Después de tres meses de debates Cuba cierra este jueves la consulta popular del proyecto de nueva Constitución, un proceso inédito en la historia al incluir por primera vez a cubanos expatriados, para dar paso a la redacción del texto final que se someterá a referendo en febrero.
Más de 7,3 millones de ciudadanos de la Isla –de 11,1 millones de habitantes– han ofrecido sus opiniones sobre el texto, según datos recientes del equipo que analiza la información recogida en reuniones y publicaciones en la web oficial que el gobierno habilitó para los residentes en el extranjero.
Los cubanos “han analizado y expresado sus criterios con absoluta libertad” asegura en su web oficial la Asamblea Nacional de la Isla.
La consulta popular sobre el texto que sustituirá la Carta Magna vigente (1976) comenzó el pasado 13 de agosto, en coincidencia con el aniversario del natalicio del fallecido expresidente Fidel Castro.
El documento ya fue aprobado por la Asamblea a finales de julio y, aunque no incorpora modificaciones al sistema político, sí reconoce la propiedad privada, elimina las alusiones al comunismo, establece la figura de primer ministro y redefine el matrimonio como la unión entre dos personas sin especificar su sexo.
Cuba: ¿cómo se redactó el proyecto de reforma constitucional?
Las más de 1,4 millones de intervenciones contabilizadas hasta hace dos semanas se enfocaban en su mayoría en la discusión de los artículos que limitan el mandato presidencial a 10 años, establecen un tope de 60 años para acceder a la Presidencia y abren las puertas a la legalización del matrimonio gay en la Isla.
Los cubanos se han interesado por los métodos de elección del mandatario y los futuros gobernadores provinciales, una figura inédita hasta ahora en la Cuba revolucionaria. También se han referido con mayor hincapié a las garantías de seguridad jurídica y el derecho a una vivienda digna, uno de los problemas sociales más acuciantes en el país.
“Ninguna opinión será olvidada, no todas se podrán incorporar, pero todas sí tienen que ser evaluadas”, precisó recientemente al diario Granma el secretario del Consejo de Estado, Homero Acosta.
Acosta, uno de los 33 integrantes de la Comisión que redactará el borrador final, insistió en que “la cantidad de criterios recibidos sobre un tema no influyen directamente en el resultado final”.
En los medios cubanos, las opiniones recogidas en la calle respaldan el proceso de reforma constitucional. Sin embargo, opositores al gobierno dentro y fuera de la Isla consideran que la nueva Carta Magna no significará un cambio significativo para Cuba.
Tras el registro de cada una de las intervenciones, tocará la revisión y redacción del borrador final, que será presentado en diciembre próximo ante la Asamblea Nacional por la Comisión encargada de diseñar el proyecto, encabezada por el exmandatario Raúl Castro, líder del Partido Comunista de Cuba (PCC).
Los cubanos podrán votar si están de acuerdo o no con su nueva Carta Magna el próximo 24 de febrero, fecha en que la Isla conmemorará los 123 años del reinicio de las guerras independentistas contra España.
De acuerdo a la Ley Electoral vigente –que deberá ser modificada tras la aprobación de la nueva Constitución– los cubanos residentes en el exterior no podrán participar en el referendo.
Sin embargo, el gobierno de la Isla se comprometió en agosto pasado a crear las condiciones “para que todos los nacionales que estén en el exterior y cumplan con los requerimientos que establece la Ley y la Constitución puedan viajar a Cuba y votar”.
“Acosta, uno de los 33 integrantes de la Comisión que redactará el borrador final, insistió en que “la cantidad de criterios recibidos sobre un tema no influyen directamente en el resultado final”.” Entonces, ¿qué influye directamente en el resultado final?, lo que decidan los 33 o lo que hace rato ya tienen decidido los dos o tres que deciden (léase Raúl Castro, Machado Ventura y Díaz Canel) en ese orden y no necesariamente los 3, creo que los 2 primeros fundamentalmente. En resumen, el debate nacional, a lo largo y ancho de la isla, es más bien una pantomima para dar un barniz de democracia al asunto.