Directivos de la industria tabacalera cubana negaron este viernes que la reducción del 10 % del área cultivable de la actual campaña 2021-2022 afecte a la exportación del tabaco torcido o al consumo nacional.
Durante un recorrido para medios internacionales por una vega de tabaco tapado -con tela- en la provincia Artemisa (a 52 kilómetros de La Habana), el funcionario del grupo empresarial de la planta (Tabacuba), Pavel Noa, declaró que “el país tiene suficiente” tabaco almacenado.
La decisión de disminuir la siembra en 2 450 hectáreas de las 25 000 inicialmente previstas en octubre, cuando comenzó la actual cosecha, respondió a la falta de insumos como fertilizantes y al “recrudecimiento del bloqueo (embargo)”.
La actual temporada debe finalizar en los meses de mayo y junio, aunque el pico de la cosecha corresponde a febrero y marzo, explicó Noa.
El grupo empresarial Tabacuba dirige la actividad tabacalera desde la producción agrícola, la preindustria y la producción industrial hasta la comercialización, la logística y el desarrollo.
El final de esa cadena es la comercialización de los productos del tabaco cubano, que incluye los tabacos prémium (torcidos a mano), los hechos a máquina y los cigarrillos, todos fabricados bajo una serie de marcas y formatos.
La mayor área productora del país está en la provincia occidental de Pinar del Río, donde se planta además el tabaco tapado -con tela-, que aporta las capas para la elaboración de los afamados puros habanos.
La industria del tabaco es el cuarto sector que más ingresos aporta al producto interior bruto de Cuba, y las ventas por exportaciones alcanzaron en 2020 los 507 millones de dólares, según datos de la compañía hispano-cubana Habanos, que comercializa las exclusivas marcas de puros del país caribeño.
La cosecha de tabaco pasó de 32 000 toneladas en 2017 a 25 800 en 2020, según datos oficiales. El sector emplea a unos 200 000 trabajadores en la isla, que se elevan hasta los 250 000 en el pico de la cosecha.