Las casi 9 mil mipymes privadas existentes en Cuba dan empleo a unas 260 mil personas, de acuerdo con datos oficiales.
La cifra es inferior al 1,4 millones de trabajadores que emplean las empresas estatales en la isla, pero no deja de ser significativa en el actual contexto socioeconómico de la isla.
Hasta el cierre de septiembre, dos años después de las primeras aprobaciones por el Ministerio de Econoía y Planificación (MEP), habían sido autorizadas 8964 mipymes privadas en las 15 provincias y en 167 de los 168 municipios del país, según datos publicados por el sitio Cubadebate.
Solo el municipio de Bolivia, en Ciego de Ávila, no tiene ninguna.
De estos nuevos actores económicos, el 55 % son de nueva creación, en tanto el 45% son resultado de reconversiones de negocios que ya operaban con licencia del trabajo por cuenta propia o como cooperativas no agropecuarias.
Contrario a la percepción social de que las mipymes se dedican mayoritariamente a la venta de productos importados, los datos del MEP apuntan que sus “actividades principales” son la gastronomía, la construcción, las industrias manufactureras y la producción industrial de alimentos y bebidas.
Producción de materiales para la construcción, prioridad también de las nuevas mipymes
Apenas en el quinto lugar es que aparece la comercialización de bienes, ya sean productos nacionales o importados, refiere el medio oficial, que no ofrece cifras al respecto.
Sobre la mayor visibilidad de estas últimas mipymes Cubadebate considera que la naturaleza de su actividad, que “implica un proceso de intercambio directo con la población” es lo que más “visibles” este tipo de negocios.
Además, añade que no son solo las mipymes las que se dedican a la actividad comerical, sino también otros actores económicos como los trabajadores por cuenta propia.
Así mismo, la publicación retoma un argumento que ha sido ya esgrimido por no pocos expertos: “para que haya más mipymes de producción, una política nacional de promoción y fomento de pequeños negocios debería diseñar un sistema de incentivos que las estimulen por encima de otras actividades económicas”.
“Sin caer en la trampa de demonizar la comercialización, actividad legítima y necesaria dentro de las cadenas de valor y que está resolviendo en parte el consumo de un segmento del mercado, se hace necesario incentivar la producción con mecanismos económicos y financieros”, insiste el texto.
Por el momento, según los datos compartidos por Cubadebate, el sector privado y cooperativo al que pertenecen las mipymes representa hasta el 13 % del PIB de Cuba, apenas el 8 % de las importaciones y “una porción diminuta” de las exportaciones.
En su análisis, el medio oficial resalta que “el surgimiento de las miles de mipymes existentes hoy no ha significado en ninguno de los casos la privatización del patrimonio estatal”.
Igualmente, llama a superar “la discusión antagónica empresa estatal versus empresa privada y pasar a la discusión de cómo generar más encadenamientos productivos”, al tiempo que reconoce que los beneficios de estos actores económicos “no deben ser obviados mediante generalizaciones y prejuicios basados en anécdotas o sin respaldo de datos”.
No obstante, en su defensa de las mipymes la publicación afirma que, con solo dos años de surgidas, estas empresas están aún “en su estado embrionario” y que resulta “lógico” que “en un entorno macroeconómico complicado” se manifiesten “distorsiones y problemas a corregir”.
Tal postura está en sintonía con recientes declaraciones de autoridades cubanas que han anunciado que está en marcha una “revisión y actualización” de las normas jurídicas que rigen el funcionamiento de los nuevos actores económicos.
Días atrás, en una entrevista televisada, el propio presidente Díaz-Canel defendió la existencia de las mipymes en Cuba, pero acotó que es necesario corregir “distorsiones” en su implementación.
El mandatario señaló que estas empresas privadas no solo importan productos terminados, sino también materias primas para producir en la isla, aunque reconoció que han existido “desviaciones” en el funcionamiento de algunas, aprovechando circunstancias generadas por la crisis económica y el insuficiente mercado cambiario.