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El Gobierno de Cuba elevó este lunes a 44 la cifra oficial de muertos por la actual epidemia de dengue y chikungunya que azota la isla.
La viceministra de Salud, Carilda Peña, informó este lunes en una intervención televisada que, solo en la última semana, se confirmaron 11 nuevos fallecimientos, ocho de ellos en menores de edad.
De los decesos reportados por la funcionaria, siete fueron por chikungunya —seis de ellos menores de 18 años— y cuatro por dengue, entre los cuales también había dos menores.
De esta forma, los niños y adolescentes se confirman como el grupo con más fallecidos en la epidemia, según los registros oficiales.
En un informe anterior, de 33 muertos confirmados entonces 21 eran menores. Con los ocho reportados ahora, esa cifra sube a 29, más de la mitad del total de víctimas mortales.
No obstante, el número oficial de fallecidos es considerado muy inferior al real por expertos independientes y numerosos cubanos. Mientras, en las redes siguen reportándose casos de personas que han perdido la vida durante la epidemia, así como una actividad muy superior a la normal en hospitales, funerarias y cementerios de la isla.
Peña detalló que el domingo se notificaron 3063 casos de síndrome febril inespecífico, así como 385 nuevos diagnósticos de dengue y 199 de chikungunya, refirió EFE.
El total de personas ingresadas ascendía a 32 553, con 70 pacientes en cuidados intensivos, en los que también predominan los menores. Entre ellos, 11 se encontraban en estado “crítico, pero estable”.
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Crisis sanitaria en Cuba
Según la viceministra, los casos acumulados de chikungunya alcanzaron los 42 015 al cierre de la última semana, aunque no ofreció cifras actualizadas de dengue.
No obstante, datos de la Organización Panamericana de la Salud, citados por EFE, registran 25 995 casos de dengue en Cuba hasta finales de noviembre.
Las autoridades sanitarias confirmaron nuevamente que no se han detectado más casos de oropouche.
Peña destacó un descenso de los casos febriles respecto a la semana previa —27 707 frente a 38 788—, lo que calificó como una señal de los “resultados” de las acciones emprendidas contra la epidemia, a pesar de las numerosas críticas y denuncias ciudadanas.
El Gobierno cubano reconoció oficialmente el 12 de noviembre la existencia de una epidemia de chikungunya y dengue, pese a que los primeros casos se habían detectado en junio y los contagios se dispararon en septiembre y octubre.
La expansión del brote se ha visto favorecida por la grave crisis económica del país, que limita las capacidades de prevención, incluida la fumigación masiva, diagnóstico y atención médica debido a la escasez de insumos y medicamentos.










