Hacía calor en La Habana. Del que te hace pensar que aunque tú no estuvieras dentro, la ropa sudaría igual. Había pactado con un socio bajar hasta la primera parada de la ruta 55 para luchar una ventanilla que hiciera más “confortable” la travesía hasta San Agustín. Cualquier usuario recurrente de la ruta sabe el valor de esa estrategia. Con la cobertura de las seis cuadras por andar, del tiempo –siempre indeterminado– de la espera por la próxima y los más de 90 minutos de viaje, nos lanzamos a un debate sobre el tema de la toma de decisiones y la participación ciudadana en la Cuba de hoy. Alguien podría objetar que el interior de una 55 no es el césped adecuado para ese tipo de partidos. Puede ser, pero hay choques en los que lo menos importante es la grama donde se disputan.
A la altura de Coppelia lo único que indicaba que toda la ciudad no estaba ya dentro de la 55, era que otra ciudad seguía luchando afuera, intentando subir. El socio y yo debatíamos en voz baja –moderada, vaya– superando la ronquera del motor y el sonido de fondo que en estas situaciones la ciudad genera. Mi socio comenta su extrema preocupación en torno al secuestro de los espacios en los que el ciudadano pueda ejercer como tal. En los que pase de ser recipiente de la toma de decisiones a decisor –o por lo menos modulador de la decisión–. Le replico que más que el secuestro, me preocupa que en su cronicidad hayamos terminado por legitimarlo. Hemos claudicado ante la filosofía de: no puede ser secuestrado, y por tanto recuperado, lo que no nos pertenece, lo que no es nuestro. Es lamentable porque en esa visión muere definitivamente cualquier estrategia de rescate.
Estamos a la altura de 23 y 12 y mi teoría sobre que toda la ciudad estaba ya dentro de la 55 se desvanece en cada parada. Comento que considero transcendental un aumento en la horizontalidad del análisis y diseño de las políticas –sociales, económicas, culturales– del país. Entiendo que el vector propuesta-aprobación, tiene que ser cada vez más ciudadano en sus dos componentes, o al menos en el primero de ellos. Acoto que me resulta irritante la naturalidad con que se individualiza la construcción de políticas y la toma de decisiones en Cuba, así como la inmediatez con que, a la hora de los platos rotos, se ciudadanizan las responsabilidades, o por lo menos el costo –casi siempre económico– del error. En este momento menciono la necesidad de que existan entidades profesionales que realicen encuestas de análisis de la opinión pública y que dispongan de espacios para la divulgación masiva y discusión de sus resultados. No se puede decidir pensando en la ciudadanía, si no se censa y analiza lo que la ciudadanía quiere.
Mientras hablo noto cómo la oreja-antena de una señora que está a mi derecha se orienta sin camuflajes hacia lo que digo. La señora, dos segundos después y sin medirse mucho dispara: “¿qué tú quieres decir con todo eso mijito, que te gustaría que se contara más con nosotros para decidir las cosas?” Sí –le respondo– casi sin tiempo porque ya entraba en un “muy bonito mijo, a mí también, pero ese no es este país, aquí las cosas vienen de arriba, y a veces ni vienen. Eso es lo que hay. No te desgastes en filosofar, si total, suponiendo que pudieras discutirlo, aquí siempre será aprobado o no lo que Ellos quieran o no aprobar”.
Pienso de inmediato en el tramo inicial de la conversación ¿Secuestro o renunciación? Las palabras de aquella señora me parecían clonadas de la garganta de Ibis, vecina mía que se explaya sin frenos ante cualquier tema, el más íntimo que podamos imaginar, y sin embargo, renuncia siempre a este con un lapidario ¿para qué mijo, para qué hablar? Si Ellos ya lo tienen pensado y decidido todo.
¿Quiénes son Ellos? ¿Quiénes nosotros cuando Ellos hablan? ¿Hasta qué punto Ellos han secuestrado y nosotros hemos renunciado? ¿Tiene sentido culpar a la yerba si el machete se resigna y deja de establecer, filoso, la frontera hasta donde puede extender aquella sus verdes dominios?
No quiero tremendismos. No por gusto cada nación elige representantes o crea instituciones sobre las que el ciudadano deposita un elevadísimo porcentaje de la responsabilidad en el diseño y toma de decisiones. Ningún país puede funcionar a golpe de consulta popular. Pero tampoco renunciando a cuanto de la consulta popular debe ser considerado a la hora de “cortar el bacalao”. Y, aún más, sin la condición vital de que ningún representante o institución estatal se sienta invulnerable a la valoración, el análisis y en los casos pertinentes, al juicio de sus responsabilidades por parte de la opinión pública. En este sentido me parece fundamental la creación de espacios donde los funcionarios públicos rindan cuentas de sus resultados, positivos y negativos, ante todos los ciudadanos.
Es necesario ciudadanizar las decisiones, el futuro de nuestro país. Necesitamos una Cuba en el que Ellos sean más visibles, evaluables y por tanto perfectibles por el Nosotros. Es más, necesitamos un país de menos Ellos y Nosotros. De más Todos. Recuerdo ahora mismo una experiencia fantástica que Cuba vivió hace menos de dos años y que me hace confiar en los frutos de esta probable ciudadanización del futuro. En septiembre de 2013, millones de cubanos se unían espontáneamente a la convocatoria de René González para llenar el país de cintas amarillas como reclamo por el regreso de los cinco cubanos, en aquel momento aún presos en los Estados Unidos. Había en la génesis y posterior masividad de esa convocatoria un claro mensaje: la causa acertada y su ciudadanización, consiguen movilizar a este país.
De regreso a la 55, ya la ciudad y la anciana se habían bajado. Percatándome de lo cercano que estábamos del paradero sonreí pensando cuán relativo puede ser el tiempo –incluso dentro de una 55– cuando de secuestros o renunciamientos uno se pone a hablar. Me satisfizo la idea de que esta historia tendría partido de vuelta. Más. Que está por discutirse, toda la temporada.
Sobre el tema de la Ciudadanizar la nación, he escrito un poco. Primero en el blog “NOSOTROS, NO ME PREGUNTES MAS.” Es un tema que, por donde quiera que le entrés siempre habrá un grupo que lo tome como pro antisistema o restaurador de capitalismos, y es lamentable. El déficit no es sólo de horizontalidad; sino más bien de ejecutoria transversal; de empoderamiento real y no nominal, ocasional o por convocatoria. No vale decir: ¿Y las rendiciones de cuenta del delegado a sus electores en las Asambleas del Poder Popular qué? Eso es micro política, importante: sí; pero si no existiera esa dichosa llamada al “compañeros centrémonos en nuestro radio de acción” en todo, hasta en el sindicato, otro gallo cantaría.
Así jamás trascienden las soluciones colectivas, nunca será plena la información y las decisiones se alejan, o alejarán, de lo micro real, del ser y sus circunstancias en La Lisa, Arroyo Arenas, Reparto Eléctrico y todo los municipios del país. Se desvincula del día a día.
Se acaba de realizar un Congreso de la UJC: ¿Se trató el tema de la baja calidad en la enseñanza o de por qué cientos de jóvenes intentan alcanzar las fronteras de otros países a cualquier precio? ¿Dónde está publicado el contenido y conclusiones de tal debate?
No se trata de hacer leña del árbol caída, no; se trata de que el bosque sea todo robusto y frondoso, y, que además, dé frutas.
Hace algún tiempo, en la Web de Arco Europeo, publiqué un trabajo, a propósito de otro tema, pero del que quiero dejarles en párrafo introductorio:
Tiene Cuba problemas de todo tipo. País del tercer mundo al fin, de escasos recursos naturales, sus niveles educacionales y de salud pública hacen más valioso su tesoro mayor: su pueblo. La isla tiene por delante el gran reto de actualizar los causes democráticos mediante los cuales la diversidad de su gente pueda vehiculizase como participación efectiva, real de su empoderamiento y desarrollo cívico. Ese es, sin dudas, un gran problema que no debería dejarse como rezago irresoluto a las nuevas generaciones: debe labrarse ya entre todos.
Muy buen artículo, sin dudas necesitamos una sociedad mas conciente de sus derechos y lideres que dejen la iniciativa y las deciciones en manos del pueblo, que conozcan, respeten y den respuestas a los estados de opinión con regulaciones que reflejen la voluntad del pueblo.
amílcar:
De veras que cuando alguien no quiere ver las cosas, no las ve; más aún, cuando a alguien no le conviene verlas, las ve menos todavía. ¿De qué está hablando en un país donde hacer circular la Declaración Universal de Derechos Humanos fue considerado un delito; donde ese documento de viola flagrantemente a diario. Una parte importante del puebloo cubano ni actúa ni piensa como ciudadanos, sino como peones resignados, empezando por ese circo de focas que llaman Asamblea Nacional, con sus “unanimidades” de sainete, y donde ningún diputado es autor de una ley (Caso único en el hemisferio occidental). Para “ciudadanizar” las decisiones tiene que haber primero ciudadanos que hagan valer sus potestades, y tiene que haber un gobierno que se sienta obligado a dar cuentas de su gestión, y a consultar sus decisiones con el pueblo, que es su empelador. el gobierno cubano actúa con todo el secretismo que le da su gana, y no se siente con la obligación de rendirle cuentas a nadie. mucho cacareo sobre la lucha contra la corrupción; y la Contraloría no tiene potestad para inspeccionar a las fuerzas armadas, que son la institución que controla las empresas en que la corrupción, el nepotismo y la venalidad campean por su respeto hace mucho rato. el turismo, que es donde están los dólares.los militares tienen que estar en los cuarteles entrenándose y vilgilando para salvaguardar la seguridad del país, no dirigiendo empresas comerciales, y menos todavía decidiendo políticas públicas. ¿Dónde se ha visto eso salvo en las dictaduras militares de tan funesta fama? O no se acaba de aprender, o no interesa aprender.
¿Con qué pueblo contaron para pasar armas de contrabando bajo sacos de azúcar? ¿A quién se ha dado explicaciones acerca de dónde sale la plata para los gastos vacacionales de millonarios que se dan miembros de la nomenclatura que, supuestamente viven de sus salarios? Eso por poner solo unos ejemplos. Otro más: No hace mucho un funcionario declaraba públicamente que Cuba no era partidaria de los cultivos transgénicos; pues en el reciente congreso de la UJC, se promovió lo contrario a bombo y platillos, y los jóvenes “estuvieron de acuerdo” con la idea. entonces ¿Qué? Todo es una farsa burda.
Y no me venga con que lo de las cinticas amarillas es un ejemplo de ciudadanización: es una convocatoria más que se hace desde el gobierno, y a la cual la recua tiene que seguir la rima. Una más de tantas. Si algo caracteriza todo ese tipo de parafernalis es la poca espontáneidad (Aunque algunos lo pueden haber hecho a conciencia y de buen grado, una cosa no quita la otra) nada de eso es espontáneo en Cuba, desde brincar como una marioneta “el que no salte es yankee” en un acto(supongo que ahora poos harán saltar por lo contrario), hasta los actos de repudio. Nada.
Espontaneidad fue lo que yo viví en persona en San josé de Costa Rica cuando pasaron a ovctavos de final en el último campeonato de fútbol: todo un pueblo tirado para la calle gritando, saltando, tirando pelotas usando todo aquello que pudiera hacer ruido, llevando banderas, pitando con cuanto pito existe; parando el tráfico, cantando, bailando. Y 0h, maravilla, ninguna organización política dirigiendo, ningún dirigente dando discursos con un altavoz, nadie haciendo llamados. Pitó el árbitro, y se armó el acabóse sin pedirle permiso a nadie.
Jamás vi eso en Cuba en los más de 40 años que viví allí.
Muy buen artículo!!!!, coincido contigo. Bueno, bueno, de verdad!!!!
Bla bla bla…Ciudadanizar? Usted mismo estimado en el trabajo se aprisiona, se encierra, se enmudece. Lo q hace falta es terminar con “Ellos”, y si usted no los conoce, ellos son los q gobiernan Cuba hace más de 55 años. Podría hacer multitud de referencias pero me quedaré solo con una, un pequeño fragmento de las palabras de nuestro Canciller en la apertura de la nueva Embajada: “Hemos llegado aquí, gracias a la sabía dirección de Fidel Castro”. Estimado, es necesario acotar algo más? Ellos sobran en la Cuba actual, y en el futuro de nuestro país. Cumplieron su objetivo y ahora necesitamos trabajar Todos.
esta Bueno el intento,pero lo voy a ayudar.Simplemente la nocion de ciudadanos,implica derechos.Los ciudadanos se han distinguido en nuestra civilizacion occidental,precisamente por ser portadores de derechos.Los no ciudadanos,no.Los cubanos hoy,amigo,no son ciudadanos,no tienen derechos.Habra que buscar vias para que se vuelvan ciudadnos.No quiero que se ofenda,yo lo veo asi.Incluso l dire mas,las sociedades fuerete les han dado ciertos derechs a residents no ciudadanos.Pero seria pedir demasiado a una sociedad que discrimina a los ciudadanos poniendole limites a su desplazamiento por SU pais.
dice Julio Antonio alfonso fonseca que cuba e un pais de escasos recursos economicos!!!!De donde es este senor?? por que se escribe tanta boberia?? Por que quieren hacer ver que el recurso de cuba es Exportar medicos en condiciones de esclavitud??Si cuba es un pais d “escasos recursos economicos” senor inteligente,entonces que es JAPON?? Que hubiera sido de cuba si se hubieran encontrado en vez de una nacion en desarrolo se hubieran encontrado com japon sentados sobre piedras ,rodeados de temblores de tierra,arrasada por bombas y con dos bombas atomicas tiradas??Cub es un pais rico en recursos y situada en el mejor punto geografico del MUNDO!!!Cuba no tiene la culpa de tener gobernantes ineptos hace 56 anos!!!