ese productor? Ese productor, ¿a quién y cómo va a vender? Voy a remontarme un poquito atrás, a 2007. Cuando se toma la decisión de incrementar el precio de la leche, todos dijimos: “Perfecto, hay que estimular al productor”, todos aplaudimos. Pero esto tiene que tener un enfoque sistémico. Me refiero al pago mayorista al productor, que lo puede vender directo a la población o a la planta o al recolector de leche para la planta productora. Pero, ¿qué impacto va a tener esto desde el punto de vista del productor y desde el punto de vista social?
MR: No se previeron esas interrelaciones…
AN: Yo también estuve de acuerdo en aumentar el precio de la leche porque hay que estimular al productor reitero. Porque en la medida que yo aumente el precio de la leche, indiscutiblemente el campesino cubano nuestro, sabe manejar su actividad económica y tecnológicamente, tiene experiencia trasladada de generación en generación, y además es una persona honrada a la que le gusta trabajar en condiciones de legalidad… Cuando aumentan el precio de la leche, él sacó sus cálculos inmediatamente y, por supuesto, le daba el precio que se había fijado en función de una especie de análisis o equivalentes si él destinaba, digamos, ese litro de leche a la producción de queso y tenía como destino el mercado sumergido o si lo destinaba a vender la leche fluida como tal en el mercado sumergido. El campesino cubano esta por la legalidad y prefiere vender a través de los mecanismos legales.
¿Qué pasó? En el mercado sumergido disminuyó la oferta del queso, la leche fluida o el yogurt. Y, como hay un importante déficit de la producción de leche pues se manifestó un incremento en el precio de la leche, en el mercado sumergido, y del queso. Hay una ley, la relación oferta y demanda.
Por otro lado, esto afectó también a muchos que tenían la posibilidad de acudir a los mercados en divisa porque aumentó la demanda en dicho mercado divisa, el precio de la bolsa de kilogramo de leche en el mercado en divisa aumentó. Pero a la vez, como se destinó una parte importante de la leche a venderla de forma directa y no pasaba por la planta pasteurizadora, se afectó el aprovechamiento de la capacidad industrial. De ahí derivan afectaciones en la obtención de suero, mantequilla, etc. y entonces hubo que importar esos subproductos. Todo parece indicar que no se calculó el costo social (relación costo beneficio), teniendo presente que a la vez se logró economías en cuanto los gastos de transportación.
MR: Hablando de leche, ¿qué parte del PIB cubano se dedica a la importación de leche en polvo?
AN: Cuba gasta anualmente más de 2 mil millones de dólares en la importación de alimentos y dentro de ello está la leche, que puede estar alrededor de 160,0-170 millones de dólares. Claro, esto es muy relativo, porque el precio de la leche entera en polvo en el mercado mundial, del año pasado a este, creció un 42%. Por lo tanto se puede estar gastando más dinero en la importación de leche y obteniendo menos productos físicos importados, porque realmente es impresionante el incremento del precio de la leche en polvo. Por lo tanto este tema de la leche es mejor trabajarlo en las consideraciones de los alimentos en su conjunto, porque el peso es muy significativo. El país no puede continuar, desde el punto de vista de la economía, manteniendo estos altos niveles de importación de alimentos que llegan a constituir entre el 15 y el 19% del total de las importaciones del país. Muchos de de esos productos podemos producirlos en condiciones ventajosas de competitividad. Cuba los puede producir.
MR: ¿Ha habido resistencia a la inversión extranjera en la agricultura?
AN: Darle espacio a la inversión extranjera no implica necesariamente que yo venda mis propiedades ni, por supuesto, venda la soberanía. Todo lo contrario. Todo puede tener sus regulaciones y hacer atractiva la participación de la inversión extranjera más allá de lo que se ha hecho en épocas anteriores.
MR: Si usted fuera parte de la Comisión de Implementación de los Lineamientos y le pidieran poner el pie en el acelerador, ¿por dónde empezaría?
AN: Por donde comenzaron las transformaciones es por donde se debían comenzar: por el sector agrícola cubano, debido al efecto multiplicador que tiene ese sector. Es importante su papel en la producción de alimentos, sustitución de las importaciones, la generación de fuentes de energía renovable, como suministrador importante de materias primas, generador de fondos exportables, etc. Además este sector ocupa al 20% de la población económicamente activa del país. Cerca de 4 millones de cubanos dependen en sus niveles de ingresos de este sector y somos 11 millones de cubanos.
Considero que el sector agropecuario requiere la aplicación de medidas, de carácter sistémico, sobre la base de una mayor velocidad, la reciente aprobación del Decreto Ley 318 (descentralización de la comercialización), muestra un mayor enfoque sistémico, este puede constituir una señal importante sobre la aplicación del enfoque sistémico en la medidas, y sin duda contribuirá a destrabar las fuerzas productivas, pero el problema, como ya señalé, no se encuentra en la circulación, sino en la producción y además de esta medidas descentralizadoras en la comercialización sería apropiado eliminar las trabas en el punto de partida, que es la producción y abarcadoras para todo el ciclo: producción-distribución-cambio y consumo. 2014 se avizora como un año de importantes transformaciones, dentro de un posible marco de condiciones económicas difíciles (dentro de ellas la incidencia aún del bloqueo), lo cual implicaría profundizar e imprimir una mayor velocidad en las medidas a instrumentar en el sector agropecuario cubano.
Texto y foto de: Progreso Semanal