En los últimos meses la sequía se ha convertido en una gran preocupación para buena parte de los cubanos, que sobre todo en regiones como Pinar del Río y el Oriente sienten de primera mano sus embates.
Según expertos, la actual carencia de precipitaciones es la más intensa sufrida por la Isla desde 1901 y deberá hacerse más marcada durante el tradicional período seco (entre noviembre y abril), debido a los efectos del fenómeno El Niño.
Ni siquiera los buenos registros pluviométricos de agosto –que concluyó con volúmenes superiores a su promedio histórico– han logrado revertir la problemática, que ya impide utilizar más de un tercio de los embalses administrados por el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos y ha puesto en números rojos a casi el 80 por ciento de los productores agropecuarios del país.
Ante la gravedad de la situación se han implementados numerosas medidas. Entre todas, quizás sea la más espectacular sea la siembra de nubes, una actividad que en pocas semanas pudiera comenzar a desarrollarse en varias zonas de la provincia de Santiago de Cuba y el Valle del Cauto
Para conocer detalles sobre el tema, Oncuba consultó al doctor Daniel Martínez-Castro, jefe del Centro de Física de la Atmósfera, del Instituto de Meteorología, la entidad que llevará a cabo los trabajos
¿Qué es la inyección de nubes?
Es el proceso durante el cual se introduce un reactivo en la nube para influir en la formación de la lluvia de modo que se incremente su volumen. En el caso de Cuba se han venido aplicando aerosoles de yoduro de plata por medio de pirocartuchos lanzados desde aviones en la parte superior de las nubes convectivas, a temperaturas inferiores a cero grados.
Para la siembra se escogen los cúmulos en desarrollo, que contienen gotas líquidas a temperaturas bajas, las cuales se congelan rápidamente al contacto con el yoduro de plata, liberan calor latente y energizan la nube. La siembra influye en la evolución de la nube, contribuye a que se extienda más en superficie y aumenta su tiempo de vida, de modo que también crece el volumen total de lluvia que es capaz de aportar.
¿Tiene algún riesgo ecológico?
No tiene riesgo ecológico, porque las concentraciones de yoduro de plata que se emplean son mínimas y según las mediciones efectuadas en diferentes países sus niveles no afectan en lo absoluto el medio ambiente.
¿Cuáles son las condiciones necesarias en la atmósfera para emprender la siembra?
Las que permitan la formación de nubes convectivas, deben ser también aquellas en las que no se pronostiquen tormentas severas. Por lo general, esas premisas se cumplen durante los meses de nuestra estación lluviosa (mayo a octubre).
¿Qué resultados se espera obtener y con qué margen de éxito?
Pretendemos incrementar la lluvia en la zona beneficiada al menos entre un 10 y un 15 por ciento, en dependencia de las condiciones meteorológicas. Aunque cada nube sembrada puede elevar sus aportes de lluvia en más de un 60%, el efecto en un área de siembra extensa normalmente no pasa del 15 por ciento como promedio.
¿En qué medida esas precipitaciones pueden paliar o aliviar la sequía? ¿Se llenarían las presas?
La lluvia total que cae está en los márgenes mencionados anteriormente y resultará un paliativo para la sequía. Es difícil que se llenen las presas, dado el estado crítico en que se encuentran la mayoría de ellas [38 por ciento de llenado al cierre de agosto], pero se espera que la aplicación del método ayude a incrementar los volúmenes de agua embalsada.
Además de en Santiago de Cuba y la zona del Cauto, ¿pudieran realizarse acciones similares en otras partes del país?
Las acciones que desarrollaremos tienen como antecedente los experimentos realizados en la década de los ’80 en Camagüey, un lugar que fue escogido por su topografía sin elevaciones abruptas y por su régimen de lluvias.
Aquellos trabajos se retomaron con nuevos objetivos desde el año 2005 y nos permitieron acumular la experiencia que ahora pondremos en práctica en la región oriental, en zonas muy afectadas por la carencia de precipitaciones. [El valle del Cauto, por ejemplo, ha debido reducir significativamente sus cultivos arroceros]. La extensión de la actividad, en el futuro, dependerá de diversas condiciones, como las meteorológicas (régimen de lluvias… ) y las posibilidades económicas del país.
Interesantisimo trabajo. Muy bueno. Es necesaria la lluvia, la Isla esta en una situación muy critica de sequía, al igual que todo el Caribe.