La tercera parte de la población cubana se ha contagiado en los últimos meses de dengue, chikungunya y otras arbovirosis, según estimaciones de las autoridades de Salud de la isla.
El dato se deriva de lo dicho este miércoles por el Dr. Francisco Durán, director nacional de Epidemiología, durante el programa televisivo Mesa Redonda dedicado a la crítica situación sanitaria en la isla, a la que finalmente las autoridades han comenzado a catalogar de epidemia.
Durán, quien se convirtió en un rostro familiar para los cubanos durante la pandemia de COVID-19, negó que el 90 % de los cubanos ya se haya contagiado con alguna arbovirosis —como se ha llegado a afirmar en las redes—, pero reconoció que “en las evaluaciones realizadas se han encontrado porcentajes de alrededor de un 30 %, 30 y tantos por ciento”.
Ese porcentaje supone alrededor de un tercio de la población cubana, la cual, según las cifras oficiales, rondaba los 9,7 millones al cierre de 2024. Ello significa que la cantidad de enfermos estaría sobre los 3 millones, aunque el especialista no dio una cifra precisa.
Un día antes, las autoridades habían mencionado unos 21 mil casos de chikungunya durante una reunión gubernamental sobre el tema, mientras los últimos datos ofrecidos sobre el dengue, semanas atrás, eran muy inferiores.
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“Tendencia a la baja”
El Dr. Durán no detalló cómo se estimó el porcentaje de enfermos, al menos no lo refiere la reseña hecha por Cubadebate. Recalcó que las dolencias infecciosas que se han propagado por la isla —y que muchos cubanos llaman sencillamente “el virus”— no son “una influenza viral ni una enfermedad diferente”, sino “arbovirosis conocidas como el dengue y el chikungunya”.
El funcionario del Ministerio de Salud Pública (Minsap) aseveró que la transmisión de estas enfermedades —que se han extendido sin freno en Cuba en los últimos meses— tiene una “tendencia a la baja”, aunque apuntó que la situación “todavía [es] aguda”.
En tal sentido, él y otras autoridades de Salud pidieron a la población “no confiarse” y acudir al médico ante la aparición de síntomas. También recabaron colaboración en el saneamiento público —mientras la basura se acumula durante días en muchas zonas—, la eliminación de criaderos de mosquitos y el apoyo comunitario a los enfermos, en particular a las personas de la tercera edad.
Entre las provincias que señaladas con un escenario más complejo se repiten Matanzas —donde habría comenzado el brote de chikungunya— y La Habana, aunque la transmisión se extiende prácticamente por toda la isla, mientras en las redes se denuncia el subregistro de casos en varios territorios y se alerta especialmente sobre la situación en la zona oriental tras el paso del huracán.
Como nota positiva, Durán aseguró que la semana anterior “no se confirmaron casos ni sospechosos” de oropouche —la más benigna de las arbovirosis propagadas en la isla—, algo que ya ha sucedido en otras semanas y confirma, dijo, una “tendencia a la disminución” de este virus.
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Sin cifra de fallecidos
Un elemento nuevamente omitido por las autoridades sanitarias fue el número de víctimas mortales por la actual epidemia de arbovirosis en el país.
Mientras en las redes se divulgan diariamente casos de personas fallecidas en el actual escenario epidemiológico, así como de funerarias y cementerios con un número de muertos mucho mayor al que se registra en condiciones normales, la Mesa Redonda obvió este muy sensible tema.
Tampoco trascendieron cifras de fallecidos en la reunión gubernamental de esta semana. Solo a mediados de octubre las autoridades cubanas informaron la muerte de apenas tres personas por complicaciones graves del dengue, una estadística a todas luces muy alejada de la realidad.
No obstante, a diferencias de otras intervenciones en las que funcionarios de Salud habían minimizado los posibles efectos mortales del chikungunya, esta vez la exposición sobre esta enfermedad, sus síntomas y evolución fue mucho más dramática y reveladora.
“El chikungunya puede derivar en la muerte y debe ser tratado con la seriedad que corresponde” advirtió la Dra. Yagen María Pomares, directora de Atención Primaria de Salud del Minsap, que insistió en la importancia de la hidratación, el reposo y la vigilancia médica.
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Ingresos, atención, cronicidad
La funcionaria aseguró que todos los pacientes con “síntomas febriles inespecíficos” deben ingresarse, aun cuando ese ingreso sea en sus propias viviendas, y para su hospitalización se prioricen los niños menores de dos años, las embarazadas y otras personas con riesgos.
En cuanto a las denuncias ciudadanas sobre colapsos hospitalarios y falta de pruebas y medicinas, Pomares reconoció que “en un momento determinado” puede existir “demora en los servicios de salud”, debido al volumen de pacientes o a la baja disponibilidad de algunos medicamentos”, pero dijo que se contaba con “camas suficientes y un sistema organizado para garantizar la atención”.
Además, dijo que la la industria nacional “ha puesto a disposición los insumos y medicamentos necesarios”, al tiempo que se han recibido donativos de organizaciones internacionales.
Por su parte, el Dr. Daniel González Rubio, infectólogo del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK) explicó sobre la persistencia de esta dolencia, que en su fase subaguda puede extenderse hasta tres meses con dolores persistentes, rigidez e incluso con recaídas.
Además, precisó que “un pequeño grupo” de pacientes puede presentar una fase crónica de la enfermedad durante años. Según Pomares, estos pacientes deben recibir “atención multidisciplinaria” en salas de rehabilitación, con “terapias que favorecen la recuperación articular”.












El 9 de Octubre de 2025 el ministro de Salud Pública restó importancia y negó la existencia de una epidemia o muertes. Palabras textuales fueron “no se puede esconder una epidemia”.
En ese momento, deade Julio y Agosto había una situación crítica en Guantánamo y en Septiembre había conenzado un brote srrio en Perico y luego en otras localidades de Matanzas, que fue mucho más atendido por los medios que el destino de los guantanameros.
Ahora, un mes y unos dias después, las cifras oficiales, que no tienen todos los datos porque mucha gente ni va al médico (para qué?) ni hay pesquisas en todas partes, son de un tercio sel país enfermo. ¿Era o no una epidemia? Tenía razón la gente o no al estar alarmada? Hubo o no desinformación: “tranquilos, no pasa nada”?
Cuba cuenta con un pueblo muy instruido.
La opinión pública en Cuba es de alta calidad.
Cuando la gente comienza a decir algo en mayoría, generalmente tienen razón.