Internet en Cuba: a la espera del nuevo cable submarino y más (I)

OnCuba conversó con Wilfredo González Vidal, viceministro primero de Comunicaciones, sobre conectividad e informatización, en la primera parte de esta entrevista que continuará mañana.

Una pareja usa un teléfono móvil para navegar en internet en La Habana. Foto: Kaloian / Archivo.

Una pareja usa un teléfono móvil para navegar en internet en La Habana. Foto: Kaloian / Archivo.

La conexión a Internet en Cuba, con sus altibajos y tribulaciones, es uno de los temas ineludibles en el día a día de los cubanos. Luego de años de desconexión y restricciones, los residentes en la isla han venido adentrándose de manera creciente desde la década pasada, en la red de redes; primero desde zonas wifi públicas, en parques y plazas; en salas de navegación estatales, y luego, todavía con muy baja penetración, en los hogares.

La gran mejora que permitió multiplicar el número de clientes fue la comercialización de datos móviles para particulares. En 2022 sumaban 6.7 millones –alrededor del 60 % de la población– los usuarios habilitados para navegar por Internet a través de sus dispositivos móviles, según las estadísticas oficiales.

Este aumento en el uso de la conectividad, resultado de la modernización teconológica y de un programa de informatización desarrollado por las autoridades cubanas, ha estado plagado de tropiezos, obstáculos internos y externos que han ralentizado el proceso, torpedeado accesos y dificultado el aprovechamiento óptimo de recursos, tanto de infraestructura como de know how.

La oferta, en cobertura y en calidad del servicio –incluidos los precios– está todavía lejos de satisfacer la demanda, que se mantiene creciendo.

Las dificultades cotidianas en la velocidad y estabilidad de la conexión a Internet en Cuba es fuente constante de quejas de la población, incrementadas significativamente en los últimos meses, al punto de que funcionarios y medios estatales han tenido que abordar públicamente el tema.

Días atrás, Tania Velázquez Rodríguez, presidenta ejecutiva de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A. (Etecsa), reconoció que las capacidades de salida internacional estaban “saturadas” y que el crecimiento de la demanda no había sido acompañado con la necesaria inversión en infraestructura para soportarlo.

En este contexto, ha generado interrogantes y expectativas el nuevo cable submarino de fibra óptica que se está instalando entre Cuba y Martinica y que ha sido bautizado como Arimao.

De acuerdo con Velázquez Rodríguez,  el comienzo de sus operaciones podría ser en abril y “ofrecerá capacidades importantes para la navegación”, aunque acotó que también debía trabajarse en otras direcciones “para que todo fluya correctamente”.

¿Por qué está lenta la conexión en Cuba? Alta demanda y falta de inversión, explica Etecsa

Para conocer con más detalles sobre la situación actual de la conectividad en el país, así como de otros temas relacionados con este sector, OnCuba conversó con Wilfredo González Vidal, viceministro primero de Comunicaciones de la isla.

A continuación, le ofrecemos la primera parte de la entrevista, realizada la pasada semana.

¿Cuál es el escenario de la conectividad en Cuba hoy y a qué se deben las dificultades reportadas por muchos usuarios en los últimos tiempos?  

Para hablar de la conectividad y la red de telecomunicaciones en este momento en el país primero hay que remontarse a lo ocurrido en los últimos años. Desde que, en diciembre de 2018, se amplió el acceso a Internet desde la red móvil ha habido una pendiente creciente, positiva, del número de usuarios. Pero sobre todo en los dos últimos años ha habido realmente una explosión del acceso a Internet. Ya hoy contamos en Cuba con 7.6 millones de suscriptores en la telefonía celular; de ellos, más de 6.7 millones tienen la posibilidad de acceder a Internet por los datos móviles.

Además, en estos dos últimos años —que han sido muy complejos para el país, por la pandemia y el recrudecimiento del bloqueo—, ha ocurrido una aceleración en el despliegue en la red de telecomunicaciones de la infraestructura de 4G. Hoy esa red llega al 50 % de cobertura poblacional y la red de 3G un poco más: alrededor del 77 %.

Al mismo tiempo, la Empresa de Telecomunicaciones ha procurado lograr mayor asequibilidad de los servicios a la población, en tanto ha lanzado ofertas promocionales y paquetes combinados de voz, datos y sms, con los mismos precios y tarifas en medio del proceso de reordenamiento financiero y en un contexto de inflación, no solo en Cuba sino en muchos lugares del mundo.

También la pandemia provocó que la empresa tuviera que apurar un grupo de inversiones para el acceso a la 4G, para todo lo que tiene que ver con el teletrabajo, el trabajo a distancia, con la educación también, que tuvo que continuar sobre la base de la infraestructura de telecomunicaciones.

Hay un grupo de situaciones que se han dado en los dos últimos años, de incremento de la conectividad, de incremento de la concurrencia, de situaciones objetivas que influyen sobre la calidad del servicio, sobre todo en determinados horarios pico. Hoy son más de 2 millones de cubanos los que se conectan de manera concurrente en esos horarios pico, sobre todo entre 8:00 y 10:00 de la noche, que es el horario de mayor tráfico en la red.

Combinado con todo esto, está el tema de la disponibilidad de recursos financieros, que no ha sido la misma en los últimos años. Hay que entender que Etecsa es una empresa que sufre también las limitaciones económicas y financieras que atraviesa el país, y que, al mismo tiempo, tiene una responsabilidad social; debe aportar a la economía y a la sociedad. No ha existido disponibilidad de recursos financieros importantes para lograr mantener de inversiones que estaban en proceso y otras que hay que ejecutar para lograr una mayor estabilidad de la red de telecomunicaciones del país. Y eso ha repercutido en el servicio.

¿Qué se hace para solucionar estos problemas y mejorar la conectividad y otros servicios a la población?

Hay un grupo de acciones que se están haciendo en estos momentos. En primer lugar, es importante aprovechar toda la infraestructura de telecomunicaciones que se ha logrado en el país en los últimos años, y esto se está haciendo con ampliaciones de licencias para lograr mejores concurrencias; también con la utilización de nuevas bandas de frecuencias, como explicó recientemente la presidenta de Etecsa.

La 4G en Cuba se inició en la banda de 1800 MHz, que es una banda alta en frecuencia que asume determinados rangos de cobertura. Pero ahora hemos venido incorporando la banda de 2100 MHZ, que también es una banda alta, pero que va a permitir que donde se habilite —ya se inició en varias partes de La Habana, con la idea de cubrir toda la capital, y también en Matanzas— los usuarios que tengan la posibilidad de usar esa banda puedan conectarse con ella para lograr mejores niveles de concurrencia y de accesibilidad.

También se trabaja en la incorporación de la banda de 900 MHz, que es un poco más baja, que busca más cobertura, es decir, tiene mayor alcance, logra mayor penetración. Esto debe ocurrir en La Habana en los próximos meses.

Por otro lado, se ha seguido desarrollando la transición a la televisión digital, y en Pinar del Río y Artemisa ya logramos hacer el corte de dos canales en formato analógico. Esos canales liberan una banda de 700 MHz, que es aún más baja, y mientras más baja la banda, más cobertura tiene, más alcance, más penetra dentro de los hogares. Así que, al hacer eso, en esos territorios se crean condiciones para lograr un mejor acceso, aunque no en todo Pinar del Río y Artemisa, sino en los sitios en los que las radiobases pueden asimilar esa banda en particular.

También es necesario decir que no basta con trabajar en una sola capa de la infraestructura. Hay que tener en cuenta todas las capas de las telecomunicaciones. No se trata solo de la última milla, que es la vinculada con el acceso, con la radiobase, con lo que al usuario le queda más cerca. Esa es una capa que es necesario seguir ampliando y en ello se trabaja: en seguir colocando radiobases, en utilizar nuevas bandas de frecuencia que permitan ampliar la cobertura y lograr mayor calidad del servicio. Pero, a la vez, hay que ampliar infraestructuras en la capa de transporte, en las capas intermedias de las redes, en los equipos vinculados al desarrollo de la transmisión de datos y de la voz. 

¿En qué punto se encuentra la conexión a Internet en las casas, a través del servicio de Nauta Hogar?

El servicio de Internet en los hogares es una de las líneas fundamentales que nuestro ministerio ha declarado dentro del plan de desarrollo económico social del país hasta 2030, junto a la ampliación de la telefonía móvil.

Hoy el Nauta Hogar está en más de 270 mil viviendas cubanas, lo que no significa que no puedan existir dificultades. Se trata de una facilidad de acceso que es por cobre, y en dependencia de la distancia de la casa hasta la infraestructura de telecomunicaciones, donde ya es posible utilizar fibra, pues pudiera variar la calidad del servicio.

Wilfredo Gonzáles Vidal, viceministro primero de Comunicaciones de Cuba. Foto: Otmaro Rodríguez.

Actualmente existe también lo que se conoce como el acceso fijo inalámbrico, que es esta variante de Nauta Hogar en la que, desde un mismo equipo, se puede utilizar determinada frecuencia para llegar a la radiobase, frecuencia que no debe competir con la de la voz para no afectar la calidad del servicio, y es cierto que este es un proyecto que se ha retrasado.

La poca disponibilidad de recursos financieros ha tenido que ver en ese retraso; también, las limitaciones de suministros de determinadas tecnologías y, más recientemente, la necesidad inmediata de realizar un grupo de acciones para mejorar la calidad del servicio y el acceso a la 4G. Por ejemplo, la decisión que tomó Etecsa de utilizar la banda de 2100 MHz, que se estaba reservando para este tipo de servicio.

Este es un proyecto que se ha demorado y la presidenta de Etecsa así lo ha reconocido, pero, por supuesto, no se desestima su desarrollo. Para ello hay capacidades que se tienen que seguir creando, cuestiones que están vinculadas con el equipamiento, con el equipo físico para instalar en la casa, y se está buscando la posibilidad de que haya una oferta que pueda ser atractiva para la población y que podamos nosotros también ir recuperando la situación financiera de la empresa.

¿Es posible pensar en una cercana mejoría para la conectividad en Cuba?

Yo diría que sí. En este caso, hay que tener claridad sobre cuáles son las prioridades del país. Con el desarrollo de Internet en la isla, nosotros siempre hemos priorizado el concepto de inclusión social, para lograr que la mayoría de las personas puedan acceder a estos servicios. Creo que aún con la actual situación económica y con las limitaciones de disponibilidad de recursos financieros, hay una voluntad real de continuar ampliando el acceso a Internet en el país, de ampliar el acceso a la población con una mayor calidad de servicio, de lograr coberturas poblacionales en aquellos lugares donde todavía la 4G no llega, y debemos seguir llegando.

Eso es una realidad que se ha venido ejecutando y los números lo confirman. Hace cuatro años, por ejemplo, una persona natural cubana como promedio consumía alrededor de 1 gigabytes de datos y hoy está en el orden de los 7 gigabytes.

Actualmente hay un mayor consumo en la red de telecomunicaciones del país, aunque hay que decir que no se trata de algo exclusivo de la isla, sino que es un fenómeno internacional. El consumo se ha incrementado en todo el mundo, sobre todo por la utilización de los videos, por todo lo que tiene que ver con entretenimiento, con la parte gráfica, que también se utiliza mucho más hoy por los cubanos.

Etecsa tiene un reto importante, porque al mismo tiempo que debe desarrollar las telecomunicaciones, el acceso a Internet de la población, las capacidades institucionales de los organismos para conectarse también —donde aún nos resta por transitar—, tiene también la capacidad de captar divisas para el país. Y esa es una responsabilidad que tiene la empresa que nosotros no podemos obviar.

Cuando Etecsa hace ofertas como la de quintuplicar el saldo, aun teniendo una infraestructura de telecomunicaciones con las limitaciones que ya he mencionado, pues lo hace también buscando un equilibrio entre las dos cuestiones: brindar facilidades en el servicio a sus usuarios y cumplir con la responsabilidad de captar divisas y lograr un apoyo financiero para el país. Por lo tanto, esta es una situación en la que hay que ir estableciendo prioridades e ir buscando realmente dónde está el mayor impacto económico y social.

A fines del año pasado se informó sobre la instalación de un nuevo cable submarino de fibra óptica desde Martinica. ¿Cómo se llegó a este proyecto?

El nuevo cable, Arimao, es un proyecto que tiene la intención de ampliar y diversificar la conectividad internacional, siguiendo la estrategia de las telecomunicaciones en el país. Con su instalación se busca satisfacer la demanda de conectividad, la necesidad de la población de obtener información y poder conectarse con otras personas, de comunicarse, de acceder al conocimiento y también al entretenimiento por esta vía. Esa es una demanda que es creciente en nuestro país, como ya he dicho.

Además, con este nuevo cable también se logra minimizar el riesgo de posibles situaciones excepcionales de carácter natural, como sismos, por ejemplo. Hay que recordar que el cable ALBA 1, que es el que está en funcionamiento actualmente, llega a Santiago de Cuba, y tiene dos ramales: uno por Jamaica y otro hasta Venezuela, pero esa zona por donde entra al país es sísmica, lo que puede generar afectaciones. El proyecto del nuevo cable, por el hecho de entrar por Cienfuegos, minimiza este riesgo.

Este un cable de 2500 kilómetros, mientras que el de Venezuela tiene alrededor de 1600 kilómetros. Si tú calculas esas distancias, verás que son mayores que la longitud de Cuba y que el de 2500 casi le puede dar dos vueltas a la isla. Sin embargo, hay otros sistemas de cables, muy cercanos a la isla, como el Arcos 1, con el que con 40 y tantos kilómetros, 60 veces menos que la del cable desde Martinica, podríamos conectarnos y aprovechar esa infraestructura para el tema de la conectividad internacional.

Sin embargo, no ha sido posible, no nos han autorizado. Ahí está, bien reciente, la sugerencia entre comillas que un equipo del Departamento de Justicia de Estados Unidos le hizo a la Comisión Federal de Comunicaciones, la FCC, de no aceptar la petición de una empresa norteamericana para que Cuba pudiera conectarse por esa vía. Por lo tanto, ante negativas como esa y la necesidad de una ampliación de la conectividad internacional, surge la necesidad de un proyecto como Arimao.

El cable de fibra óptica es propiedad de Orange, que es una empresa francesa de reconocido prestigio internacional y muchos años de experiencia. Y Etecsa lo que hace es arrendar capacidades a ese cable. Esas capacidades se irán cubriendo, por supuesto, en la medida en que las condiciones económicas de la propia empresa lo vayan posibilitando, y en la misma medida en que la demanda se vaya cubriendo con esas capacidades.

Por lo tanto, vemos la materialización de este proyecto como una opción muy positiva e importante para el desarrollo del país, tanto económico como social, y de acceso para la población.

¿Y en qué punto se encuentra la instalación del nuevo cable y cuándo el mismo podría estar ya operativo?

Los dos extremos del cable ya están físicamente en tierra, tanto en Cienfuegos como en Martinica. Pero ahora viene un proceso de trabajar con los terminales, es decir, con todo el equipamiento de telecomunicaciones en ambos dos extremos. Eso está ocurriendo ahora. Se trabaja también, en el caso de nuestro país, en crear condiciones para ampliar el ancho de banda en toda la infraestructura nacional. Porque tener ese enlace de conectividad internacional no es suficiente: también hay que trabajar, necesariamente, en otras capas de la red de telecomunicaciones, como ya había explicado.

Cable submarino entre Cuba y Martinica en proceso de enlace y pruebas

Entonces, toda la parte de transmisión hay que ampliarla con nuevos equipos, con capacidades de ancho de banda, con tarjetas, con licencias de software, que también le cuestan a la empresa poder hacerlo, porque lo no puedes hacer es generar un embudo: que tengas muy buena conectividad internacional y que, sin embargo, el tramo nacional tenga entonces problemas y no se pueda aprovechar eficientemente esa mejoría de la conectividad internacional. Hoy se trabaja también en lograr una ampliación en determinados puntos de ese tramo nacional, de todo el país, para lograr que la señal fluya de una manera mucho más cómoda.

Pero no es solo una cuestión de infraestructura, de equipamiento. También hay que capacitar a las personas. Es decir, toda la gestión, la operación, el mantenimiento de esa infraestructura también lleva una determinada capacitación, que eso es algo que también se debe estar haciendo antes de hacer operativo este cable.

Por lo tanto, su entrada en funcionamiento tiene que ver con su propia infraestructura, con el equipamiento, y también con capacitación. La presidenta de Etecsa ha dicho que el cable podría estar listo en abril, y yo creo que al ritmo en que se van llevando las cosas ese puede ser el momento, efectivamente. Ese es el pronóstico que se tiene, que en abril pueda estar operativo y empezar a cursar tráfico por esta nueva vía.

La instalación del cable ha generado muchas expectativas. Sin embargo, por lo que usted me explica, su entrada en funcionamiento no supone por sí misma una mejoría inmediata de conectividad en el país…

No es así. No se puede decir, como se ha dicho en algún titular, que el nuevo cable Arimao multiplicará por 10 mil las capacidades de Internet en la isla. Eso está mal dicho. El nuevo cable de fibra óptica submarino ampliará y diversificará la conectividad internacional. Pero se tendrán que crear condiciones también en otras capas, en el Nauta Hogar, en las radiobases, en la red 4G, en la infraestructura de transmisión, para lograr una mejor calidad del servicio a la población.

Contar con el nuevo cable es muy importante para lograr esta complementariedad del sistema ALBA 1. Porque hay que decir que el sistema ALBA 1 sigue funcionando, se siguen ampliando sus capacidades, pero era necesaria esa complementariedad con el proyecto Arimao. Por eso es que hablamos de diversificar y ampliar la conectividad con este nuevo cable, por la demanda que tiene todo el proceso de informatización y también por los riesgos naturales que expliqué. Y esta ampliación está en función del desarrollo económico y social de Cuba, por lo tanto, beneficiará a toda la sociedad: a la población, a los nuevos actores económicos, a las instituciones y entidades estatales. Se trata de una infraestructura común que se utilizará en bien de todo el país.

 


Puede seguir leyendo la segunda parte de esta entrevista.

 

Continuará mañana…

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