Tras semanas de polémicas y protestas públicas de artistas de todos los niveles, las autoridades cubanas darán ahora a conocer leyes complementarias a un decreto que entrará en vigor el viernes y que decenas de creadores en la isla consideraron una afrenta a su libertad creativa.
Las nuevas regulaciones anexas al decreto 349 buscan atemperar algunos de los elementos que más molestaron a los artistas, como el alcance de las funciones de los inspectores del Ministerio de Cultura, y dejar por escrito que el gobierno no busca afectar la producción artística.
El decreto 349 de Contravenciones en Materia de Política Cultural fue firmado por el presidente Miguel Díaz-Canel en abril a pocos días de tomar posesión –y publicado en julio por lo que debería entrar en vigencia en 7 de diciembre según su propio dictamen–, con la intención de regular contenidos pornográficos, sexistas o discriminatorios en las exhibiciones en cualquier género artístico como la plástica, la música o el teatro, entre otros.
Pero al mismo tiempo buscaba evitar el uso de los símbolos patrios o cualquier otro elemento que contravenga las regulaciones de la sociedad, dando lugar a un resquicio legal en el que los artistas vieron el interés del gobierno en controlar el contenido de sus obras, sobre todo las de los creadores más críticos.
Más aún, el decreto reflotaba la figura del inspector –mencionada en una norma de 1997– y le atribuía la facultad de cancelar funciones o retirar las licencias necesarias para operar espacios privados como bares y centros nocturnos abiertos gracias a una serie de reformas promovidas por el expresidente Raúl Castro.
Desde septiembre grupos de intelectuales se reunieron con funcionarios del área de cultura para expresarles sus molestias. Hasta la Unión Europea debatió el tema con las autoridades cubanas durante un diálogo político en octubre.
“No hubo una explicación previa de la intención de normativa y es una de las causas de la polémica que se ha despertado… no se explicó cuáles eran las bases de este decreto, de este ejercicio normativo”, reconoció a The Associated Press el viceministro de Cultura Fernando Rojas, quien está al frente de un grupo de trabajo que realizó por lo menos una treintena de reuniones con centenares de artistas luego de que se desataron los debates.
Rojas también está en el equipo que redactó las nuevas normas complementarias –el decreto 349 establece que deben dictarse.
“Todos hablan de eso. El decreto no ha pasado desapercibido”, dijo a AP Marco Antonio Castillo, exintegrante de Los Carpinteros –un dúo de artistas plásticos reconocido a nivel mundial. “¿Quiero estar o crecer en un ambiente intelectual con estas reglas nuevas, quiero que mis hijos vivan con estas reglas? Y la respuesta es no y hay que intentar cambiarlo”.
Como muchos de los artistas consultados por AP Castillo consideró positivo que intente regularse la vulgaridad, el ruido o el pago de impuestos, pero sospecha que las intenciones son influir en los contenidos de la producción artística.
“No se puede decir que esta ley no es para controlar los contenidos del arte”, reflexionó Castillo. “Al estar regulando el canal [de exhibición o difusión], estás regulando el arte”.
Aunque las autoridades admiten las deficiencias del decreto –y por eso buscan atemperarlo–, el espíritu de la norma tiene una intención organizadora de un universo cada vez más diverso y que fue multiplicándose al calor de las nuevas formas de expresión y plataformas en Cuba.
Mientras tanto, el decreto fue eje de varias manifestaciones de intelectuales que realizaron performances, subieron videos a las redes sociales y acusaron al gobierno de ejercer la censura.
“Estamos haciendo una campaña para la derogación de esa ley”, comentó Michel Matos, un promotor de eventos que junto a una veintena de artistas representó la reacción más dura al decreto 349. “Es inaceptable cualquier tipo de regulación de circulación de contenido, esto es facistoide… tiene un montón de subterfugios que están dirigidos al control ciudadano, cultural, ideológico y para nosotros es inaceptable”.
Según el viceministro además de las quejas y preocupaciones “honestas” de decenas de artistas, en las últimas semanas se desarrolló una suerte de “ejercicio manipulador” de personas apoyadas desde el exterior mediática y materialmente para dañar el proceso revolucionario.
“Para esos grupos más interesados en dañar al país que discutir seriamente, el 349 es un pretexto para un planteamiento más agresivo contra el orden institucional en Cuba”, agregó el funcionario.
Sandor Pérez, un rapero de 35 años que acompañó a Matos en sus protestas, negó a AP haber recibido algún tipo de financiamiento para manifestarse contra el 349.
Como sea, las autoridades esperan ahora subsanar las lagunas, imprecisiones o suspicacias generadas por el decreto con las normas complementarias que regulen su ejercicio.
La regulación complementarias debería estar lista para los próximos días, explicó Rojas, y “empieza diciendo tajantemente que la creación artística no es objeto de su aplicación” sino que se refiere a la forma en que se coordinan o presentan los espectáculos o exhibiciones y si se cuentan con los permisos.
Además se “acota el ámbito” del inspector de forma tal que no sea el responsable del cierre de una presentación en una institución del Estado o particular, al tiempo que se excluye cualquier ámbito privado sea el estudio de un artista o una sala de grabación.
Paralelamente, en los próximos días se abrirá un registro para creadores audiovisuales similar al existente para el de las artes plásticas –que cuenta con 12.000 miembros– o de los artistas escénicos –unos 6.000– y con similares funciones a las empresas de músicos –19.000.
También se volverá a llamar a los artistas para discutir las nuevas normas complementarias a fin de evitar las polémicas y confusiones que generó el decreto, indicó el viceministro.
“Nosotros aplicaríamos el decreto en situaciones muy claras. Tendríamos especial cuidado en la aplicación de la norma [complementaria]”, aseguró Rojas. “Hay que utilizar para el provecho de la cultura todas las inquietudes que se han planteado”.
Existe una carta que muchos artistas han firmado en contra del decreto. Y por las palabras de Rojas parece que lo quieren imponer a pepe…
Por qué el gobierno no puede sentarse a discutir con los artistas en vez de apresarlos como están haciendo ahora para que no se manifiesten en contra? Después no se quejen cuando les digan que son una dictadura.
de verdad que usted cree que no hay una dictadura en Cuba ?
Rojas es una especie de corcho que se ha mantenido en la cúspide siempre. Una familia “conectada” con variedad de negocios y gozando la categoría de “nuevos ricos”. Que triste que esta burocracia oficial sea quien decida.
En verdad creo que el gobierno cubano esta dando muestras fehacientes de inconsistencia. Hace poco fue con las nuevas regulaciones del trabajo por cuenta propia y ahora tambien con el decreto 349. Es un “patras y palante” que deja mucho que decir de la seriedad con que se esta trabajando.